Desde sus primeros pasos en Masterchef Celebrity, Alex Caniggia se reveló como una de las grandes figuras de la segunda temporada del certamen de Telefé. A su reconocido alto perfil, le sumó un carisma provocador y una sorprendente aptitud para lo que realmente importa: la cocina. Mezcla de concepto artístico e intuición, el hijo de Claudio Paul y Mariana Nannis se va perfilando como uno de los candidatos para llegar a las últimas instancias de la competencia.
La prueba de este miércoles de beneficios pareció hecha a su medida. Con ambientación acorde en el estudio y los jurados vestidos como si fueran pilotos, la consigna fue preparar comida de avión. Una ensalada con pasta y un plato principal apto para comer a bordo y viajar, como nunca, con la comida. “First class obvio, al gallinero no”, sentenció Alex antes de levantar vuelo, fiel a su personaje canchero y seguro de sí mismo.
El mediático, esta vez con un look a lo Bob Patiño, el indescifrable malvado de Los Simpsons, se propuso cautivar al jurado con una ensalada de pastas con tomates cherry, queso brie y aceitunas negras y un pollo caramelizado con verduras salteadas. En eso estaba cuando uno de los jueces, Damián Betular, se acercó a su estación en la habitual recorrida. Mientras le explicaba cómo rebanar las verduras -el propio Alex confesó desconocer por completo el universo de los vegetales- la sartén en la que preparaba el pollo levantó una llamarada que sorprendió a todos, menos al propio participante.
Como si fuera un ilusionista, el hermano de Charlotte pareció controlar el fuego sin inmutarse demasiado: “¡Magia! ¡Uhhh! exclamó en medio de una serie de onomatopeyas. “Rock and roll”, replicó el chef siguiéndole el juego, hasta que tuvo que poner orden cuando las llamas parecían descontrolarse. Luego de un momento de zozobra, el participante logró dominar finalmente la situación. “¡Cómo controlo ese fuego!”, remató Alex, como si hubiera sido parte de un truco de un prestidigitador.
El percance lejos de intimidar al participante le dio ánimo. Un combustible necesario para continuar con su preparación. Con la confianza por las nubes, se acercó a escuchar las palabras del jurado: “Creo que es espectacular”, se anticipó, sin falsa modestia, y el trío le dio la razón. “Es genial que no sepas cómo se llaman pero que las cocines bien, es como el eslabón perdido, un enigma. Todos los vegetales están bien cortados, bien dorados y puestos de una manera armónica en el plato”, señaló Betular, y sus colegas Donato de Santis y Germán Martitegui avalaron su decisión.
El miércoles de beneficios otorga medallas de oro y plata para los dos mejores platos y envía al peor a la gala de eliminación del domingo. En el comienzo de la competencia, cuando todo está dentro de los márgenes del ensayo y el error, cualquier participante se conformaría con evitar el delantal negro y asegurarse una semana más en el certamen. Pero Alex quería la medalla de oro. Y no pudo evitar su bronca cuando el jurado determinó que el premio se lo merecía la preparación del actor Daniel Aráoz.
“¿Qué pasó, Alex? ¿No te gustó? ¡Esperabas la de oro?”, preguntó el conductor al ver que el participante se colocaba la medalla a desgano. “Oro va”, atinó a responder el participante, que recibió algo parecido a un reto del presentador: “Si querés la de oro, hermano, la próxima semana hay que esforzarse un poquito más”. En el backstage, el mediático aprovechó para desatar toda su furia. “La segunda metétela en el culo, la segunda no la quiero. Quedé recaliente”, soltó.
Pero allí no quedó la cosa. En el momento de mayor tensión de la noche, mientras el jurado resolvía si el delantal negro iba para la actriz Candela Vetrano o para la conductora Sol Pérez, Alex seguía resoplando. “Recaliente quedé”, insistió el participante, de brazos cruzados y con gesto adusto, lo que provocó la carcajada de la ex chica del clima.
“¿De qué te reís, Sol?”, preguntó Del Moro. “Nosotras estamos para los peores platos y él se queja de una medalla plateada. Yo no lo puedo creer”, explicó la conductora con una risa nerviosa, la misma que esbozaba Cande, mientras el apuntado ni se inmutaba. Finalmente, el delantal negro cayó en la ex Rebelde Way, que deberá defender su lugar el domingo. Ajeno a todo esto, Alex seguía masticando bronca. Al menos, la plata lo salvó de tener que lavar las mesadas.
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