Pamela David con María José Flaque, autora de Mujer Holística: “Tú decides si quieres cambiar tu realidad”

En una nueva edición de su ciclo de entrevistas PamLive, la conductora habló con la prestigiosa emprendedora sobre la manera de conocernos, aceptarnos y, a partir ahí, modificar nuestra vida

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Pamela David y María José Flaque, en PamLive

¿Cómo podemos manejar un presente tan difícil con mayor seguridad? Desde Costa Rica, la emprendedora María José Flaque, de Mujer Holística, nos enseña más sobre ese amor propio que tanto nos cuesta conseguir, pero que es nuestro motor para atraer lo que deseamos. En esta conversación con Pamela David para PamLive, no aporta tips para lograr una meditación que nos entrene la mente. ¿Cuál es la receta para conectarnos con nuestro ser? Ama, acepta y sana tu realidad.

—¿Cómo se comienza a conectar con el amor propio cuando tal vez no se lo tiene?

—La manifestación de la realidad es crear nuestro mundo basado en lo que llevamos dentro de nosotras. El amor es la frecuencia del Universo. La frecuencia divina. En Mujer Holística siempre digo que es como si fuera todos los patrones energéticos en un orden perfecto, una sinfonía divina que la escuchas y dices: “Qué placer escuchar esto”. Eso es el amor, lo que permea absolutamente todo. Cuando queremos manifestar una vida o una realidad distinta y lo hacemos desde este espacio, atraemos a nuestra vida las circunstancias, las personas, las relaciones, lo que necesitamos para crear un mundo que apoye nuestro crecimiento. No siempre es perfecto, habrá momentos donde tendremos dificultad, pero en un mundo donde yo digo: “¡Wow, voy a lo que yo quiero vivir y explorar en esta alma que hoy encarno!”. Entonces, cuando decimos amor propio es en realidad ser la expresión de esta energía divina. Es ser la mejor versión de mí y sobre todo ser la expresión de este amor incondicional que es la expresión del Universo, siendo el canal más puro y limpio que yo puedo ser.

—Cuando no estás en tu mejor momento, ¿cómo conectar con eso?

—Es el paso más difícil, especialmente con todo lo que estamos viviendo a nivel mundial. Siento que todas estas herramientas suenan muy lindas pero en el día a día quizá tenemos problemas: quizá estamos en cuarentena, tenemos retos en el trabajo, nos quedamos sin trabajo… ¿Y cómo hacemos para sentirnos mejor? Hay que reconocer que en la vida hay altos y hay bajos. Solo porque nos conectamos con esas herramientas no significa que todo va a ser placer y amor para siempre. Lo que sí es más resiliencia. Cuando me siento mal o estoy tropezando, puedo regresar a mi centro cada vez más fácilmente: reconoce qué te gusta, qué no te gusta y cuáles son tus límites, cuáles son tus valores… Ir conociéndote a ti misma. ¿Qué me enoja? ¿Qué me hace feliz? ¿Qué me gusta? ¿Qué tolero y qué no tolero? Comienza a explorar y cuestionar tu mundo: por qué es así, por qué lo toleras. Conócete mejor.

—¿Cómo hacemos para entrar en una frecuencia de amor?

—El paso número uno es darte cuenta cuando un ambiente está contrario a tu frecuencia del amor: por ejemplo, un ambiente tóxico o un ambiente que no te hace feliz. Cuando nos vamos explorando y nos damos cuenta quién somos, qué no nos gusta, qué nos gusta, podemos reconocer con mayor facilidad qué ambiente sí resuena conmigo y qué ambiente no. Cuando reconocemos eso podemos establecer límites claros. Somos un canal de energías: imagínate una manguera, y cuando una manguera tiene huequitos o ha estado doblada, el agua no sale al final; entonces, nosotras tenemos que ser una manguera sana y segura para toda esta energía. Esto significa establecer límites claros que nos permitan que yo pueda entrar al amor propio y a la paz, pero no puedo hacerlo si en mi vida permito que las personas me griten o abusen de mí, o de mi tiempo, o no me respeto a mí misma, o no establezco limites expresando lo que está permitido y lo que no. “En mi casa no se habla así”, “No me gusta que me hables de esta forma”: son límites claros que luego nos permiten entrar a espacios de paz. Observa, cuestiona y pon límites claros.

