“No me gusta que cuando un periodista miente se lo disfrace de libertad de expresión”, afirma Rosario Lufrano, y aclara que a la hora de elegir figuras para los medios públicos no le pregunta a nadie cómo piensa, pero busca buenos profesionales. “La ciudadanía argentina tiene el derecho a recibir la verdad, en eso somos estrictos”, sostiene la presidenta de Radio y Televisión Argentina en esta entrevista con Teleshow.
Tras un año de pandemia, Lufrano dice que las expectativas de la Televisión Pública para el 2021 están apoyadas en la ficción. “Queremos hacer ficciones de calidad y coproducciones a nivel internacional, también”, adelanta. “El 2021 es el 2020 con todos los proyectos que teníamos en carpeta y que estaban por arrancar”.
Además, se viene la cobertura de los Juegos Olímpicos, también postergados del año pasado, y la expectativa por la vuelta del fútbol al canal estatal. En este sentido, la funcionara anuncia que “está la discusión sobre la mesa”, aunque advierte que “todavía no hay un acuerdo definitivo”.
De cara al año que recién comienza, Lufrano -que en diciembre asumió la presidencia del Consejo Federal de Televisión Pública- se plantea un objetivo contundente: lograr la personería jurídica de la entidad. “Eso te permite contratar a alguien, sentarte en una mesa de discusión. Es el primer paso”, declara.
—Gestionar los medios públicos en una pandemia. ¿Quién lo hubiera pensado?
—Nadie. Cambió todo y muy rápidamente. Se suspendieron las clases y tuvimos que salir en un fin de semana a organizar, a partir del lunes siguiente, el Seguimos educando. Fue una rápida reacción del Estado en general, y de los medios públicos. Con la cuarentena total, más de un 40% del personal ya no podía venir. Los que vinimos, cuidados y protocolos. ¿De qué manera sostener la programación? Fortalecer los noticieros: era muy importante la información. Un colectivo tan castigado como el de la cultura, actores, directores, directoras, músicas, músicos... Todos se quedaron sin ingresos. Armamos una especie de IFE desde la Televisión Pública, reviviendo material.
—Los medios públicos son los que llegan a cada rincón de la Argentina.
—Cuando pusimos el Seguimos educando en el aire, nos llegó una fotografía de una nena de Alto Río Senguer, en Chubut. La foto era ella de espaldas mirando un televisor en blanco y negro, en una casa humilde, y estaba recibiendo los contenidos de Seguimos educando. Ahí sentís que la esencia del medio público está reflejada, la razón por la que nosotros debemos existir. Cumplimos una misión, con un Estado que decidió estar presente. Veníamos de años diferentes, en ese sentido.
—¿Cuál es el desafío del 2021?
—El 2021 es el 2020. Todos los proyectos que teníamos en carpeta y que estaban por arrancar… Los preparativos de la primera ficción, Los amores prohibidos de Belgrano. El 2020 era el año de Belgrano: íbamos a poner en el aire cuatro capítulos y, pobrecito, lo tuvimos guardado en un armario a Nicolás Cabré vestido de Belgrano. Ahora comenzamos las grabaciones, el mes que viene. Después, se viene otra ficción que también teníamos en carpeta. Los Juegos Olímpicos, que se van a hacer, y los vamos a tener por esta pantalla.
—¿Qué se puede saber de la otra ficción?
—La está escribiendo Marcelo Camagno. Tiene que ver con una escuela nocturna y una serie de situaciones que se dan entre los alumnos y los profesores, los directivos. Hay un entramado que apunta a mostrar un tema muy importante: la desigualdad. El tema de la desigualdad es un eje este año. Pusimos en pantalla en noviembre del año pasado Desiguales, un programa que hacen Luli Trujillo, Pablo Caruso y Darío Sztajnszrajber. Tomar esos temas más profundos que son, en definitiva, los que nos tocan todos los días. Tocamos el aborto que finalmente se convirtió en ley, ¿qué pasa entre los adultos y los mayores en una sociedad tan desigual?, la pobreza, Biden y América Latina, ¿qué se puede esperar de un presidente demócrata en un país como Estados Unidos que está en sus luchas con China? Temas que nos permiten reflexionar.
