Este sábado en el programa #Quedate (Canal 9) se realizó un homenaje a la figura de Gerardo Sofovich, histórico creador, director y productor de la televisión y el teatro en Argentina. A través de anécdotas, recuerdos y saludos, se repasó buena parte de su carrera. Como voz autorizada para hilar estos fragmentos de vida, entrevistaron a su hijo Gustavo.
“Con él aprendí todo: en el teatro, manejar la boletería, hacer los bordereaux... desde los 3, 4 años que entré a un canal de televisión. Conozco todo y todo lo que sé me lo enseñó él. Te daría todo lo que tengo para estar 10 minutos más con él”, confesó Sofovich hijo, actualmente productor de Polémica en el Bar (América). ¿Y qué haría con ese tiempo extra con su padre? “Lo mimaría, me gustaría ver sus ojos, sus ojos verdes cuando me miraban con mucho amor... Hoy, que estoy parado en esta posición, me gustaría que me enseñe algo más que no lo hice por la vida”.
Entre las palabras de Gustavo, en pantalla se veían distintos momentos de algunos de los éxitos televisivos generados por Gerardo: desde La peluquería de Don Mateo hasta Perdona Nuestros Pecados, pasando por El Palacio de la Risa, El Botón y mucho más. “Esto no lo debería contar, pero lo voy a contar igual”, introdujo Gustavo entre risas, antes de revelar cuál fue el quiebre que llevó a Gerardo a abandonar la dirección y creación de programas cómicos en televisión, hacia la conducción: “Después de una pelea fuerte con Jorge Porcel, que marcó el final de La Peluquería de Don Mateo, al poco tiempo empezó con La Noche del Domingo. Y cuando le pregunté por qué se tiraba a conducir, me dijo: ‘Estoy cansado de los cómicos’”.
También se sumaron los testimonios de distintas personalidades que comenzaron su carrera gracias a Sofovich: Miguel Angel Cherutti, Luisa Albinoni, René Bertrand y Freddy Villareal recordaron anécdotas y momentos vividos con el histórico mentor.
“Gerardo nos enseñó a todos los que estamos haciendo Polémica en el Bar”, dijo Gustavo respecto a su actualidad en la tele. “Yo entraba por la puerta cuando estaban sentados el Gordo Porcel, Altavista, Fidel Pintos, Alberto Irizar... Y aprendía mucho escuchándolos. Yo creo que Gerardo estaría orgulloso de lo que estamos haciendo todos”, agregó.
También tuvo palabras elogiosas para con el actual conductor de Polémica..., Mariano Iúdica: “Para mí, es el mejor conductor de la televisión argentina, es el más completo: es conductor, humorista, productor... En estos 6 años con Mariano probamos muchas mesas. Hoy estamos más tirados al humor, tratamos de obviar lo que pasa en el país”, afirmó.
Respecto a cuál es la clave del éxito de la mesa de Polémica... después de tantos años, Gustavo opina que “tiene que haber química. También tiene que ver por cómo lo decimos y de qué forma lo decimos y qué tratamos de llevar a la casa. Gerardo decía que, si de mesa te gusta todo, estamos haciendo algo mal. Esa mesa que hacemos, yo la tengo que trasladar a la casa, para que esa pequeña discusión se dé también en el hogar, que las familias discutan, se peleen un poquito”.
En otro momento de la charla, también le dedicó un espacio a su pelea contra las adicciones: “Hace 7 años que estoy muy sano”, dijo y además destacó el brazo que le tendió su padre en ese momento. “Yo tuve varios fondos en mi vida, pero el último fue cuando lo llamé a él y le pedí ayuda. Yo me fui a los 14 de mi casa. Volví cuando estaba cansado, a los 47. Me abrió la puerta, me gruñó un poco, como era él. Me dijo: ‘Si pasás, esta puerta, te echo’. Al final no me echó y al mes, estábamos conviviendo de una forma muy linda. En ese momento, encaminé mi vida”.
Gustavo también aprovechó la ocasión para relativizar el mito del mal humor de Gerardo: “Siempre que dicen eso, yo los freno y digo: ‘Mi viejo no tenía mal humor, pero en los programas que él hacía, había 200 personas, 200 familias... alguien tenía que ser el cabrón, y tenía que ser él’”. Y reveló que Gerardo “tenía la risa fácil. Se reía de lo que estaba muy bien hecho”.
Luego, emitieron un antiguo tape en el que en una entrevista, a Gerardo le preguntaron qué le diría a su hijo Gustavo: “Le digo permanentemente lo que lo quiero, lo que lo respeto. En algún momento sentí que fracasé como padre, pero trabajé acompañándolo y sigo estando orgulloso de él”, dijo. De vuelta al piso, Gustavo le respondió a su padre: “No fracasaste. Yo me desvíe del camino, en un momento, pero tengo tus valores, tengo tu forma de vivir, tus principios. Y hoy me guían tus valores, que son lo que te hicieron grande, Gerardo”.
En el último año de vida de Sofovich, padre e hijo reconstruyeron su vínculo. Así lo recordó Gustavo: “Mirábamos Los 8 Escalones, en un momento lo empecé a afeitar. No nos quedamos con nada por decirnos. SI no hubiera tenido esos 11 meses de reconstruir y de pedir perdón, no podría estar aquí. Gerardo siempre quiso lo mejor para mí”.
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