Facturas, tortas, sandwiches de miga y rock en una panadería: la historia del insólito show de Soda Stereo en un cumpleaños de 15 en México

El 28 de marzo de 1993, el trío más popular del continente cerraba la gira presentación de Dynamo, su penúltimo disco de estudio. En diálogo con Infobae, el iluminador Wady Rodríguez reveló detalles de una noche increíble en el local “El Ángel”, de San Cristóbal de Ecatepec

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Los Soda y todo su
Los Soda y todo su staff en el escenario tras el show en la panadería (Crédito: Wady Rodríguez)

La historia resulta increíble por donde se la mire porque para el 28 de marzo de 1993 Soda Stereo era, sin dudas, la banda de rock más popular del continente. Atrás habían quedado conciertos multitudinarios, récords de ventas de discos, el memorable Viña del Mar y el increíble recital en la Avenida 9 de Julio, entre tantos otros hitos del trío. Sin embargo, aún quedaba lugar para un show distinto a todos los demás: no sería en un estadio, no habría miles de personas y no implicaría un despliegue extraordinario.

La historia del cierre de la gira de Dynamo, el penúltimo disco de estudio del grupo, se viralizó en los últimos días a partir del relato de Wady Rodríguez, un reconocido iluminador que formó parte del staff de la banda durante esos años. El fan del grupo FlacoStereo compartió en sus redes sociales el testimonio del técnico, que contó cómo fue esa noche inolvidable.

En diálogo con Infobae, el protagonista del recuerdo amplió su relato al brindar algunos detalles desconocidos de un recital que indudablemente quedó en la memoria -y en el corazón- de los músicos y su equipo de trabajo.

Un poco de historia

Wady Rodríguez comenzó a trabajar desde muy chico. A los 15 años ya era plomo de Sandra Mihanovich y durante la semana trabajaba como cadete en su oficina, que quedaba en Ayacucho y Lavalle. “Al día de hoy Sandra no reconoce que fue la persona que cambió el rumbo de mi vida. Asegura que sólo se debe a mi pasión por mi trabajo, pero fue ella la que me abrió la puerta a este mundo. Literalmente encontré una gran familia que con los años fue creciendo y cada vez se fue fortaleciendo y haciendo más grande”, inicia su diálogo con este medio.

Y sigue repasando su historia: “Años más tarde trabajé un tiempo como iluminador en el teatro Lasalle del barrio de Once, pero no fue hasta 1990 que, después de vivir un año en Los Ángeles, una situación totalmente fortuita hace que termine viviendo y trabajando en Tijuana, México; y es ahí donde conozco las primeras luces móviles que tuve en mis manos. Fue ahí donde realmente descubro esta pasión y me enamoro de mi profesión”.

Decíamos más arriba que Rodríguez es un reconocido iluminador dado que brinda sus servicios a músicos de la talla de Ricky Martin, Calle 13, Shakira y Romeo Santos, entre otros. “Trabajo con grandes artistas, pero fundamentalmente con personas con las que tengo admiración por su música, sus letras o generamos un lazo afectivo. Para mi es fundamental conectar desde lo emocional”, resalta.

Wady Rodríguez en épocas en
Wady Rodríguez en épocas en las que trabajaba para Soda Stereo (Crédito: Wady Rodríguez)

- ¿Cómo llegaste a trabajar con Soda Stereo y cómo fue tu primer encuentro con Gustavo Cerati? Tengo entendido que él pidió conocerte...

- En 1991, en Reno, Nevada, me encuentro con Juan Carlos Baglietto y Ariel Del Mastro, dueños de la compañía de iluminación más grande de la Argentina en ese entonces, que me ofrecieron trabajar para ellos. Estaban comprando luces móviles y en el país no tenían a nadie capacitado en programación y operación de este tipo de equipos.

A pocos meses de ese encuentro, regresé a la Argentina y a la semana ya estaba trabajando en el programa “Hacelo por mí” de Mario Pergolini, donde programé y operé las luces durante dos años. En ese programa de los ’90 era normal tener que iluminar a B.B. King, Iron Maiden o Black Sabbath, entre otros. Era una verdadera locura.

A mediados del ’92, Caito Lorenzo, uno de los productores de “Hacelo por mí” y muy amigo de la banda, se acerca al control del estudio y, en medio del programa que iba en vivo, me toca el hombro, me da una tarjeta de Daniel Kon y me dice: “Es del manager de Soda, llamalo en la semana. Gustavo te quiere conocer…”. ¡Estaba en el programa de televisión soñado y con una tarjeta de los Soda en mi mano! El lunes lo llamé a Daniel y me comentó que Gustavo quería hacerme una prueba esa misma semana en el estudio. En diciembre del ’92 presentaban Dynamo en Obras y no tenían iluminador de luces móviles.

