“Charlie Chaplin decía que un día sin una sonrisa es un día perdido; y uno trata de darle eso a la gente, entre todas las pálidas que hay en el día. Cuando hicimos Café Fashion fue en un tiempo muy difícil para el país, se venía el caos del 2001; y la gente en la calle nos piropeaba: ‘Gracias por hacerme ir a dormir con una sonrisa’”, contó alguna vez Carlos Sánchez sobre su objetivo en el escenario. Pudo mostrarse en el 2019 como actor dramático en Argentina Tierra de Amor y Venganza, pero detrás del humorista alegre que sacaba carcajadas al público y a los conductores de a cuan programa iba, escondía una dura lucha contra el cáncer y un profundo dolor por el suicidio de su primera mujer.
Aunque se lo conocía como humorista, sus primeros pasos en el medio artístico fueron como cantante, en Perú, donde hasta llegó a lanzar un disco. Durante los cinco años que vivió en Trujillo, incondicionalmente junto a él estuvo Irene, su primera esposa y madre de sus hijos Emiliano, Guillermina y Jorgelina (también es padre de Juan Cruz fruto de su relación con su segunda mujer). Pero tras regresar a Buenos Aires colgó le micrófono y con el fin de tener mayor estabilidad, comenzó a trabajar en una compañía de tarjetas de crédito.
Fue justamente su mujer de aquel entonces, quien lo animó a volver a las tablas, ya que no sentía que él estuviera feliz. “Ella me decía que no estaba bien porque no hacía lo que amaba verdaderamente. Y con un amigo me llevaron engañado a un boliche de San Telmo y terminé en el escenario, con una guitarra, la dueña me contrató y así empecé a cantar de nuevo. Al final dejé el trabajo porque me empezaron a buscar de otros boliches y pubs, ganaba más cantando y contando algunos chistes. Así terminé en esta profesión”, recordó.
Aunque tuvo varias mujeres, siempre dijo que Irene fue el amor de su vida. Carlos quedó viudo a los 41, luego de que ella se suicidara. Se quedó solo con sus tres hijos de entre seis y quince años y fueron ellos quienes le dieron fuerzas para salir adelante. “¿Qué vas a hacer de tu vida? ¿O mejor dicho de nuestras vidas? Mirá papá, lo único que sabés hacer es lo que hiciste hasta ahora y mamá estaba orgullosa. Por su memoria, seguí trabajando de eso”, le dijo Emiliano y así fue como retomó sus shows, aunque ya no sería más la misma persona.
“Yo siempre digo, si mi ex mujer no se hubiera suicidado, estaría con ella. Fue el gran amor de mi vida. La mujer más hermosa que tuve a mi lado. Estaba enferma y decidió suicidarse… Al principio la odié con toda el alma… Estuve preso 11 horas, pero para mí fue una eternidad porque la policía pensaba que la había matado. Mis hijos no pudieron despedirse de su madre”, contó alguna vez y en diálogo con Incorrectas, dijo que una de las cosas que más le dolió, fue que no le dejara a sus hijos una carta.
En medio de su dolor, tenía que mostrarse fuerte para cuidar a sus hijos Vivió muchas cosas difíciles, pero el momento más duro de su vida, según él mismo contó, fue decirle a su hija más chica lo que había ocurrido con su mamá.
Hace dos años, tras separarse de su tercera pareja, Silvia, el humorista contó que alguna vez pensó en quitarse la vida y que parado frente a las vías del tren recordó a su mujer: “Le pedí a Irene que me diera los huevos para tirarme porque no tenía ganas de vivir, pero me di cuenta que había cosas por las que valía la pena seguir”. Tiempo después confesó que se arrepentía de haberlo contado, ya que le había hecho mal a sus hijos.
En el 2010 el hombre que dedicaba su vida a sacar sonrisas volvió a sufrir un duro golpe tras ser diagnosticado con cáncer, enfermedad contra la que luchó hasta sus últimos días. Comenzó en el riñón e hizo metástasis en el hígado, el páncreas en las dos glándulas suprarrenales, en una costilla y en la cadera.
El diagnóstico lo recibió casi por casualidad, luego de que un amigo lo obligara a hacerse un chequeo, cosa que nunca había hecho en su vida. “A los 12 días estaba internado sacándome el tumor. A los 8 meses me hice otro chequeo y no me dio absolutamente nada porque el tumor estaba encapsulado y estaba todo bien. Y, en un acto de soberbia mío y de no hacerle caso a mi mujer, de ir a un oncólogo, nunca me hice más nada”, dijo en una entrevista en el 2014 con Leo Rosenwasser.
Cinco años después, continuaba con los tratamientos, pero las cosas parecían poder encaminarse a pesar del dolor, con el que había aprendido a convivir. “Estuve con medicación vía oral y todo lo jodido que tenía se curó, pero el único que es resistente a la quimioterapia es un tumor que tengo en la cadera. No se puede operar porque si tocan el nervio ciático me queda la pata estúpida. Entonces, me cambiaron a quimioterapia por vena. Comparado a lo que tenía antes, ahora lo que tengo es un forúnculo. La verdad es que estoy muy bien. ¡Estoy bárbaro!”, había contado a Teleshow en el 2019 el actor, que acababa de debutar en Argentina, Tierra de Amor y Venganza.
A pesar de que su salud estaba deteriorada, Sánchez disfrutaba de un presente laboral que estaba esperando durante años, cual si se tratara de una revancha. Desde hacía tiempo quería demostrar que era mucho más que un comediante. “Quiero que me hagan un casting para trabajar en Polka”, le dijo a Coco Fernández, gerente de producción de Artear y tiempo después fue convocado para interpretar al comisario Benítez en la novela protagonizada por Benjamín Vicuña y Eugenia la China Suárez.
A sus 67 años, el actor que falleció esta mañana a los 68, estaba logrando cambiar su rumbo laboral, demostrando que podía adaptarse a los cambios y hacer reír al público, pero también llorar y enojar. Aunque al terminar su participación en ATAV siguió trabajando en el humor, no descartaba seguir haciendo ficción. Carlos estaba internado desde hacía un mes en el Sanatorio Otamendi, tras una recaída.
“No le tengo miedo a la muerte. Estoy convencido de que hay otra vida mejor. Sé que el día que muera me voy a encontrar con las personas que amé y que amo”, dijo en muchas oportunidades y así fue: hoy 27 años después se reencontró con Irene, “su gran amor”.
En el país existe el Centro de Asistencia al Suicida Buenos Aires. Cualquier persona en crisis puede llamar confidencialmente marcando 135 (línea gratuita) o al (011) 5275-1135 las 24 horas del día. Está también el Centro de Atención al Familiar del suicida (CAFS): Tel. (011) 4758-2554 (cafs_ar@yahoo.com.ar – www.familiardesuicida.com.ar).
SEGUIR LEYENDO