La Peña de Morfi ya se convirtió en un clásico de los domingos de Telefe, y en el 2020 fue una gran compañía durante la cuarentena, además de significar un gran apoyo para los músicos, que no podían trabajar por el aislamiento obligatorio. En el último programa, del año pasado, el conductor se había manifestado conmovido con el logro de haber llevado adelante el programa en un contexto tan difícil. “No puedo hacer el brindis sin decir que lo estoy haciendo desde la cubierta del Titanic, que somos los que entretenemos, los de la música, los del humor, pero que lo hacemos en un país en el cual murieron 42.500 personas este año por una pandemia”, había dicho en diciembre.
Este año, el ciclo vuelve con una nueva propuesta, pero manteniendo la esencia del programa. Gerardo Rozín, que será el anfitrión junto a Jésica Cirio, dialogó con Teleshow y contó las novedades del ciclo, además de repasar sus comienzos en el periodismo.
—¿Cómo fue hacer el programa en plena pandemia? ¿Te sentiste esencial?
—No hay ningún punto de comparación con los médicos ni con el resto del personal de la salud. No se me ocurre comparar la posibilidad real de salvar una vida con la tarea que nosotros desarrollamos. Sí siento que nuestra tarea fue importante para acompañar a la gente. Era curioso, por momentos para algunos eras un privilegiado y para otros un riesgo. Yo tuve y tengo miedo de contagiarme, soy muy consciente de la pandemia. En términos personales, me gusta mi trabajo, disfruté de poder hacer un programa de música pese a que la situación por momentos era difícil en términos artísticos. Pasamos momentos de los que aprendimos mucho, pero eso no te quita el miedo.
—¿Qué novedades habrá en esta nueva temporada de La Peña de Morfi?
—El desafío más grande es recuperar, aún con las reglas que impone la pandemia, lo que perdimos el año pasado. Es decir, si bien el año pasado fue un año muy exitoso para nosotros, fue un año de mucho zoom y La Peña es un lugar de encuentro. El fuerte es hacer un show en vivo, con músicos que tocan en vivo. Con muchas restricciones, tenemos que ingeniarnos para recuperar ese espíritu. Por ejemplo, en el primer programa vamos a recibir a Karina La Princesita, y la vamos a ver tocar con banda después de mucho tiempo. Y eso es un logro enorme, implica vaciar el estudio, la ingeniería está en recuperar lo que perdimos, y tiene que ver con lo técnico y con lo emocional. Nuestro programa es de encuentro, en donde la gente celebra la música. Espero que este sea el año del reencuentro. El sueño sería que La Peña, en la segunda mitad del año, vuelva a ser el lugar donde nos abrazábamos. Que vuelva a ser un show lejos del miedo.
—¿Cómo te llevas con Jésica Cirio en la conducción?
—Mejor no nos podemos llevar, todo el grupo es divertido. Tiene una lógica muy familiar, más o menos todos sabemos para qué lado va a correr el otro, y eso es muy lindo al aire, te da mucha seguridad. Jugamos medio de memoria, pero buscando siempre hacer algo nuevo. Jésica se incorpora al programa, entre muchas razones, porque La Peña requiere bailar. Desde una mirada más urbana como la mía, las canciones se escuchan, se cantan, se sienten, y aprendí haciendo el programa que la música se baila. No es que no lo supiera, per de alguna manera entendí el peso que tiene bailar, sobre todo en la música popular argentina, el tango, el folklore. Sonaba una chacarera y el programa pedía que se baile, más allá de su talento y carisma y todo lo que ella aporta. El programa se completa. Y creo que este año el Tik Tok nos va a devolver la danza.
—Te llevo a tus comienzos, ¿es cierto que a los 12 años hiciste con unos amigos el primer listado de desaparecidos de tu escuela, incluso antes del Nunca Más?
—Yo estaba empezando la escuela, fui a un colegio secundario de la Universidad Pública de Rosario. Nos pusimos a armar la lista de los compañeros y las compañeras desaparecidas en la escuela. Yo era muy chiquito, me cuesta hoy entender la cantidad de cuestiones que hace que uno termine haciendo eso. Se mezclan cuestiones personales, sociales, pero sí, es un gran orgullo porque la lista se entregó al Nunca Más. No era un chico que vivía en ese tema, era ajeno desde lo consciente a esas cuestiones, era el que hacía reír a los chicos de la primaria que siguen siendo mis amigos hoy, Pero se ve que algo de todo eso me había marcado más de lo que yo sabía. No sé si eso que viví me llevó al periodismo o si ya era periodista y terminé volcando todo aquello que viví, sentí y pensé en una nota a los 12 años. Sí sé que el tiempo me fue haciendo más productor que periodista.
—¿Cuál fue el programa que para vos fue más emocionante hacer?
—Yo lloro siempre y me emociono mucho, la llegada de Serrat al programa fue importantísima, hay momentos de los principales referentes de la música popular argentina que fueron irrepetibles y extraordinarios. Todos, Soledad, Abel, Luciano, todos dieron momentos que hicieron feliz a mucha gente y es muy emocionante cuando lo ponés al aire.
—¿Qué rol te gusta más, el de conductor o el de productor (N de la R: produce, entre otros ciclos, a Es por Ahí, por América)?
—Nunca dejé de producir, de hecho en la productora estamos haciendo varias cosas para plataformas. Documentales, estamos desarrollando una ficción. A mí me gusta mucho producir, pero me pesa la limitación que a mí me ponen los cuidados en pandemia. Yo tengo el estreno de La Peña el domingo y eso me quita la posibilidad de ir al piso a hacer otro, porque si alguien se contagiara, yo debería aislarme por diez días.
—¿Tenés algún sueño laboral o personal que te quede por cumplir?
—Sí, me robaron una ficción entera hace años. Entera no es solo la idea, es también el guión, la fuimos a vender y la terminó haciendo otra gente. De un modo muy descarado. Y por mis propias limitaciones, estuve cerca de que me volviera a suceder. Entendí que no tengo la culpa de que me roben, pero sí soy el responsable de hacer una. Por eso estamos trabajando en la productora en varias cosas y hay un proyecto en particular que me encanta. Eso sí sería un sueño, escribir y producir una ficción. Estuve muy cerca del tema, pero tengo ganas de concretarlo después de tantos años.
—¿Se puede saber cuál es esa ficción que te robaron?
—No doy el debate porque me lleva puesto 15 días y estoy concentrado en La Peña. Implica dedicar una energía feroz y como pasó hace bastante, aunque para mí pasó hace tres minutos, no le quiero dedicar al asunto más energía de la que ya me quitó.
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