- ¿Cómo fue esa prueba?

- Fui a la sala de ensayos días previos en un horario que no estaba la banda para ver de dónde podía colgar el equipo de iluminación y ver la toma de corriente. Al no haber de donde colgar, propuse armar una estructura. La respuesta de Daniel Kon fue que Gustavo quería que solo lleve una luz móvil y que con eso era suficiente…

El día de la prueba llegué temprano con un taxi que en el asiento de atrás llevaba una luz móvil, y en el baúl una máquina de humo y el controlador de Intellabeam. Ahí conozco a (Adrián) Taverna, a Barakus y al resto de los técnicos de la banda. Mientras ellos preparaban todo, me puse a armar este equipo y, de la nada, entran los Soda. Si todo se terminaba ahí ya era un momento memorable para el resto de mi vida. Gustavo quería conocerme y hacerme esa prueba y, con esa experiencia, te juro que ya me daba por hecho. Pero por suerte no quedo ahí.

Credenciales de Wady Rodríguez para
Credenciales de Wady Rodríguez para los shows de Soda Stereo (Crédito: Wady Rodríguez)

- ¿Qué pasó?

- Yo sentía mucha intriga por cómo iba a ser esa prueba ante los Soda. Esto no me había pasado ni me volvió a pasar en mi vida. Mi única herramienta era una luz móvil y una máquina de humo, y para Gustavo eso era suficiente para evaluarme, ¿me entendés?

Gustavo me pidió que me deje llevar por la música y que durante el ensayo improvise y exprese lo que yo sentía. Claramente no se trataba de una prueba de habilidad o dominio de la consola. Se trataba de una conexión emocional. Fue en ese momento que entendí por qué no hacía falta ninguna estructura ni 12 móviles colgadas del techo y con una sola me bastaba para poder expresarme desde la luz y transmitirle lo que yo sentía. De arranque hablábamos el mismo idioma…

Bajan la luz del estudio, tiro humo para generar una atmósfera y, desde que escuché ese primer acorde de su guitarra, te puedo jurar que pasé de haber escuchado a Soda a sentir a Soda, que son dos cosas totalmente distintas. Lo que viví fue una experiencia única y difícil de transmitir con palabras. Estaba inmerso en la intimidad más pura de la banda más influyente del rock nacional y latinoamericano de los ’80, estaba frente al sonido de mi adolescencia y la de tantos otros, pero sintiéndolo en vivo y con los Soda a pocos metros de distancia.

La conexión fue inmediata. En un momento Gustavo se paró frente a la luz móvil y logré entender lo que él estaba buscando. No me preguntes cómo, pero me lo transmitió y me lo dejó saber claramente. Lo sentí. Él pudo percibir en la luz una traducción visual del sonido que salía de su guitarra y, de ahí en más, ese fue el lenguaje entre nosotros en el resto del ensayo y te diría hasta el último show que hice con la banda.

La forma más gráfica que tengo para que puedas entender y sentir esa conexión tan especial que nació esa tarde en la sala de ensayos es viendo el video de la canción “Toma la ruta” que grabé en México en la gira Dynamo y subí hace unos años a YouTube. (Wady aclara que en la plataforma de videos dice 1992 pero fue en 1993). Literalmente de ahí en más entendí que más que iluminar a la banda tenía que tomar esa energía que proyectaban, y esa misma energía amplificarla y traducirla en forma de luz al igual que Taverna se encargaba de amplificar el sonido.

- Con Soda hiciste el Dynamo Tour (1992-1993), el Sueño Stereo Tour (1995-1996) y el recordado Comfort y Música para Volar MTV Unplugged (1996). Leí que dijiste que trabajar con ellos fue como ponerse la camiseta de la Selección Argentina. ¿Fue lo más grande que habías hecho hasta ese momento?

- Sin ninguna duda. Sé lo que se siente salir a la cancha con la camiseta de Argentina y teniendo a Diego, Messi y Pelé en el equipo. Te digo más: estoy seguro que más de un jugador de la Selección me cambiaría feliz el lugar con sólo experimentar un instante lo que yo sentía cada noche en el camino que me conducía a la consola para operarle a Soda Stereo.

- Ahora sí quiero preguntarte por el recuerdo que compartiste el otro día. La gira era la de Dynamo y ya estaba concluida, pero se agrega una fecha más...

