Nazarena Vélez posó en ropa interior frente a un espejo, con una enorme sonrisa. Se sacó una foto y la publicó en su cuenta de Instagram sin ningún retoque y con un mensaje contundente para sus seguidores: “Sin rollos mentales. En otro momento de mi vida JAMÁS hubiera subido esta foto. Y acá me tenés, birra en mano, subiendo este hermoso posteo”.
A los 46 años, la actriz está transitando por un proceso de aceptarse y quererse tal cual es. Ya no quiere seguir los estándares de belleza impuestos por la sociedad. “Yo siempre fui muy enroscada mentalmente con respecto a mi cuerpo, pero demasiado al nivel de intoxicarme. No me maté de casualidad, porque Dios no quiso”, aseguró Nazarena a Teleshow al recordar la época en la que tomaba anfetaminas para ser delgada y poder trabajar como modelo.
“Tuve muchos rollos mentales, estaba enferma psicológicamente...”, señaló Nazarena y reconoció que durante años luchó por ser flaca y estilizada, quizás porque durante su infancia recibió una educación en la que le enseñaron que ser gorda estaba mal. “De chiquita era gordita y vivía bullying en el colegio, la pasé mal. Con 14 años empecé a tomar laxantes para estar más flaca, para pertenecer y dejar de ser gorda... Hoy estoy mucho más liberada de eso, no del todo, pero muchísimo más liberada”, reflexionó la actriz y productora.
Más allá de que ahora tiene una mirada diferente sobre su cuerpo, admite que todavía sigue luchando para quererse tal cual es: “Soy bastante acomplejada, pienso diez veces antes de subir una foto, no es que te ande mostrando la celulitis por la vida súper contenta. Estoy aprendiendo, en el camino de aceptar mi cuerpo. Yo todavía no me acepto del todo. Este es el comienzo de empezar a aceptarse”.
Además, Vélez manifestó que aunque poco a poco está cambiando la mentalidad de no discriminar a las personas por su peso, todavía los chicos sufren. Y para ejemplificarlo dio a conocer algunos comentarios negativos que recibe sobre su hijo menor, Thiago: “Lo veo con mi hijito que es un bombón y empiezan a decirme: ‘Que haga deporte ese chico, que no coma cualquier cosa’. ¿Por qué tenemos esa cultura de meternos el cuerpo de otro y en la vida del otro?”.
Luego aconsejó no hablar sobre el cuerpo de otras personas porque puede tener consecuencias negativas y relató un episodio que vivió con una amiga: “Era la típica que te dice apenas entrabas a casa: ‘Qué flaca estás’. Lo usaba como si fuera un halago hasta que una amiga me dijo: ‘Estoy más flaca porque tengo cáncer’. Entonces aprendí de una trompada en la cara que no hay que opinar del cuerpo ajeno, ni con buena onda ni con mala onda”.
Por otra parte, la actriz explicó que no fue fácil hacer ese cambio de mentalidad, ya que ella vivió durante muchos años de su cuerpo: “Tomarte una cerveza y que te salga panza es todo un tema porque perdés trabajo. Yo trabajé de linda o haciéndome la linda, al menos los últimos años. Gracias a Dios que entré a trabajar en la producción, porque sino sería una angustia. Tengo un montón de amigas que luchan por ser jóvenes y lindas”.
Por último, Nazarena afirmó que está en conversaciones para la producción de dos obras con Carlos Olivieri. La primera es una pieza con cuatro actores, en la que trabajaría su pareja, Santiago Camaño. Y la segunda obra en la que está trabajando se llama Malcriadas y estaría protagonizada por su hija, Barbie Vélez, que en este momento está participando en el reality Corte y Confección.
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