Mauro Román Monzón camina por el fondo de la casa familiar, mientras que una jauría saluda por detrás, a ladrido limpio. “Haz callar el triste llanto de chicos y perros, y si puedes haz callar a nuestra voz”, cantaban los Attaque 77 en aquel himno punk y proletario grabado en 1992 para el disco Ángeles Caídos. Por ese entonces, Mauro no había nacido, pero la lucha de clases ya tenía siglos sobre la Tierra.
En 2021, Monzón –ya convertido en Lit Killah– puede combinar el barrio de los chicos y los perros con los viajes y el glamour de ser un personaje famoso, un ídolo para sus contemporáneos, un orgullo para sus padres laburantes. LK no necesita de la fuerza de su trabajo para conseguir un salario digno. Le basta con su talento para tener ya mismo lo que se proponga.
“Acá mis viejos tienen un montón de perros, yo me mudé ahora, pero donde yo nací teníamos perros y los teníamos tipo en la calle, no teníamos ni portón, así que los perros salían a la calle, corrían a las motos, era un quilombo”, cuenta Lit Killah a Teleshow y atraviesa el fondo puro césped y paredón grafiteado. El dibujo lo hizo él ni bien se mudó su familia, la pared pelada fue la excusa para dejar su marca.
El chico que hoy tiene casi 4 millones de suscriptores en su canal de YouTube, un videojuego con su nombre y récords de reproducciones en Spotify pasó del rap al trap, de las batallas de gallos a los dúos con un poco más de melodía, de perder el tiempo en las veredas del conurbano bonaerense a quedar varado en Miami al comienzo de la pandemia. Su realidad cambió, su crecimiento parece no tener techo, pero sus pies siguen bien pegados al suelo que nunca se cansa de patear.
—En “Change”, cantás “Cambié la vida de mamá desde que pisé un escenario. Y pasó de un techo de chapa a tener un jacuzzi en el baño”. ¿Es literalmente así o es una metáfora?
—Justo estoy acá y creo que hasta te lo puedo mostrar (al jacuzzi), está en la pieza de mis viejos. Cuando le conseguí la casa a mis viejos la gente que vivía antes acá había hecho el baño nuevo de la pieza de ellos. Por eso yo tiré la barra esa, porque nosotros veníamos de una casa que no tenía ni portón prácticamente y por eso me surgió decirlo así en la letra, para contar también una realidad de superación.
—¿Te diste el gusto de poder darles una casa nueva a tus viejos?
—Sí, después de un montón de tiempo, de sacrificios, de perderme un millón de cumpleaños y de momentos importantes para mi familia por andar de acá para allá viajando… creo que cumplí el sueño de todo artista o de cualquier persona que sale de un barrio. Como te digo, yo vengo de una casa súper humilde, de techo de chapa. Había una grieta en la pared de la casa en la que yo nací que literalmente se veía para el patio, estaba hecha mierda. Cuando yo me empecé a mover para todos lados, primero me mudé yo y alquilé una casa mucho más linda, en un barrio privado, y me sentía medio mal. Viviendo ahí después iba a visitar a mi familia que cuando llovía tenía que poner seis baldes en cada pieza por las goteras que había en el techo. Así que todo lo que ganaba no lo gastaba, iba juntando, hasta que les pude comprar la casa. Y ahora están re cómodos. Fue una felicidad inigualable. Creo que nunca lo había contado esto, yo soy muy reservado, puede que lo tire en una canción como lo tiré en “Change”. A veces cuento en los temas lo que no cuento hablando.
—Es parte de la cultura del rap y del trap mostrar los excesos de dinero, de joyas, en este caso tu orgullo es mostrar a tus viejos contentos, ¿no?
—Es el logro principal, ver a tu familia bien y que estén bien gracias a vos, después de todo lo que hicieron ellos. Mis dos viejos siempre laburaron los dos un montón, mi papá empleado de un frigorífico por veinte años y mi mamá cuidaba a un chico con discapacidades durante doce horas, por sueldos muy bajos. Fue chocante para ellos que yo apareciera con algo que tampoco entendían mucho, a mantener la casa, por decirlo de algún modo. Eso no se compara con ninguna cadena, ni con ningún auto, ni con nada.
—De esa forma ayudaste a tus viejos, pero en tu vida ¿qué lugar ocupa el dinero?
—Vos acordate que cuando nosotros empezamos, que fuimos la primera camada antes de que todo se vaya tan mainstream, capaz teníamos 800 mil seguidores y nos pagaban 5 lucas un evento, 2 lucas, 3 lucas. No nos valoraban como hoy en día. Hoy sale un pibito y le van a pagar… ¡No sé! Lo que se merece. Mi sueño cuando empecé a ganar un poquito de plata era tener un Golcito, pensaba súper bajo, yo ya teniendo un auto me sentía re yo. Y de la nada fui creciendo cada vez más y pude comprarme un Peugeot 207 y para mí ya era como el futuro. ¡Para mí era un Ferrari! Estaba re contento. Hoy en día no me falta nada, puedo estar tranquilo. Lo único que me da la plata es tranquilidad. Yo sé que si pasa algo a mis viejos no les va a faltar nada, a mi círculo no le va a faltar nada. Pero uno siempre quiere más de lo que tiene, yo del Golcito (Gol) ahora puedo soñar con tres Lambor (Lamborghini), que no es así, pero te doy un ejemplo, uno busca superarse. Desde que yo trabajo mi motivación es mi familia, yo lo veía a mi viejo levantarse a las 3 de la mañana a laburar, nunca lo vi faltar, y creo que yo también aprendí de esa disciplina. Vengo de una familia laburante, a veces mi viejo me llevaba y era un laburo re pesado, levantar las vacas, la carne. Mi mamá haciendo turnos de 12 horas cuidando a personas discapacitadas.