—Si los agujeros de la manguera son hechos dolorosos del pasado, ¿cuán importante es sanarlos o aceptar nuestro pasado para cerrarlos?

—Inclusive aunque no nos demos cuenta, esos agujeritos están drenando nuestra energía. A veces pensamos que el pasado ya pasó y no importa, pero estamos cargando la mochila del pasado. Cuando la mochila es pesada podemos sentir eso en todas las relaciones, actos y en nuestro mundo. Nosotras creamos nuestra realidad, basadas en nuestro sistema de creencias. Si está en nuestro sistema de creencias se verá reflejado en nuestro mundo externo. Sanar es aceptar todo con amor incondicional. Es recibir todo sabiendo que todo lo que recibí llegó para poder expandirme y subir a un mejor nivel de consciencia, y poder vivir una vida mejor.

—¿Cómo hacemos si el ambiente tóxico es el de tu familia?

—Aplica la regla de establecer límites claros. Las herramientas para meditar, la música, caminar a la naturaleza: todo es muy lindo y todo nos ayuda a subir de nivel de conciencia. Pero es realmente en la práctica diaria, a través de nuestras relaciones, de nuestra familia, que todo esto se pone a prueba. Es el verdadero campo de juego. Ram Dass dice: “Si crees que estás iluminado, pasa una semana con tu familia”. Escogimos esta familia para ayudarnos a crecer, porque sabíamos que este grupo de almas nos iba a entregar lo que nosotras necesitábamos para poder aprender las lecciones que veníamos a trabajar en este mundo. A veces creemos que solo somos nosotras, pero son muchas las personas que han tenido un pasado difícil o que en este momento les está costando. Que sepan que parte de amar incondicionalmente a las personas de nuestra familia es saber que las escogimos por una razón y hay que agradecerles, porque si ese padre, ese hermano, esa madre no fuera como es, yo no estaría donde estoy.

—Vivimos en base a acuerdos que se transforman en creencias limitantes. ¿Qué hacer con tantas de ellas?

—Observarlas: cuando las observamos, las debilitamos. Es más fácil cambiar algo que sé que está ahí que cuando no se que está ahí. Es mucho más fácil transformar algo cuando estoy consciente de ello. Luego, toma la decisión consciente de escoger una creencia distinta. Todo en esta vida es una decisión: yo decido si quiero cambiar mi realidad, vivir una vida distinta, y nadie lo va a hacer por mí. Mi vida me pertenece, y ese es el concepto de soberanía. Todos los seres somos seres soberanos de luz, somos independientes, somos seres libres en nuestra esencia. Somos soberanos de nuestra energía y de nuestro campo energético, que nos pertenece. El reconocer mi soberanía y darme cuenta que yo sí voy a ser capaz de establecer una conexión distinta con mi familia es uno de los pasos más importantes para encontrar mi propia libertad.

—Tomar las decisiones entre todos es un tema cultural en Argentina. ¿Ceder mi libertad es amor?

—No. Eso es condicionamiento social. La mayor parte de las cosas que hacemos es condicionamiento social; luego viene el “me siento culpable” o “soy egoísta” porque tomé la decisión. Darnos cuenta de eso es un proceso difícil porque empezamos a sentir que no pertenecemos a nuestro grupo de pertenencias. En Latinoamérica es muy tradicional el tema de la familia; entonces, cuando empezamos a actuar distinto, a cuestionar, sentimos que ya no pertenecemos. Empezamos a sentirnos un poco solas. Lo noto mucho en chicas de Mujer Holística: empiezan a sentir que no tienen estos grupos de pertenencia. Es importante entender que no estamos solas y que en la frecuencia o el espacio donde queremos estar siempre habrá gente dispuesta a crecer y donde vamos a poder encontrar un refugio.

—¿Qué es la meditación? Teníamos el concepto de que era poner la mente en blanco, pero no es eso…

—No, es una herramienta como cualquiera otra para entrenar, en este caso la mente. Como voy al gimnasio y entreno los músculos, esta es una herramienta en la cual entreno la mente. Me ayuda a no sentirme distraída por pensamientos, por ejemplo, todo el estrés del día, todo lo que tengo que hacer, creencias limitantes, palabras negativas que me digo a mí misma; no me deja distraerme por sensaciones, emociones o lo que está ocurriendo en mi entorno. Esto nos permite pequeños minutos de silencio, como un refugio, donde yo puedo ingresar y escucharme a mí misma, a mi corazón, mi intuición, conectarme con quién soy yo, y justamente nos reingresa al principio de esta conversación: cuando me voy conociendo, manejo mejor lo que está en mi camino. Nos permite conectarnos con la frecuencia del amor, la divinidad.