- Tal cual. La gira concluía el 20 de marzo en Tampico, México, pero se agregó una fecha que sin duda fue el mejor final que podía tener esa gira. Al menos para mí. La fecha fue el 28 de marzo de 1993 y el lugar un tanto particular: la panadería “El Ángel”, de la ciudad de San Cristóbal de Ecatepec, México.

Una remera de la gira
Una remera de la gira Dynamo, uno de los tesoros guardados por Wady (Crédito: Wady Rodríguez)

- ¿Qué sintieron cuando llegaron al lugar y vieron una panadería? Me imagino que no podían creerlo...

- Literalmente no lo podíamos creer. Pensamos que el chofer se había equivocado de dirección o que nos estaba haciendo una joda. Imaginate que de pronto estaciona el micro frente a la panadería, abre la puerta y dice: “Llegamos”.

Si mal no recuerdo, los primeros en bajar del micro fueron Eduardo Dell’Oro y Marcelo Angiolini, que entraron a la panadería para preguntar dónde era el show y la sorpresa fue cuando les confirmaron que estábamos en el lugar indicado.

Comenzamos a bajar del micro y entramos a la panadería. No podíamos parar de reírnos entre las clientas comprando el pan, las empleadas emocionadas de vernos entrar y de marco los mostradores llenos de sanguchitos, facturas y tortas. La panadería conectaba con la casa del dueño que tenía un jardín realmente muy lindo y bien cuidado.

Este hombre nos recibió muy emocionado en el jardín de su casa, y fue ahí cuando, orgulloso, nos mostró un escenario que con mucha voluntad habían preparado pero que estaba lejos de cumplir con las necesidades de la gira. Habían armado una especie de carpa de lona naranja de la cual obviamente no se podía colgar nada.

En lo que a iluminación respecta, solo pudimos colgar el puente trasero de unas estructuras y el resto de las móviles las tuve que distribuir en el piso del escenario y en los laterales.

Los camerinos eran las habitaciones de la casa del panadero. Se lo veía tan feliz y tan servicial... No paraba de insistirnos en que podíamos comer todo lo que queríamos y creo que le hicimos caso. Puedo equivocarme en este dato, pasaron ya 28 años de aquel día, pero si no me falla la memoria se trataba de un show sorpresa para el cumpleaños de 15 de su hija.

"La patadita de Charly Alberti
"La patadita de Charly Alberti cuando les anuncié que no iba a estar en la despedida de River en el '97", cuenta Wady sobre esta foto y el autógrafo (Crédito: Wady Rodríguez)

- ¿Cuánta gente había aproximadamente en la fiesta?

- No te sé decir. Lo que te aseguro es que fue el show más íntimo y original de la gira Dynamo, y uno de los más íntimos de los que tuve oportunidad de trabajar. Los que tuvieron la suerte de estar aquel día en la panadería “El Ángel” dudo que se lo olviden de esa experiencia.

- ¿Qué recordás del show específicamente?

- Que fue por lejos el mejor final de gira. Esa noche se cerraba una etapa y francamente lo sentí como una fiesta privada de la banda con su staff y el público que tuvo la fortuna de estar ahí. No hubo ningún estrés por las condiciones técnicas. Al contrario, el clima era festivo y los Soda dieron un show con la misma entrega de siempre.

- Compraste un champagne para brindar todos juntos al final del show. ¿Cómo fue ese cierre? ¿Muchas risas y cargadas entre todos?

- Sí, eso fue así. Ya habíamos acordado que al terminar la última canción íbamos a subir todos al escenario a festejar con la banda. Esa tarde compré un champagne que lo dejé preparado al lado de mi consola para festejar ese momento de gloria cuando íbamos a subir en la última canción. Recuerdo que ni bien pisé el escenario con todo el staff, lo descorché y bañé a todos al mejor estilo campeón de Fórmula Uno. Así me sentí esa noche.

Si bien fue el final de una hermosa etapa que comenzó en la intimidad de la sala de ensayos y esa prueba ante Gustavo, en lo que respecta a mi carrera personal fue una nueva llave que me abrió las puertas a un nuevo mundo que aún me esperaba para explorar.

En este caso esa llave me la entregó Soda Stereo y siempre les estaré agradecido por la oportunidad tan valiosa que me dieron, además de los momentos y emociones que viví esos años al lado de ellos. Con toda sinceridad, no puedo estar más agradecido a la vida por lo que me tocó vivir en estos 37 años de trabajar en la música.

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