“Dicen que soy aburrido...”. El indeleble latiguillo de Fernando de la Rúa en la campaña presidencial de 1999 -de estilo aplomado y severo, en oposición al desenfado del presidente saliente, Carlos Menem- fue el kilómetro cero la carrera de imitador de Milton Re: “Vi ese spot en la casa de los amigos de mi viejo y empecé con eso”, le dijo a Teleshow quien por estos días se convirtió en un fenómeno viral. En un video de dos minutos, hiló con precisión y frenesí la voces de Mariano Closs, Lionel Messi, Alberto Fernández, Mauricio Macri, el Papa Francisco y Tato Bores, entre otros. Los retweets se multiplicaron a tal punto que el propio Marcelo Tinelli lo compartió a sus seguidores: “Por Dios, ¡¡¡que genio sos!! ¡¡¡Estás contratado ya mismo!!! Te felicito”, certificó el conductor.
“La verdad que sería un placer trabajar con Marcelo, que es el número 1 indiscutido de la tele. Yo creo que el 2021 puede ser un lindo año para que eso suceda”, fantasea Milton. Actualmente está trabajando en radio con Beto Casella (Bien Levantados, Continental), quien fue el que le dio la primera posibilidad en televisión: “Se viralizó un video mío que publiqué un sábado y el miércoles ya estaba en la tele. Siempre le agradezco a Beto por el espacio que me dio en Bendita: estuve todo el 2017 y también hice algunas participaciones en estos cuatro años”, contó.
Hoy Milton tiene 28 años y su trabajo se parece más a un juego, materializado por el cruce de los sentidos del habla y el oído, a la vez en que bucea en la psiquis de sus personajes: “Busco en la psicología, en cómo se puede hacer la voz, en cómo me queda a mí esa voz, si una imitación me queda cómoda o incómoda. Es un todo, es actuar como el personaje y también decir algunas cosas como él, porque yo lo saco de su contexto. En cuanto a la forma de hablar, presto atención a si se come las ‘s’, si tiene una ‘t’, cómo dice la ‘ye’, si dice ‘yo’ o ‘sho’. Son cosas medio trastorno obsesivo compulsivo, pero que suman a la imitación toda”.
También opina que “no hay cuerdas vocales que sean parecidas a otras; todas las cuerdas vocales son únicas. Pero uno puede replicarlo y hacerlo de la mejor manera posible. Es muy importante ponerle el sello característico de cada uno y que la gente reconozca: ‘Ah, lo hizo este imitador’”.
Ante una nueva creación, encuentra audiencia entre los más cercanos. “Es un juego hermoso y es una locura divina que soportan mis amigos: a veces pruebo imitaciones y le mando audios a ellos. También me pasa con mi novia: por ahí vemos una serie y al tercer capítulo capaz que ya saqué a un personaje”, dice.
Nacido en Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, dice que su entorno familiar fue clave en su desarrollo artístico: “Mi abuelo fue cantante de tangos y tuvo la posibilidad de venir a Buenos Aires para cantar con la orquesta de Feliciano Brunelli... pero dijo que no, por razones que no conozco. Mi papá es locutor y actor, de toda la vida. Me inculcó mucho el teatro: yo a los 6 años me sabía el diálogo completo del personaje de una de las obras que estaba haciendo. Incluso yo le hacía anotaciones sobre el guión como si fuera un director”, recuerda.
—En tu biografía de Instagram te definís como “arquitecto de la risa ajena”. ¿Qué significa?
—Creo que es hacer reír a alguien que por ahí tuvo un día malo, un día regular, o tuvo un día buenísimo y se quiere seguir riendo. Me parece que va por ahí, en construir la risa ajena, la risa del otro, a través de las imitaciones que hago.
—¿Cuándo descubriste que tenías el don?
—A los 11 años. Después de una fiesta de una amiga, me dijo: “¿Te gustaría animar mi cumpleaños de 15?”. Al principio iba a ser un karaoke, en el que iban a pasar varias personas, pero al final terminé cantando yo. Ahí lo descubrí y me dije: “Esto puede servir en el futuro”’. Entonces empecé a imitar a mis amigos, todo el tiempo, jugando a la Play. O en el colegio, que imitaba a profesores. En el recreo me pedían: “Che, hacete a Riquelme, a Mariano Closs...”. Así, lo fui descubriendo solo y los personajes fueron viniendo.
—De todas tus imitaciones, ¿qué personaje te resultó más fácil y cuál te cuesta más?
—El más fácil yo creo que es Néstor Kirchner. Todos preguntan por qué Néstor hablaba como hablaba, y resulta ser que hay muy pocas personas que tienen el paladar rallado. Esto no lo sabía, lo descubrí investigando, porque este trabajo requiere de mucha investigación. Y el paladar rallado quizás modifica la manera de hablar de las personas: (lo imita) “Entonces por eso hablaba así Néstor y decía: ‘queridos argentinos y argentinas...’”. Y el más difícil, hasta el momento, es Freddie Mercury. Lo he intentado y no me sale al 100% o al 110%, como quisiera. Todavía sigo aprendiendo.
—¿Algún famoso se enojó por una imitación?
—Te puedo decir de un famoso que lo nombré y me dijo que no lo nombre más... pero no puedo decir el nombre. Pero sí te puedo decir de gente que me escribió para felicitarme, como es el caso de Pablo Giralt. Yo hice la primera vez en una sección que se llama “En 4 pasos” -en los que muestro en cuatro pasos cómo haría la imitación y cada uno en casa puede lograrla practicando- y me escribió. Y ahora con este video viral, muchos me escribieron para agradecerme.
—Acá hay una gran escuela de imitadores. ¿Quiénes son tus referentes y en qué te fijás de ellos?
—Me fijo mucho en el contenido, en la actualidad y en el humor irónico. Con esas tres cosas, como referente te puedo nombrar a Ariel Tarico, que es una de las personas que me impulsan a hacer ese tipo de humor. Y es un gran colega: cuando fue a Tres Arroyos a hacer su show, me invitó y estuve con él. A nivel producción, me gustan mucho los espectáculos de Fátima Florez. Creo que ella merece mucho más reconocimiento del que tiene: no es fácil imitar a Cristina Aguilera, o a Susana Giménez y sacarla tan igual.
Para conocer más de Milton Re, se puede visitar su Instagram.
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