Hace unos días, Oscar González Oro fue noticia por un mensaje que publicó en su Instagram: “Hay días que disfruto mucho y hay días que la paso muy mal. La soledad me agobia, me apabulla. Me asusta”, dijo en una story y alarmó a sus seguidores. “Escribo según cómo estoy en el día. Son 24 horas y este es apenas el fotograma de una película”, le explicó el Negro Oro a Teleshow, para disipar todo tipo de dudas.
“Recibí cataratas de amor, pero me siguen diciendo: ‘Negro, no estés deprimido’. ¡No estoy deprimido, no estoy deprimido!”, reafirmó González Oro en una entrevista radial con Catalina Dlugi (Agarrate Catalina, La Once Diez/ Radio de la Ciudad). “No soy el único que tiene momentos de soledad o de tristeza. Hay millones de personas así, lo que pasa que yo lo expreso y las otras personas no lo dicen. Me asombró la repercusión que tuvo, pero no estoy deprimido ni al borde de suicidarme”, agregó.
El otro tópico importante de la conversación fue el amor. En ese sentido, el Negro Oro reveló: “Estoy por enamorarme, pero no es que lo haya visto. Ya lo conozco, fuimos pareja. Estamos charlando, estamos viendo. Lo quiero mucho y se que me quiere mucho. Es probable que haya una segunda oportunidad”. Y agregó: “A mí me gusta estar en pareja. No me gusta estar sin pareja, sin tener alguien con quien compartir, con quien desayunar, con quien caminar. Y prefiero malo conocido que bueno por conocer”.
Aunque no quiso revelar de quién se trata, respecto a esta posible segunda vuelta, dijo: “Si nos amamos en un momento en el que nos llevábamos bien, bueno, podemos volver a llevarnos bien, a volver a amarnos. Pero no depende solo de mí. Si dependiera nada más que de mí, estaría acá, sentado frente a mí. Pero bueno, el está pensando: viene de un proceso que no le hizo bien, hay que dar tiempo a las cosas”.
El Negro Oro habló desde Uruguay, donde reside desde agosto del 2020. “Desde hace una semana que soy residente definitivo y legal en Uruguay. Me dio alegría, cierta tranquilidad. No estoy renunciando a mi argentinidad ni nada por el estilo. Soy ciudadano argentino y no lo voy a dejar de ser nunca. Pero este país me abrió la puerta con muy buena voluntad. La gente en la calle me dice: “¡Bienvenido a Uruguay, Negrito!”. Estoy contento”, contó.
Dlugi quiso saber cuándo volverá al país y la respuesta de González Oro fue: “No lo sé. El día que Argentina pare un poco la cantidad de contagios. Todos los días leo esas cifras, la cantidad de muertos... y me preocupa porque soy un paciente de riesgo, por mi operación en el corazón”. Sin embargo, no solo se trata de una cuestión sanitaria para el conductor radial -actualmente está en Radio Rivadavia, de lunes a viernes de 19 a 21 horas-: “Aparte, quiero una Argentina más pacificada, con menos rencores, con menos odio, con menos grieta... esa famosa grieta que me tiene harto. Quiero una Argentina en donde la gente empiece a quererse un poco más entre todos. Esa Argentina me hace daño”.
Respecto al vínculo a distancia que mantiene con sus hijos -uno vive en España; el otro, en Inglaterra-, dijo que “les prohibí que hagamos videollamadas. De esa manera, los tenés a 30 centímetros de tu cara, pero no los podés abrazar, no los podés sentir, no les podés tocar el pelo, nada. Entonces prefiero hablar por teléfono y me imagino la cara, los gestos. Prefiero eso antes que verlos y no poder tocarlos. Eso no me hace bien, no”.
Por último, y respecto a la reciente muerte del ex presidente Carlos Menem, Oscar González Oro recordó la famosa entrevista que le hizo, en la que el riojano le contó que cubrió la distancia entre Buenos Aires y Pinamar en solo 2 horas y 40 minutos, a bordo de una Ferrari. “Después de esa nota, fue la primera vez en que me desperté y vi mi nombre en todas las tapas de los diarios. Todos levantaron la nota. Fue tan grande el despelote que se armó, que Clarín mandó a dos periodistas para que hablaran conmigo. Yo no era conocido a nivel país... era conocido en la costa, Pinamar, Villa Gesell, Mar de Ajó, pero en el país, no. En aquel momento todos veraneaban en Pinamar: Ruckauf, Duhalde.... Yo era muy amigo de Eduardo Menem y me enteré que venía el presidente. Y le dije: ‘Eduardo, haceme el favor, tenés que ponerme al presidente en línea’. Y lo tuve. Carlos siempre fue muy amable conmigo, se portó muy bien, me quería. Y me dio la nota, que fue larga, pero lo único que quedó es que llegó a Pinamar en 2 horas 40, violando todas las normas de tránsito”, rememoró entre risas.
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