“La música es lo que me conecta, me ha permitido alivianar mi corazón con muchas cosas y es donde hago cable a tierra”, dijo a Teleshow Patricia Achu, la mamá de Ignacio Abosaleh, una de las víctimas junto con Nicolás Carabajal, del accidente protagonizado por Rubén Pepo Castiñeiras el 20 de julio del 2019. Tras la muerte de su hijo se refugió en el canto, pasión que la acompaña desde hace tres décadas, y este fin de semana presentará su show, con un repertorio cargado de emoción. “Todas las canciones son para Nacho”.
Este sábado (de manera presencial y vía streaming) y domingo (solo virtual), Patricia brindará su show “Viva la música” en La Bohemia Café Concert en el que interpretará tangos, melódicos y folklore junto con su compañero Antonio Maydana en piano: “Me gusta cantar y elijo tenas que me identifican, que me lleguen mucho y la idea es transmitir con lo que canto”. Entre dichos temas estarán “Puerto Pollensa” de Marilina Ross o “Garganta con Arena” de Cacho Castaña.
Ignacio era uno de los colaboradores del Pepo y estaba en el auto que el músico conducía rumbo a Villa Gesell para dar un show. Trabajaba con él desde hacía tres años y medio. Aquella noche fatal quería viajar en la camioneta con el resto del equipo pero el cantante le pidió que fuera en el auto con él. A mitad de camino se quedó dormido y “pasó de un sueño a otro”.
Fue su hijo menor, Kang, quien fue a la casa de Patricia a contarle la triste noticia que luego ocupó las portadas de los diarios. Nacho... amigo, hermano, hijo, papá, esposo ya no estaba. “La música en ese momento me ayudó. Esto pasó en julio y el 12 de octubre yo tenia programado un espectáculo y con la ayuda de Agustín Urrutia mi pianista en Puerto Madryn (donde vive hace seis años), una amiga y mi familia, que se instalaron en mi casa y me dijeron que saliera que la música era lo que me conectaba, salió un espectáculo hermoso”, recordó.
Nunca pensó en dejar de cantar, pero volver a hacer un vivo no fue fácil: “Lo emocional juega en contra cuando cantás algo que te llega muy al corazón, te podés permitir la emoción pero no quebrarte. Empecé a ensayar otra vez en mi casa, decía ‘Agustín no puedo, no me sale’ y practicando e insistiendo, salió hermoso. Cantar me gustó siempre, los temas que canto me conectan y los relaciono con mi hijo”.
Sobre si dentro del repertorio que presentará este fin de semana hay un tema especial para Nacho, que al partir tenía nada más que 29 años, dijo que “todas las canciones son para él”. Por primera vez en vivo, tendrá entre el público a una persona muy especial, su nieto Ian de nueve años, que durante el verano estuvo pasando unos días con ella en Madryn y a quien le dedicará -es sorpresa él no lo sabe- el tema “La llave”, de Abel Pintos.
“Él es hermoso, el vivo retrato de su papá. Le mostré fotos de su papá chiquitio y me dijo que eran iguales, Ian va creciendo y se parece cada vez más. Paseamos, corrimos por la playa, disfruté mucho de su visita”, dijo sobre el tiempo que compartió con su nieto, en quien ve a su hijo. “Tiene la personalidad fuerte que tenía mi hijo, se enoja como él, come las mismas cosas, dejó de comer cosas que comía con su papá, lo dejó guardado en su corazón. Me asesoré antes de que llegaran lo que ya no quería comer, no le insistí”.
Nacho siempre está presente y además de sus fotos Ian pregunta por él: “Quería saber qué hacía su papá cuando tenía su edad. No usa e cabello como él pero usa su gorra, se quedó con cosas de su papá”.
Aunque es muy chico, le tocó aprender muy prematuramente el significado de la ausencia. En su visita a Puerto Madryn, encontró pegatinas con carteles pidiendo Justicia por un joven asesinado en ocasión de robo: “‘Abuela, ¿por qué están esos carteles?’, me preguntó y le dije que porque lo habían matado y él me respondió ‘igual que a mi papá', tiene todo muy claro”.
Patricia, de 62, tiene su trabajo, que ahora por la pandemia realiza de manera virtual, y está esperando que le salga la jubilación para dedicarse de lleno a su pasión: “Comencé estudiando en coros, mas grande fui profesora de piano, hice danzas y un día dije ‘me tengo que largar a cantar’ y empecé con un grupo de amigas en Ingeniero Maschwitz, donde vivía, hice espectáculos con ella y como tengo relación con Guillermo Guido, él me animó a hacer algo solista, me preparó y mi primer show lo hice con él hace ocho años”.
Las familias de Nacho y la de Nico Carabajal están ahora a la espera de una audiencia en la Justicia con el fin de que Rubén Castiñeiras vuelva a la cárcel mientras espera el juicio, ya que ahora cumple domiciliaria. Hace unas semanas la jueza de la causa lo inhabilitó para realizar salidas laborales. “Un accidente lo puede tener cualquiera, pero no de esa forma, y culpar a mi hijo no se lo voy a perdonar y no bajo los brazos”, agregó Achu en referencia a que apenas llegaron las cámaras al lugar del choque el músico dijo que era Abosaleh quien estaba al volante, luego se desdijo.
Además, hay una demanda civil y laboral, con el fin de obtener alguna indemnización, ya que ambas víctimas eran el sostén económico de sus familias: “Al menos que sus hijos queden con algún resguardo”, explicó resignada Patricia y cerró: “Ninguna de las dos familias bajamos los brazos, estamos muy unidos. No hay retorno, pero que se haga Justicia sería un alivio”.
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