—Cuando uno empieza esta conexión consigo mismo, a conocerse, ¿eso ayuda a amarte?

—Sí, porque comienzas a descubrir que tienes tantas capas de profundidad y que la vida realmente es un misterio que vamos revelando día a día, segundo a segundo, y que vamos descubriendo. Nos vamos enamorando de las pequeñas cosas, de los pequeños momentos de la vida, y eso es lo que al final compone nuestra vida. Entonces, eso nos lleva a enamorarnos de nosotras mismas, de la experiencia, y nos hace sentir más en el sentido de un reto, de todo lo que puedo manifestar, experimentar, hacer. Quiero ver qué tanto puedo ir liberando más creencias, qué tanto puedo ir soltando condicionamientos de la sociedad. Qué tan profundo puedo ir, porque entre más profundo vamos, más vamos descubriendo más placer, más abundancia, armonía, más paz, y sobre todo la gracia divina, ese sentimiento de amor tan puro y condicional que sabes que no es de la mente, sino del corazón.

—¿Qué significa estar anclado o anclarse en la luz?

—Significa vivir desde ese espacio de amor incondicional y también de mucha conexión contigo mismo, sabiendo que no siempre tienes todas las respuestas. Es estar muy consciente de lo que estás haciendo: “¿Por qué dije esto hoy?”, “¿Por qué traté a esta persona mal?, “¿Por qué perdí mi paciencia?”, “¿Qué disfrute y cómo puedo integrar más esto en mi experiencia de vida?”.

—Si es algo desagradable, ¿cómo lo integras como experiencia de vida?

—Yo tuve una discusión con una persona: ¿qué fue lo que ocurrió? Primero, yo estoy actuando desde mi corazón, entonces, número uno para integrarlo es cerrar los ojos, sostener una respiración profunda, poner las manos en el corazón y decir: “¿Estoy aferrándome a una idea de lo que yo desearía que esta conversación hubiera sido o realmente estoy actuando desde mi corazón. ¿Siento que mis límites han sido sobrepasados o siento que tal vez yo estoy sobrepasando los límites de la otra persona?”. Hablar con uno mismo y ver qué fue lo que realmente sucedió. Observa y di: “Yo soy más grande que esta situación”. ¿Cómo sería la mejor versión de mí? Yo manejo mucho estrés en el día a día, entonces digo: “Okey, ¿qué haría la mejor versión de María José?”. Todos me ven que soy una persona súper zen, súper calma, pero hay veces que no me siento así en ese momento. ¿Qué haría la mejor versión de mí en este caso? Eso me conecta mucho con otros. Leí algo que me encantó: “Hay millones de versiones tuyas en esta realidad, cada ser humano te mira de una forma distinta”. Y tú misma te ves de una forma distinta todos los días, porque todos los días estás cambiando. Cuando uno piensa en una futura versión de uno, que es esa mujer en paz, exitosa, abundante, te conectas con ella y puedes tomar decisiones desde ese espacio.

—Contanos otro tip para la meditación.

—Una forma muy fácil de meditar es conectarnos simplemente con la respiración: inhalando, exhalando. La respiración es un ancla al presente, nos conecta con el momento y trae más calma, más paz, más serenidad, y crea pequeñas fracciones de segundos que nos ayudan a tomar decisiones. Medita, respira profundo y ponte música. A mí me gusta mucho. La música me conecta con frecuencias más elevadas, me ayuda a soñar y a sentirme más liviana. Me gusta la música como mantras, o aquella que yo sienta que me inspira. Como último tip: recomiendo conectarse con algo más grande que uno mismo. Si para alguien es Dios, el Universo, seres de luz, ángeles, conéctense con esa fuerza del amor incondicional del Universo. Conectarse con algo más grande que uno mismo nos recuerda que las cosas que a veces creíamos grandes tal vez son más pequeñas de lo que creíamos. Una perspectiva distinta de la vida.

