“Estaría debajo de un puente si no existiera esta profesión”, dice Asier Etxeandia, protagonista de Sky Rojo junto con Miguel Ángel Silvestre, en esta entrevista con Teleshow. Los actores españoles revelan el trabajo que significó meterse en el universo oscuro que propone esta ficción sobre la trata de personas que, además, cuenta con la participación de Lali Espósito. La actriz es una de las protagonistas del nuevo proyecto de los creadores de La Casa de Papel, encarnando un personaje jugadísimo: una esclava sexual que huye de su proxeneta, con otras dos compañeras.
“Lali es alucinante”; “Todos estamos enamorados de ella”, confiesan ahora Silvestre y Asier. “Tiene el power de Argentina en la sangre”, agregan. Encandilados por la cantante, los actores cuentan que en España, Lali es una ídola popular referente de mujeres y niñas.
—Es un placer que hayan podido grabar a pesar de la pandemia y haya llegado Sky Rojo.
Etxeandia: —En estas situaciones lo importante no es lo que te pasa sino cómo te enfrentas a ello. Hay que seguir trabajando y hacerlo lo mejor que uno puede. Somos unos afortunados de formar parte de esta serie y haber vivido esto en este año tan difícil.
Silvestre: —Ha sido una gran válvula de escape salir del confinamiento y el privilegio que ha supuesto trabajar y poder generar algo de dinero teniendo en cuenta la situación tan dramática que se ha vivido no solo nuestro país, en todo el mundo. Ha sido una gran suerte, por lo menos para mí con la personalidad que tengo, poder hacer algo productivo mientras estaba sucediendo todo esto.
—El arte fue una válvula de escape, un salvataje en medio de todo esto que estamos viviendo.
Etxeandia: —Gracias a eso estoy vivo. Tampoco sé hacer otra cosa (risas). Estaría debajo de un puente si no existiera esta profesión. Además, es una profesión sanadora, balsámica, en momentos así. La gente no es nada frívola, necesita mirar ficción y necesita catarsis. Entretenerse y hacer una especie de, como yo le llamo, retro avanzar. Este año ha sido una parada: es retro avanzar, es parar para luego coger carrerilla. Una revisión de todo y de uno mismo, también. Es necesario. No hay que verlo de otra manera, no se puede poner uno en lo peor. Hay que buscar la fórmula de ser la mejor versión de uno mismo.
—Así llegaron Romeo y Moisés a esta serie, dos personajes muy particulares inmersos en un mundo siniestro. Antes de encarar este proyecto, ¿qué sabían del universo de la prostitución y la trata?
Silvestre: —Personalmente, sabía muy poco. Empezamos a conocer todo el universo a través de Alex Pina y Esther Martínez, los creadores. Hay un libro muy significativo de Mabel Lozano que se llama El proxeneta. Leer testimonios de muchísimas prostitutas y, poco a poco, ir profundizando en el tema. Todo lo que íbamos profundizando no me terminaba de dejar jugar al género que estaban proponiendo Alex y Esther. La realidad que cuentan estos personajes es muy cruda. El género es pura acción y los creadores están buscando una herida muy fuerte para que las protagonistas se conviertan en tres heroínas que atraviesan un momento muy difícil de su vida y consigan hacer justicia. Teníamos que ir a fuego sin juzgar a los personajes y todo el horror que íbamos conociendo… Cuanto más profundizas en la trata de personas, hay una gran diferencia entre la prostitución y la trata. Esta serie habla de eso. No tiene ninguna intención de adoctrinar ni querer un punto de vista en especial. La intención directa es la acción y la adrenalina. La serie es de puro entretenimiento y pura acción.
—Asier, ¿cómo te llevaste con la interpretación de un malo tan malo?
Etxeandia: —Me apasiona. Romeo es un personaje con millones de vértices. Es un reto. No es solamente hacer un malo, es con quien trabajas. Todo lo que te toque en la vida es quien esté rodeándote. Eso va a hacer que te ensalce o te lleve a la ruina absolutamente. Había un equipo alrededor, en todos los sentidos, desde los guionistas, el equipo de producción de Vancouver, el director de fotografía, la dirección de arte, alucinante. Entonces, sabía que mi personaje iba a estar protegidísimo por un montón de detalles que iba a ir descubriendo a medida que lo iría haciendo. Romeo es un reto muy grande. Lo más difícil era en este tono, que nos ha costado mucho, porque había que encontrar un tono para ser veraces dentro de este mundo oculto y tan comic. Todas son escenas muy límites. Estamos en una emocionalidad muy bestia. Cuando no es acción, hay un sexo explícito, violencia extrema o un ritmo frenético. Era muy difícil ser del fondo veraz y no quedarse en estereotipos, en tópicos o en las formas. Cada día que llevaba rodar, descubría algo nuevo. No deja de ser un hombre vapuleado, por muy hijo de puta que sea. Por muy cabrón y proxeneta, es un tipo que le han dejado medio parapléjico. Es un regalo de personaje.
—Hablabas del equipo, que es fundamental, y dentro de ese equipo está Lali, que es nuestra partecita argentina en la serie. En nuestro país es una mujer muy querida desde que era chiquita.
Etxeandia: —Estoy locamente enamorado de Lali. Todos estamos enamorados de Lali. Es una bomba. Tiene un talento, una inteligencia... El personaje no podía ser otra mujer que no fuera Lali. Vais a flipar en Argentina cuando la vean.
Silvestre: —Es alucinante el rock and roll que le pone al personaje, el swing, la determinación, la fuerza. Tiene el power de Argentina en la sangre. Es alucinante como persona, y luego se lo transmite al personaje. Tú dices que Lali para Argentina es... Yo creo que para España Lali ya es…
Etxeandia: —¡Ya está!
Silvestre: —Es otro trocito del corazón de España, una gran inspiración para todas las mujeres. Mi hermana la adora, mi sobrina la quiere imitar. Es una gran inspiración por lo fuerte que pisa, por lo inteligente, lo empática y lo sensible que es. ¡¿Qué te vamos a decir?! Aquí estamos loquitos con Lali.