Chiquititas fue uno de los grandes semilleros que dio la televisión. Aquellos pequeños actores que se aprendían la letra de memoria para luego lucirse frente a las cámaras fueron construyendo sus carreras de la mano de Cris Morena, mentora de destacadas figuras. Cuando la recordada novela juvenil empezó a emitirse en 1995, la mayoría de ellos ni siquiera estaban en la adolescencia. Para muchos fue su primer trabajo en el medio y el despegue artístico.
Varios siguieron ligados al mundo del espectáculo cuando finalizó el ciclo, pero otros decidieron tomar distancia de la exposición para buscar nuevos horizontes. Si nos remitimos a los distintos personajes, uno de los que sobresalió fue Ezequiel Castaño, un nombre que poco dirá para la mayoría: siempre se lo conoció como Mosca, el apodo con el que saltó a la fama en Chiquititas y que aún hoy lo acompaña.
Por su personalidad –pese a los 13 años que tenía por aquel entonces— resaltó, se destacó y estuvo a la altura de las circunstancias. Cris siempre se refirió a él como un joven talentoso, definiéndolo como una persona adulta en el cuerpo de un nene, por la manera en la que se desempeñaba y por la seriedad que exhibía cuando se encendía la cámara. Ezequiel se tomaba el trabajo con responsabilidad y estaba dispuesto a evolucionar como actor.
Luego de Chiquititas pasó a Verano del 98, donde también logró una gran repercusión. En 2001 regresó a Chiquititas con una participación especial. Fue uno de los pocos que tuvo el privilegio de regresar a su primer amor, para cautivar y darle un cierre definitivo al personaje que sus fanáticos no olvidan. Cris Morena volvió a convocarlo en 2004 para Floricienta. Fue su as de espada en casi todos sus proyectos, hasta que la edad se lo permitió.
Ya saliendo de la adolescencia, Castaño empezó a encarnar otros personajes acordes a su edad. En este aspecto, el salto lo dio en dos temporadas (2009 y 2010), primero con su papel en Ciega a citas, y un año más tarde en Botineras, cuando encarnó a un futbolista gay. Fue su regreso a los primeros planos con un personaje jugado para ese entonces, y también para la actualidad: la homosexualidad en el fútbol sigue siendo un tabú.
Siempre siguió trabajando, salvo cuando se tomó un descanso después de 2012. De a poco se fue alejando de los medios en busca de nuevas aventuras. Cumplió con esporádicas participaciones especiales. Intentó dividir los tiempos para dedicarle cada espacio a sus necesidades. Amante del trabajo como actor, se encuentra cómodo en el anonimato, más allá de los gestos con algún que otro fan que suele reconocerlo por la calle.
Abrumado por la exposición y con ganas de descansar, le dedicó tiempo a viajar y a disfrutar de sus amigos y familia. El regreso a la pantalla chica se dio en 2018, con una participación en Golpe al corazón, la novela que se emitió por Telefe. Desde entonces, su figura fue desapareciendo del medio, si bien siempre siguió ligado a producciones independientes, apostado a la profesión por sobre la fama.
El recuerdo
Si bien sigue ligado al espectáculo, la vida laboral de Castaño giró para el lado de la carrera universitaria que cursó a la par de su desempeño como actor. Ezequiel es licenciado en Artes Combinadas, carrera que comenzó a estudiar para desarrollarse en la actuación. Se define como cinéfilo, investigador y amante de las expresiones artísticas. En la pantalla grande encontró su lugar en el mundo desde la producción, como creador.
El recuerdo permanente lo lleva a su primer amor artístico, a sus inicios en los medios. “Disfruté el pasó por Chiquititas, pero al mismo tiempo siento que me vida cambió mucho desde ese momento. Yo estaba acostumbrado a estar con mis amigos, en el barrio todo el día. Tenía mucho tiempo. Pero desde que empecé a trabajar eso cambió, no los veía tanto”, lamentó el actor hace unos años en una entrevista.
Al igual que sus colegas que empezaron en la televisión desde una corta edad, Ezequiel debió lidiar con el cambio abrupto de enfrentar la vida con pocas armas. De un día para el otro se cruzó con una responsabilidad a la que debió hacerle frente. En el medio, el ingreso de dinero. Y la necesidad de manejarse en el mundo económico con la mentalidad de un niño, buscando refugio en sus padres.
Al mismo tiempo, su vida social también se vio modificada. Debió prescindir de jugar en una plaza, de pasar el rato con amigos en los momentos libres o de simplemente salir a la calle sin estar pendiente de firmar autógrafos. Ezequiel lo entendió así, pero se percató de que la fama no lo abrumara: “Siempre intenté que no pasara lo mismo en mi vida personal, con la gente que quiero”.
Castaño está de novio con la fotógrafa Ailen Cibello. Las postales románticas se multiplican en sus redes sociales. Se conocieron en 2010, y desde entonces el romance fue creciendo hasta que decidieron convivir. Una de las pasiones de la pareja es viajar, conocer nuevas culturas. Cada vez que salen del país, si el trabajo se los permite, suelen pasar mucho tiempo yendo de un lado para el otro.
“Con mi mujer nos encanta renovar energías, estar en contacto permanente con la naturaleza”, lo dice Ezequiel con una sonrisa desde San Luis, lugar que eligieron para pasar estas vacaciones. Busca la tranquilidad y los paisajes poco frecuentados, mientras espera por nuevos proyectos para volver a incursionar en televisión.
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