En las últimas horas, la salud de Lía Crucet preocupó a todos cuando se supo de su internación y repentina pérdida de peso. La cantante se descompensó y debieron realizarle estudios, a partir de los cuales los médicos encontraron una pequeña neumonía en sus pulmones, de la cual ya le dieron el alta, aunque aún sigue internada en observación por un cuadro de deshidratación.
En diálogo con Teleshow, su marido y mánager Tony Salatino dio detalles de la situación. “Perdió mucho peso y está irreconocible, está en el hospital porque le están haciendo todo tipo de estudios pero no le encuentran nada”, explicó. Y aclaró: “Le hicieron el hisopado porque tenía una tos fea, porque es fumadora, yo le decía: ‘cada vez que tosés parece que se te va a salir un pulmón, hacete ver por eso’, pero gracias a Dios no tiene el virus”.
“Estaba temblando hasta que me dieron el resultado, no sabés lo que fue ese día para mí esperando ver qué pasaba. Cuando me llamó el médico y me dijo que dio negativo, me puso contento”. Cabe destacar que la cantante tropical es paciente de riesgo, ya que tuvo cáncer. “La hubiera pasado muy mal. Estamos anotados igual para la vacuna y veremos cuándo nos llaman”, contó.
Sobre la abrupta pérdida de peso que sufrió la cantante, detalló: “Nunca la vi tan flaca, estaba deshidratada además”. Pero destacó que ahora ella “está bastante mejor”. “Le hicieron cualquier cantidad de estudios por SADAIC y todos salieron bien. Espero que le descubran por qué adelgazó tanto, porque ella comía. Lo que pasa es que ella hace un año que no sube al escenario, que es su vida”, señaló.
A esta situación laboral, además se sumó el hecho de haber encontrado su casa en Mar del Plata destrozada. La artista y su esposo la habían alquilado mientras ellos estaban de vacaciones. “Encima venir acá y encontrar la casa destrozada. Ahora con mi hijo estamos pintando y encima nos dejaron $4.500 de deuda con el gas, todas esas maldades te dan bronca”.
De todas formas, agradeció el cariño y la preocupación de la prensa y de sus fans, que no dejaron de llamarlo para preguntarle por la salud de Lía. “Es un descontrol esto, no me dejaron ni dormir anoche, y tengo que estar con el teléfono prendido por si me llegan a llamar del hospital porque ya me dijeron que entre ayer y hoy le daban el alta”, finalizó.
En enero de 2020, su hija Karina confirmó a este medio que su madre enfrentaba un cuadro de ezquizofrenia. “Desde que yo tengo 14 años muchas veces fue tapado por cosas que prefiero no revelar –aseguró su hija–. Medicada se lleva bien, si se la cuida. En los últimos tiempos ha empeorado. No tenemos ganas de hablar de la enfermedad de mi mamá, ella no está en condiciones de hablar, porque tiene un delirio crónico. No podemos involucrarla mucho, no está en condiciones. Está trabajando igual, hace presentaciones. Es un conflicto en la familia. Si no está en condiciones de hablar, tampoco está en condiciones de trabajar”, dijo escueta, revelando además una interna familiar por el manejo de la situación pública de su madre.
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