—¿Cuáles son tus primeros recuerdos musicales?
—Son escasos, yo nunca hice música antes de hacer freestyle. Yo es como que empecé al revés de los que empiezan haciendo temas. Siempre amé la música desde chico, yo andaba en skate siempre con auriculares, siempre escuchando música. Pero siempre fui muy inseguro de mi voz, de mí mismo como artista. Entonces nunca se me cruzó por la cabeza hacer música hasta que conocí el freestyle y empecé a hacerlo yo. Después de mucho freestyle quise probar otra faceta, y la gente que me seguía como que me pedía algo de música y ahí dije vamos a intentar. Recién cuando saqué el segundo tema fue que me escuché con autotune y dije ya fue, es otro mundo. Fue el antes y el después de la tecnología, fue como algo muy futurista que dije por acá puedo entrarle. Ahí empecé a hacer música todos los días y empecé a mentalizarme y hoy en día mi vida es la música, literalmente.
—Con el paso del tiempo, tu voz se hizo más melodiosa, ¿cómo la cuidás?
—Al principio, tomaba clases de canto, fui como un año y eso me ayudó un montón a mejorar y después lo que más me ayudó es la experiencia de estar todo el tiempo en el estudio. La garganta es como un músculo, mientras más lo ejercitás, la voz más se va acostumbrando. Yo no me siento un súper cantante, me defino como rapero, pero me gusta mucho la melodía, no me gusta sonar cuadrado a pura barra de rap. La música que escucho yo, así como escucho mucho rap y hip hop, también escucho new metal, rock, pop, todo eso me fue formando la cabeza. Cuando entro al estudio y escucho y beat lo primero que se me ocurre es una melodía no un rapeo. Siento que soy alguien que no se limita, no importa que no tenga la voz de Ed Sheeran, pero si se me ocurre una melodía que podría hacer Ed Sheeran yo te la hago igual, por eso, es la cuestión de animarse y de que no te importe lo que digan.
—¿Estás muy pendiente de los números de seguidores, las reproducciones, los likes?
—Cuando empecé a sacar música estaba muy pendiente, pero es normal, porque hoy en día si te está yendo bien o si te está yendo mal tiene que ver con los números. No te podés quedar atrás de eso. Pero ahora estoy más tranquilo y estoy seguro de que estoy trabajando full en esto. Si saco un tema y le va mal no es que estoy full triste, mientras a mí me guste y esté seguro de lo que acabo de hacer y de mi obra, por así decirlo… Obviamente quiero que le guste a la gente, pero si no pienso “el próximo será”. Ahí me pongo a preparar otro tema y apunto a mejorar.
—¿De dónde sale la cantidad de vocabulario que usás para hacer freestyle?
—El vocabulario es lo más importante en el freestyle. Vos en tu mente ya tenés un vocabulario que vas aprendiendo desde que naciste, pero cuando hacés freestyle tenés que armarte como en otra parte del cerebro un vocabulario aparte solo de rimas. Entonces siempre que vos rimes con “ar” te van a ir dando vuelta esas diez rimas y vos las vas a ir acomodando distinto. Entonces si tenés 20 rimas con “ar” vas a ser un poco más amplio, si tenés 30, aún más. Es cuestión de memorizar todo lo que ves en el diccionario o incluso en Instagram, tenés que estar viendo palabras, del modo que sea. Yo antes las veía y decía esta me puede servir para el freestyle, me las anotaba y llegaba a freestlear con las palabras que estaba leyendo, las acomodaba de manera distinta y me obligaba a usarlas para memorizarlas. Después ya te sale solo.
—Para jugar de esa manera con las palabras y mantenerte en forma intelectualmente es necesario estar lúcido. Con el abuso de sustancias, esa frescura a veces se pierde. ¿Ves en tus colegas sufrir las secuelas de los excesos?
—Eso se nota y es una lástima porque como vos sabés la droga es algo que depende de tu entorno, de vos mismo, hasta de tu crianza. Yo nací en el barrio rodeado de drogas y de todo lo que vos te puedas imaginar y mis amigos más cercanos hoy en día han sufrido y sufren por eso. Es un flash porque yo pienso que podría haber terminado así, aunque no estuve ni cerca de estar así. Es una lástima lo que causa la droga sobre todo en los más pibes, más que nada cuando son chicos. Tienen mucho que ver las influencias, tu entorno, pero lo más importante es la crianza. En mi barrio éramos capaz treinta pibes en la vereda jugando a la pelota, y hoy por hoy muchos de esos amigos míos de la infancia están perdidos por la droga. Me pasa que por ahí los miro a esos pibes y pienso mirá aquel que tenía un re talento para jugar al fútbol y ahora está re perdido en las drogas. Lo miro y pienso que tranquilamente yo podría haber terminado así. Yo actualmente no consumo ninguna droga, nada, la última vez que consumí algo creo que tenía 16. Siempre tuve malas experiencias con las drogas así que es como que dije listo, no quiero estar rodeado de ese ambiente. Las malas experiencias ni siquiera fueron mías, pero yo veía como esos amigos míos se perdían en las drogas y yo pensaba no quiero decepcionar a mi familia. Después de la educación que ellos me dieron siento que estaría siendo un hijo de puta.
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