—Vuelve el futbol a la TV Pública
—Sí, hay una cesión de 2 partidos por fecha. Hoy transmitimos a las 21.30hs Velez - Argentinos Juniors y el Sabado a las 17hs Banfield - Colón.
—En su momento, la llegada del fútbol a la TV Pública fue un puntapié de lo que después fue el Fútbol para Todos.
—El fútbol en la Televisión Pública llegó cuando yo dirigía el canal y fue una negociación compleja para tener un partido que iba los viernes. ¿Por qué nació? Porque cuando me tocó levantar las repetidoras del canal, después cambió la tecnología pero hablo del 2006, muchas estaban caídas. Y cuando íbamos a hacer esas inauguraciones o a levantar esas antenas, la gente me pedía por favor: “Señora, ¿nos puede dar el fútbol? No puedo pagar el cable”. Era un pedido que me hacían en todos lados, y con mucho esfuerzo se logró un partido. Después vino lo que se conoció como Fútbol para Todos.
—Estamos en un año de elecciones. ¿Cómo impacta en los medios públicos?
—Acá se ha dado cobertura a muchas elecciones, siempre son años importantes, se fortalece la información. Este canal le da cabida a todos y se escuchan todas las voces. Hago esta salvedad: muchas de las voces no quieren estar en la Televisión Pública, pero no porque no se los vaya a buscar. Me ha pasado, en más de una oportunidad, de llamar a algún opositor o a alguien que piensa diferente al Gobierno y que digan que no. Deciden hablar por otros medios. Tenemos que madurar respecto de este tipo de cosas. Cuando empezó la pandemia fuimos el único canal que hizo campaña con todos los referentes de nuestros partidos políticos. Integrantes del PRO como el jefe de Gobierno (Horacio Rodríguez Larreta), el vicejefe (Diego Santilli), integrantes de la Unión Cívica Radical, de la izquierda, de todos los partidos políticos. Pareciera que hay momentos en que hay más predisposición para eso y después, quizás, la mezquindad hace que, en algunos casos, decidan: “No, nuestro mensaje tiene que ir por otra vía de comunicación”.
—A la hora de armar los equipos de periodistas, ¿pesa el cómo piensan los comunicadores?
—Hay mucho periodista que prefiere trabajar en medios privados y no en medios públicos. Como si trabajar en un medio público hiciera que te conviertas en un periodista que opina igual que el gobierno de turno. Jamás se le pidió a un periodista que opine lo que opina el Presidente de la Nación. Se les pide que no se mienta, que se chequee la información, que si hay una fake news nos ayuden a desarmarla. La ciudadanía argentina tiene el derecho a recibir la verdad. En eso somos muy estrictos. No me gusta que cuando alguien miente se lo disfrace de libertad de expresión. No podés inventar algo sobre otra persona y decir: “Es mi libertad de expresión, es mi pensamiento, tengo derecho a expresarlo”. Tu pensamiento sí; una mentira y saber que con eso estás haciendo daño, no. En eso somos estrictos. Pero a nadie se le pregunta cómo piensa, buscamos buenos profesionales.
—En cuanto a la responsabilidad en el comunicar, también se realizó un trabajo en materia de igualdad de género que se está haciendo en los medios públicos.
—Fue uno de los objetivos de gestión cuando arrancamos. En la Ley Micaela ya están capacitadas las radios de todo el país, y entre marzo y abril empieza la capacitación en la Televisión Pública. El 8 de marzo Radio y Televisión Argentina presenta el protocolo contra la violencia y el acoso, en un día tan importante. Inauguramos vestuarios para mujeres, porque aunque no lo crean, no había. Tenemos camarógrafas, una directora, por primera vez una carpintera, compañeras trans en lugares importantes y destacados, en nuestro noticiero central pero también en las radios. Todo un trabajo, independientemente de lo que la ley marca y de los cupos. Empezamos antes porque es lo que un medio público tiene que hacer, al igual que todos los medios. Creamos la Dirección de Género y Diversidad con la doctora Susana Sánz, que es una luchadora histórica.
—Este año se avanzó también con la integración con medios latinoamericanos.
