Eran atractivas, jóvenes, necesarias. Las groupies ocuparon un lugar de privilegio durante un tiempo dorado del rock and roll. Hacían y se dejaban hacer, se jugaban el puesto de mujer objeto en cada acto, cuando el feminismo recién asomaba como movimiento y nadie se cuestionaba mucho nada. Krissy Findlay fue una de esas chicas y –como la mayoría– no midió las consecuencias. Sus años maravillosos fueron efímeros pero intensos, los tristes, muchos más. Nació hace 73 años y dejó su marca en la historia del rock and roll.
Ealing es un barrio de los suburbios de Londres, pintoresco, y con una historia arquitectónica de más de siete milenios. En esta zona ideal para rodar películas y sacarse fotos, nació Krissy Findlay y fue en su casa materna donde ella misma contó que tuvo relaciones sexuales por primera vez. Eric Clapton ya era un personaje conocido en el ambiente musical de la época cuando conectaron en el sillón de la sala familiar e hicieron el amor. La rubia todavía iba al colegio y se consideraba una buena estudiante, católica y aplicada, pero su carrera en el mundo del espectáculo ya estaba comenzando.
Cuando cumplió 16 años conoció al hombre con el que iba a estar conectada por el resto de su vida: Ron Wood. El músico todavía formaba parte de Small Faces (luego The Faces) y ya era una estrella de rock. Ella poseía una belleza angelical que le estaba abriendo camino en el mundo del modelaje. En 1964 se encontraron por primera vez, y en 1971 se casaron: juntos eran el símbolo de una época de libertad. Salían juntos o separados, cultivaban el amor libre, y fue una de esas ocasiones en las que Krissy se fue por ahí y volvió a casa con un nuevo amigo. Esa noche, en la que Ronnie se había quedado en casa, la rubia le presentó a Keith Richards.
Wood y el guitarrista de los Rolling Stones se hicieron amigos enseguida y pronto empezaron a escribir algunas cosas juntos. En 1974, Keith lo invitó a irse de gira con la banda que comandaba junto con Mick Jagger, y de ahí a ser un miembro permanente hubo un solo paso. Entre los Faces y los Stones, Ronnie grabó un disco solista, I’ve Got My Own Album to Do (en castellano Tengo que hacer mi propio álbum). En ese primer trabajo de experimentación solitaria, Wood incluyó “Mystifies Me” para Krissy: “Nadie me desconcierta como tú. Por eso siempre te miro y te abrazo a mí cada día”. Además de ese tema y otros más de su autoría, en ese disco Ronnie incluyó “Sure The One You Need” y “Act Together”, de Jagger y Richards, y “Far East Man”, firmada por el propio Wood junto con George Harrison.
Con el guitarrista de los Beatles, Ron iba a compartir algo más que la música. Al poco tiempo de estar casados, Krissy comenzó a realizar viajes junto con Harrison en plan amantes. Uno de sus destinos preferidos era Portugal, país al que acudían cada vez que necesitaban intimidad y huir de la gris Inglaterra. El stone no se hacía mucho problema, ya que aprovechaba para frecuentar a Pattie Boyd, la esposa de George, con quien también mantenía una relación. Las parejas se cruzaban, y a veces, también, compartían viajes todos juntos. Eran los setenta, cualquier cosa podía pasar. Como por ejemplo, que Pattie finalmente dejase a Harrison, se olvidase de Wood y volara a los brazos de Eric Clapton, con quien después estuvo casada diez años.
Pero antes de que eso ocurriera, y de que la década del 80 amenazara con cobrarse la factura de todo lo que se había roto en la década anterior, Ronnie y Krissy no tenían miedo de nada. Y una vez que su participación en la maquinaria stone se había hecho estable, el músico y la modelo gozaron de las mieles del éxito y de las riquezas materiales, no sin algunos traspiés. Con todo el dinero que tenían, los dos se compraron una mansión en Richmond y muchas drogas. En 1975, la modelo tuvo un problema con la Justicia cuando fue acusada y llamada a declarar por posesión de cocaína. Esto marcó el comienzo de una serie de momentos desagradables que iba a vivir a lo largo de su vida. Pero todavía quedaba mucho por hacer.
En una escapada a Los Ángeles, Krissy tuvo un affaire con John Lennon, que en ese momento ya estaba casado con Yoko Ono. El romance no duró mucho, entonces Findlay viajó para reencontrarse con su esposo en Nueva York, donde compartieron tiempo con Jimmy Page. Los tres volvieron juntos a Inglaterra, donde los esperaba Charlotte, la novia del líder de Led Zeppelin. Fue ella quien descubrió que entre Page y Findlay había algo más que una amistad y decidió marcharse. Esa relación fue tan espontánea y tan fuerte que la nueva pareja llegó a convivir un año, dejando a Wood de lado. Pero la modelo seguía enganchada con el stone y volvieron a estar juntos para concebir a su primer hijo, Jesse James, que nació en 1976. Según contó Ron, el nombre surgió de repente, ya que ellos estaban seguros de que iban a tener una niña.
Jesse era todavía un bebé cuando Ronnie conoció a Jo Howard, que lejos de ser una aventura más, se iba a convertir en la segunda señora Wood. Krissy pidió el divorcio en 1978 y llegaron a un acuerdo económico en el que él se quedaría con la casa, siempre y cuando le siguiera pagando una suma de dinero cada semana y se hiciera cargo de la manutención del niño. Ronnie no le hizo faltar nada a Jesse, pero fue recortando las ayudas para Krissy, que nunca más volvió a trabajar y entró en una espiral de autodestrucción.
Krissy Findlay murió el 11 de junio de 2005 en Londres, una sobredosis de barbitúricos acabó con ella a los 57 años, dejando unos pocos ahorros y un departamento de tres ambientes hipotecado. Aunque no le faltaba para comer, la ex modelo se quejaba del poco dinero que le pasaba su ex multimillonario: apenas 200 libras por semana (menos de 300 dólares). Según los medios británicos ella quería mudarse para estar más cerca de su hijo, pero no llegó a hacerlo.
Jesse, músico y modelo, no deja de recordar a Krissy cada vez que puede, como en la foto que posteó hace poco, en la que se lo ve a él recién nacido y a su madre acurrucándolo en su pecho: “Dolor, ¿cuánto tiempo dura? Vi algo anoche y en el episodio murió el padre de alguien. Me llevó instantáneamente al trágico fallecimiento de mi madre, hace casi 16 años. Me fui a dormir y hacia el final de mi sueño, allí estaba ella, mi mamá, mirándome directamente. Realmente se sentía como si ella estuviera allí, presente, justo frente a mí, pura luz. Tan real. Calmante. Hermosa. Y lloré. Se llama dolor, pero en realidad todo es conexión conmigo, amor, y nunca se fue, desde el día en que vine al mundo”.
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