—La importancia de emitir nuestra frecuencia en vez de absorber la de los que nos rodean. ¿Cómo se hace?

—Lo limitas. Cuando me observo a mí misma, reconozco que me siento bien, o cuando me siento mal, cuando las cosas me afectan o no me afectan. Cuando estoy cerca de una persona que emite una frecuencia tóxica o baja, inmediatamente reconozco en mí que me duele la cabeza, o me siento incómoda o cargada, o empiezo a tener pensamientos que no son míos; sin darnos cuenta, absorbemos. Date cuenta de quién estás siendo en este momento. No tengan miedo de poner límites claros, especialmente con la familia o con cualquier persona que no te hace sentir bien. No significa pelearse o apartarse, significa expresar de una forma muy clara: “Esto no me está haciendo sentir bien”.

—Confiar en la redirección y abrazar los cambios: a veces también culturalmente resistimos porque estábamos cómodos.

—Todo cambia en este mundo. En el budismo se cree que la raíz del sufrimiento viene de nuestros apegos en un mundo donde constantemente está cambiando. Las células de mi cuerpo cambian, mis órganos cambian, todo a mi alrededor cambia a cada segundo. Cuando nosotras nos aferramos a una idea de lo que deseábamos que fuera o lo que fue en el pasado estamos condicionando nuestra realidad a lo que la mente puede percibir. Y la mente puede percibir una pequeña fracción de la realidad porque la mente no percibe toda la realidad, percibe alto tan chiquitito que cuando yo digo que yo desearía que fuera como el pasado y no lo dejo ir, o no quiero que cambie, en realidad estoy limitando todo lo que yo podría cambiar sobre este mundo a la fracción de lo que la mente puede reconocer. Si ustedes quieren experimentar los niveles de profundidad que hay dentro de uno mismo y en esta experiencia de vida, hay que abrirse con fluidez, dejando ir el control y entendiendo que todo va a cambiar porque todo cumple la regla del Universo, la regla de la vida y la muerte, los ciclos de la naturaleza. La madre Tierra tiene estaciones, los árboles, los animales, todo cumple el ciclo de la vida y la muerte, y las cosas de la vida también. Hay que confiar en que, si haces el trabajo de sanar el pasado, sanar dolores, es inevitable que algo cambie en mi vida.

—¿Cuánto mandato hay sobre la abundancia y la mujer? Cuándo hablamos de abundancia, ¿a qué nos referimos?

—Empezar a hablar del dinero comenzó de la frustración que sentía de mis alumnas que se quejaban todos los días de eso. No puede ser posible que el dinero sea un factor que nos traiga, en general, tanto estrés, tantas emociones, tanta carga. Es algo que se tiene que limpiar por el bien de todos. Lo mismo la abundancia: es regresar al estado original de las energías. La energía del dinero o de la abundancia no son nuestros enemigos, no es algo malo, no es algo egoísta, es una energía. En su principio básico, todas las energías no tienen un tipo de definición: yo le pongo mi definición. No la juzguemos porque no todo el mundo ve la abundancia igual, no hay una sola verdad.

—Pero todos necesitan de un plato de comida para alimentarse, a ellos y a sus hijos. Es inevitable que sea importante…

—Ahí es cuando entra nuestra percepción de eso. Yo puedo escoger quejarme o puedo maldecir al mundo entero porque no tengo el plato de comida, o puedo decir: “¿Qué puedo hacer para tener el plato de comida?”. Si no ponemos el foco en la solución como sociedad, no tenemos tanto tiempo en el planeta tierra al punto que vamos, en general.

—¿Cómo empezaste con este proyecto?

—Vengo de una familia disfuncional, muchas personas, y tenía muchos problemas de desórdenes alimenticios. Mi vida no era feliz. No tenía un propósito de vida. Me llevó a tener ansiedad, ataques de pánico, depresión. Un día alguien me comentó sobre la meditación. Comencé a ir a un centro de meditación y descubrí que me sentía mejor. Luego comencé a compartir todo mi camino, experiencia, lo vivido, lo aprendido, a través de Mujer Holística. Yo no sostengo la verdad: yo comparto las herramientas que me han ayudado en este camino. Cada quien toma lo que le sirve y deja lo que no le sirve. Mi deseo es que las herramientas las apoyen y las ayuden.

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