—Soy una convencida de que el Estado tiene la oportunidad de convertirse en una gran productora de contenidos audiovisuales. El mundo necesita contenidos y como a todos nos falta dinero pero la televisión se hace con dinero, hay que armar alianzas. Desde México hacia el sur hemos firmado con la mayoría de los países, y también lo tenemos con España y China. Estamos trabajando ya en coproducciones. Hay que abrir fronteras y mostrar, con nuestros matices, quiénes somos. Si América Latina logra esa conjunción puede pararse de otra manera frente a otras grandes productoras.
—Hacer televisión es costoso y hace falta plata. ¿Qué le respondés a los que piensan que, con las crisis que atravesamos en la Argentina, no hay que destinar fondos públicos a los medios?
—Es una falacia. Con el mismo criterio podrías decir: “No le demos dinero a la cultura”. Es tan importante inaugurar un hospital, una escuela, como un centro cultural o tener un medio del Estado donde hagas construcción de ciudadanía. Es el derecho a la información que está contemplado en nuestra Constitución Nacional. Cuando te dicen: “Todos tenemos que bancar a los medios públicos”, y se sienten ofendidos, es lo mismo que me digas que no necesitamos una línea de bandera. Lo discuto porque los ciudadanos con sus impuestos también sostienen los medios privados: todos reciben una pauta del Estado y, en muchos casos, muy importante. Sin esa pauta muchos medios no podrían funcionar. Te discuten: “A ustedes se les da más porque…”. Es el canal del Estado que no solamente tiene esa vía de ingresos, sino también la vía privada a través de la venta de avisos.
—¿El rating te importa?
—Sí. Queremos que nos vean. Ahora, ¿cómo se mide el rating? ¡Qué pelea que hay que dar! Se mide en el AMBA, nadie te habla de toda la Argentina porque no se puede medir. ¿Cuánto se ve este canal? Diría que mucho. Cuando ves cómo se maneja el minuto a minuto, a veces me pregunto... Quizás tenemos una película los sábados a la noche que está en 2 puntos y, de repente, en la segunda hora perdés un punto. ¿Qué pasa? ¿La gente ve la película por la mitad? Es raro. Hay algo que nunca voy a terminar de comprender: de qué manera se castiga a algunos respecto de otros. Se privilegia al primero y el segundo, y al resto les cuesta bastante crecer.
—¿Cuál es tu programa orgullo? ¿Dónde está tu corazoncito?
—Esto no va en detrimento de ningún programa, por favor: yo quiero mucho Desiguales porque es una idea que nació de mí. Es necesario tener programas donde nadie grite y se pueda pensar, discutir una idea e intercambiar razonamientos con otros tiempos.
—¿Cuáles son las expectativas para 2021?
—Queremos hacer ficciones de calidad. Las coproducciones a nivel internacional también son un objetivo importante. Seguir fortaleciendo nuestros servicios de noticias y a este canal, que es un canal generalista, pueda educarte, formarte, informarte y entretenerte. Las cosas básicas de cualquier medio de comunicación, con prestigio y calidad.
—¿Anhelos? ¿Alguna nota que sueñes hacer?
—La carrera uno la hace todos los días y uno tiene el bichito de poder hacer cosas interesantes. Ahora lo que queremos hacer es devolverle valor a los medios públicos. Hicimos un trabajo el año pasado no solamente del cuidado de la salud de nuestra gente sino de recomposición emocional. Venían muy castigados y muy poco valorados.
—Hablamos el año pasado cuando comenzabas la gestión y había un compromiso de no despedir empleados. ¿Cómo está el vínculo con los equipos hoy?
—No, no vinimos a hacer eso. Cuando hablo de recomponer los vínculos emocionales es que estén todos bien tratados. Venían, dicho por las compañeras y compañeros, no valorados en su trabajo. El gobierno anterior eligió privatizar el mensaje y estos medios no eran tan importantes. De lo contrario no se entiende que despidas a 350 personas de Télam, no se entiende que un ex funcionario diga: “No hicimos lo suficiente para cerrar Télam y la Televisión Pública”. Hay una concepción de que no son necesarios, les restás importancia y dejás que se vayan apagando solos. Por eso, cuando llegamos, empezamos a decir: “Volvamos a escucharnos”. Es una voz que tiene que estar, no importa quién gobierne, son medios públicos. Los gobiernos cambian, estos medios quedan y tienen que ser importantes.