Cada vez que habla, María Eugenia Ritó deja títulos fuertes. En diálogo con el periodista Gonzalo Vázquez para el Instagram de Intrusos, la vedette contó algunas cuestiones vinculadas con el presente y viajó hacia los recuerdos de su experiencia personal y profesional. Relató que está soltera, que no está en su horizonte convertirse en madre y que se prepara para volver al mundo del espectáculo, y no descarta probarse en nuevas tareas. “Me encantaría ser panelista”, admitió, conocedora de su lengua filosa, de la que hizo gala durante la entrevista.
En un segmento de la larga charla, el periodista quiso saber si algún galán con los que había trabajado le había tirado onda. Y Ritó tenía dos nombres para aportar. Uno fue el de Christian Sancho, con el que compartió un programa de Marley grabado en Costa Rica. Para soportar una prueba, tuvieron que desnudarse y el rosarino propuso, sin éxito, continuar la escena en otro lado.
Otro que quiso dar un paso más con ella fue Mariano Martínez. Se conocieron en Son amores, donde el actor personificó al futbolista Martín Marquesi y ella tuvo una pequeña participación, que incluía un beso con uno de los galanes del momento. Según contó Ritó, Martínez la invitó a salir un par de veces, aunque ella no aceptó porque en ese momento estaba muy enamorada de su pareja, el abogado Marcelo Salinas, con el que celebró una fastuosa boda en la Sociedad Rural Argentina en 2006 y con el que vivió una escandalosa separación en 2014.
Pero el dato más relevante de la entrevista estuvo ligado directamente con la ceremonia llevada a cabo en el tradicional salón de Palermo. “Mariano Martínez me pidió que lo invitara”, admitió Ritó. El actor no tenía intenciones de interrumpirlo a los gritos, como en los mejores culebrones. Su objetivo era restablecer su vínculo con Luisana Lopilato, la actriz de la que se había enamorado en 2004 y con quien pasaba por un momento de distancia.
¿Cómo entró Luisana en esta historia? “Éramos amigas porque estudiábamos teatro con Julio Chávez”, contó la vedette. Ensayaban juntas, tenían buena onda y no dudó en incluirla entre las 550 invitaciones a la fiesta. Enterado, Martínez vio ahí una oportunidad para volver con su ex. “Él quería volver, me llamó por teléfono y me pidió por favor que lo invitara”, reveló la vedette.
Ante esta situación, María Eugenia demostró tener códigos y encaró a las dos partes involucradas. Primero lo consultó a su futuro marido, que estaba al tanto del intento del galán, que le dio el visto bueno. Luego consultó a su compañera de teatro, que le dio luz verde, aunque no del todo convencida: “Y bueno, si quiere venir, que venga”, soltó la ex Rebelde Way.
Durante la celebración plagada de famosos, Martínez y Lopilato intercambiaron miradas, palabras y besos, lo más a salvo que pudieron de los ojos curiosos. Se fueron por separado, primero ella, al rato él, y sólo ellos saben cómo siguió la historia inmediata. A largo plazo, lo concreto es que el plan del galán no funcionó. Un mes después, Lopilato daba una entrevista confirmando la separación definitiva, con el duelo superado y enfocada en el trabajo -por ese entonces protagonizaba Casados, con hijos y Alma pirata, ambas por Telefé-.
Algunas rispideces surgidas en la tira producida por Cris Morena quedaron como mojones de la separación. Se dijo que él no soportó que Luisiana besara a su amigo Nicolás Vásquez, que lo había remplazado en la ficción. También se habló de la diferencia de edad, 28 a 19, y del desgaste provocado por el trabajar juntos como otro de los detonantes. ¿Y la relación de Luisana con María Eugenia? “Nos llevábamos bien, pero cada uno va tomando caminos diferentes. Venía a mi casa, hacíamos los ejercicios de teatro, pero ahora la chica se nos fue para allá arriba”, señaló la vedette, en referencia a la actriz y su relación con el cantante canadiense Michael Bublé.
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