Desde una híper exposición, que incluyó un romance muy comentado del que fue testigo todo el país, hasta un presente más sereno y de perfil bajo. Buena parte de la línea temporal de la periodista y locutora Karin Cohen transcurrió en las pantallas y muchos aun la recuerdan en pareja con Guillermo Andino. Aunque esa historia terminó hace muchos años: al poco tiempo de la ruptura, Andino se casó con Carolina Prat, mientras que Karin rehizo su vida de otra manera.
Lleva más de 17 años casada con Mauro Venagli, con quien tuvo a sus dos hijas, Isabella y Briana, nacidas en 2007 y 2009 respectivamente.
“Mauro es como un actor, me encanta: tiene una perita partida que me la morfo. Es un padrazo. Yo ya dije: me voy por ahí con mis amigas y yo estoy tranquila. El hace, no me ayuda. Hace”, le contó Karin a Tomás Dente en una entrevista para el ciclo Vino Para Vos (KZO).
“Él llegó a mi vida después de mucho dolor y nuestra relación fue muy de a poco”, contó en la charla respecto a los inicios del vínculo con Venagli. “Yo me enamoré enseguida, él como que se hacía más el reacio. Y él me vio, vio mi esencia. Y es eso. Así es cuando aparece un amor real que te ve y que vos ves también”, puntualizó.
También se refirió a la dinámica de su romance, definiéndolo que se trata de “una cuestión de profundidad. De dar, más que de recibir. Pero es así. Es saber que está, que está calmo. Que aun cuando está, que yo ya veo, cuando hay algo que no va, le dijo: ‘Dejame a mí'. Él se carga todo. Por eso me gusta que sepa que estoy fuerte al lado de él, que no está solo el guerrero. El adora... tuvo muchas vidas en el pasado: es una efervescencia, él es efervescente. Yo soy más tranca”.
“Mi marido es amor, es todo”, enfatizó Karin. Y también, tuvo palabras elogiosas para con su suegra: “Ella es una bruja hermosa. Está muy conectada con las energía. También me enseñó a cocinar cosas ricas. Es otra mamá, otro amor que se suma”.
Otra de las cosas en las que puntualizó Karin en la conversación con Tomás Dente fue su punto de vista sobre el tiempo, haciendo hincapié en la importancia del presente. Para Cohen “no hay otra cosa que el presente”. En ese sentido, se explayó: “El pasado no forma, no nos da cosas. El futuro no está, es sueño y deseo. Y está muy bien que esté, pero no está. Y eso es algo que tuvimos muy en claro: el presente es esto”.
A la hora de referirse sobre la puesta en práctica de esta actitud como forma de vida, expresó: “Entonces si vas a estar pensando en todo lo que perdí, las vacaciones que no tuve... es inevitable quedarse en ese lugar. O la soledad, para muchos, que fue el encierro. Eso no te permitía ver lo que es. Entonces, ¿cómo puedo desplegarme todos los días, haciendo qué? Porque el gran secreto no es: ‘Ay, me pongo a meditar, pongo música linda un ratito y salgo a la vida’. No, es todo el tiempo estar presente, entendiendo que me tengo que enojar y tengo que llorar: ¡Lloro y me enojo! No la careteo, basta. Y me alejo lo que me hace mal y no sigo insistiendo para que me quieran”.
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