“La diva de los viajes no soy yo, es Gina”, dijo Emilia Attias a Teleshow en 2019 cuando la convocaron para conducir Resto del mundo, el exitoso programas de viajes de El Trece con el cual recorrería distintos tipos de destinos. La única condición que le puso por aquel entonces a los hermanos Valenzuela (productores ejecutivos) era que la acompañase su hija (hoy, de cuatro años), fruto de su relación con El Turco Naím Sibara.
Y así fue. Viajaron juntas, la niña disfrutó de su mamá y la conductora deleitó a los televidentes del ciclo con paisajes, aventuras e historias.
A fines del 2019 la pandemia del coronavirus comenzó a despertar temor en el mundo: se expandió en Asia, Europa y en marzo llegó a la Argentina, se cerraron las fronteras y lo que sucedió luego no es noticia nueva. Por esos días, la producción de Resto del mundo tenía planeados varios viajes y Emilia, más destinos por conocer. Gracias al extenso material que habían grabado anteriormente en otros países, el ciclo salió al aire durante el año con imágenes que nunca se habían visto.
Cuando llegó el momento de renovar el contrato de Emilia, la conductora volvió a poner una sola condición: quería asegurarse de que tanto ella como su hija y todo el equipo que viajara no estuvieran en riesgo en ningún momento. No hizo falta decir mucho más. Fue de común acuerdo y se armó una suerte de equipo de viaje que compartió una burbuja. “Somos muy valientes al continuar haciendo el programa en este contexto”, dice la actriz a Teleshow.
Con el compromiso de la productora, los cuidados y siguiendo los protocolos sanitarios, Emilia, un productor y un camarógrafo emprendieron un viaje a Brasil en noviembre 2020, cuando abrieron las fronteras. “Por suerte fue justo antes de que se desate la ola de casos allá”, destaca quien, por su puesto, fue con su hija Gina. También la suele acompañar su marido -”está buenísimo porque estamos en familia”- y cuando el humorista tiene que cumplir con otros compromisos laborales lo hace la niñera.
“Antes de cada viaje, lo primero que hacemos es analizar cómo está la situación del país: cantidad de casos, requisitos o condiciones que piden para entrar. Y cuando vamos, tratamos de llegar en avión, y luego movernos en auto dentro del país. Como si fuera una burbuja y así evitamos estar en contacto con otras personas”, explica Emilia. Una vez en el destino, eligen mostrar lugares al aire libre. Lo mismo sucede a la hora de realizar entrevistas, se hacen con tapabocas y manteniendo una distancia mínima de un metro y medio.
Por su parte, lonductora aclara que quienes viajan son “jóvenes y sin patologías previas” y que tienen una cobertura médica.
“¿Si en algún momento tuve miedo? Los primeros días de marzo 2020. Ahí empecé a dudar. Después se frenó todo (había viajes planeados a Japón y Turquía), y recién volvimos a salir cuando calmó la situación”, cuenta Emilia y detalla que lleva consigo alcohol en gel, tapabocas y que en algún punto ya se “acostumbró” a los testeos.
“Hoy en día casi todos los lugares te exigen un PCR negativo para entrar. Es por eso que estoy re acostumbrada a hacerme hisopados”, cuenta quien en los próximos días viajará a Salta y otras ciudades del interior del país. La idea es recorrer algunas provincias nacionales mientras se regulariza la situación en el resto del mundo y en los destinos a los que tenían previsto viajar.
Con respecto a la serie de programas que saldrán al aire desde nuestro país, la conductora adelantó: “Hay cierta novedad: vamos a cambiar el formato para que sea más entretenido. Cada vez que toque una ciudad de Argentina va a ser distinto”.
Desde que Emilia aceptó la propuesta de conducir Resto del mundo dejó en claro que su prioridad era la crianza de su hija y que no quería modificarla. “Sabía que si yo me iba todo el tiempo Gigi -como la llama cariñosamente- se iba a desestabilizar. Por eso nunca quise dejar de contemplarla en los viajes”, detalla la conductora y cuenta que la niña de cuatro años se adaptó “perfectamente” a los protocolos sanitarios que corren desde hace un año. ““Ella se da cuenta de lo que pasa y ya está re acostumbrada. Pone la mano para que le tomen la fiebre. También las manos para que le ponga alcohol en gel. Al igual que si se le cae algo al piso: ‘¿Mamá, le ponés alcohol, por favor?’”, reproduce las palabras de Gina, su fiel compañera de viaje.
También aclara que en los países que visitaron no es obligatorio el uso de tapabocas en niños menores a seis años, es por eso que su hija no lo debía usar. En tanto sí se lo colocaba dentro de los aviones. Con respecto a su experiencia dentro de los aeropuertos que visitó en medio de la pandemia, Emilia Attia hace una salvedad, antes de finalizar la entrevista: “Hay cuestiones que deberían quedar instaladas como hacer las filas más organizadas, manejar las prioridades, mantener distancia”.
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