Un rapero llamado Pablo Hasél logró que durante la tarde del martes se organizaran varias protestas en Cataluña (Barcelona, Girona, Sabadell, Tortosa, Lleida) y también en otras ciudades españolas como Madrid y Valencia. Lo que comenzó pacíficamente terminó con incidentes en la capital catalana, donde algunos manifestantes saquearon una sucursal bancaria y otros tantos prendieron fuego varios contenedores de basura y algunas motos. ¿Por qué la gente defiende a este músico de 32 años? ¿Por qué la policía insiste en que tiene que estar preso? ¿Es un delito rapear?
La semana de los medios españoles comenzó con la novedosa reaparición de Juan Carlos I, el rey emérito, caminando por las calles de Abu Dabi. Escoltado por dos asistentes, el monarca retirado por fin se dejó ver después de cinco meses de estar refugiado en la capital de los Emiratos Árabes Unidos. El padre del actual Rey Felipe VI no está de vacaciones, tampoco es que se haya tomado unos meses sabáticos, sino que se esconde después de un episodio en el que se lo involucró en una supuesta trama de comisiones ilegales relacionadas con grandes sumas de dinero cuyo origen podría estar en Arabia Saudita. La historia incluye una relación íntima y comercial con una mujer que no es su esposa, cuentas en Suiza y tarjetas de crédito con fondos ilimitados y de origen sospechoso. Pero mientras todo esto sucede, el que va preso es Pablo Hasél, un rapero catalán que canta, justamente, lo que se le canta.
Esta tarde, Pablo Rivadulla Duró de 32 años, ingresó en prisión después de ser detenido por los Mossos d´Esquadra, la policía catalana, en la Universidad de Lleida. ¿Qué dice su condena? “Enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona”. El artista que ha elegido darse a conocer como Pablo Hasél, tenía hasta el viernes pasado para presentarse de manera voluntaria después de ser condenado a nueve meses de cárcel. Como no lo hizo, fue detenido finalmente por la fuerza y trasladado a la prisión de Ponent (también en Lleida), donde cumplirá su condena. Desde el lunes, Hasél estaba atrincherado en el edificio del rectorado, rodeado de simpatizantes que apoyan su causa y que repudian la persecución que ha sufrido en los últimos años.
“Nunca nos callarán. Muerte al Estado fascista”, gritó Hasél antes de subirse al patrullero. Si bien estaba resistiendo, el músico no utilizó la fuerza ni intentó huir, y había tuiteado el mismo lunes que la Audiencia dictó su búsqueda y su captura: “Estoy encerrado junto a bastantes solidarios en la Universidad de Lleida (UdL), tendrán que reventarla para detenerme y encarcelarme. Es en el rectorado de la Rambla Aragó por si alguien de por aquí quiere echar una mano”. Si todo sigue su curso, el rapero tendrá que permanecer dos años en prisión ya que su condena original (de 9 meses) se extendió debido a que ni siquiera pagó la multa que se le había adjudicado. A Pablo, además, se lo acusa de: participar en el intento de asalto a la Subdelegación del Gobierno de Lleida el 25 de marzo de 2018 (en medio de la protesta por la detención del expresident prófugo Carles Puigdemont), y de agredir a un periodista y a un testigo durante un juicio.
En su primera condena, Hasél estaba acusado de alabar los atentados de ETA y Al Qaeda y de incitar el odio contra políticos del Partido Popular y del Partido Socialista Español (al que pertenece el actual presidente de ese país, Pedro Sánchez). La Audiencia Nacional comunicó que las campañas a favor del cantante “no pueden implicar la inaplicación de la ley vigente” y que “con este historial delictivo resultaría absolutamente discriminador respecto de otros delincuentes, y también una grave excepción individual en la aplicación de la ley, totalmente carente de justificación, la suspensión de la ejecución de la pena a este penado”.
El encono de Hasél con el rey emérito es personal y viene de hace unos años, cuando el rapero publicó en YouTube el videoclip de su tema “Juan Carlos el Bobón”. Jugando con el nombre de la casa real, Borbón, el catalán enumeró una serie de críticas hacia el monarca: borracho, juerguista, asesino de su hermano Alfonso. Por encima de todo lo que dice la canción, sobresale el comienzo del clip en el que una entrevista de archivo expone al padre del Rey Felipe hablando maravillas del fallecido dictador español Francisco Franco. “Ejemplo viviente”, “desempeño patriótico”, “afecto y admiración”, son algunas de las palabras que le dedica el entonces rey en funciones al genocida que gobernó España entre 1939 y 1975.
En “Juan Carlos el Bobón”, Hasél critica descaradamente a la monarquía y pide por la república. Ese punto lo acerca a Unidas Podemos, el partido que cogobierna en España, y que anunció que pedirá el indulto para el músico. El presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, insiste en avanzar con todo lo que sea reforzar la libertad de expresión y derogar los llamados delitos de opinión: “Entendemos que no puede ser normalidad democrática que, mientras se cierre la investigación por la presunta corrupción en la monarquía, se encarcele a quien la critica en canciones”. Desde su cuenta de Twitter, el vicepresidente de España, Pablo Iglesias, se pronunció retuiteando posteos de Podemos, el partido al que pertenece: “El rapero Pablo Hasel está siendo detenido. Todos aquellos que presumen de esta ‘plena normalidad democrática’ y se consideran progresistas, deberían sentir vergüenza. ¿Se taparán los ojos? No hay progreso si nos negamos a reconocer los déficits democráticos actuales”.
“Rapear no es delito. Tuitear no es terrorismo. Expresarnos libremente es un derecho humano. Si estás de acuerdo, ¡alza tu voz y firma!”, invita un post de Amnistía Internacional y con el hashtag #NoPiensoCallarme confirma que este partido se juega tanto en los tribunales como en la redes. Por otro lado, un manifiesto firmado por más de 200 artistas pide la liberación de Hasél y afirma que “el Estado español ha pasado a encabezar la lista de países que más artistas ha represaliado por el contenido de sus canciones”. Los nombres de quienes apoyan al acusado tienen peso: el cantautor Joan Manuel Serrat, el director de cine Pedro Almódovar, y el actor Javier Bardem son solo algunos de los que firmaron el comunicado. Al músico le sobra apoyo, como en 2018 cuando una decena de músicos reversionó el tema de la discordia y le agregó algunas estrofas. Así se convirtió en “Los Borbones son unos ladrones”, cantada un poco en catalán y otro poco en castellano. En esa ocasión además de artistas españoles, también participó la argentina Sara Hebe, aportando sus rimas a la protesta.
Pablo Hasél también había tenido problemas con Ángel Ros, alcalde de su ciudad, Lleida, al que le dedicó “Menti-Ros” en 2014: “Un ultracatólico con delirios de grandeza, solo sirve a los ricos, pero luego a Cristo reza (…) Menti-Ros te mereces un tiro. Mentir-Ros nos tienes tan jodidos”. En ese entonces el músico fue juzgado por agredir al político en cuestión y aunque zafó de la cárcel por no tener antecedentes en ese momento, tuvo que pagar una multa de 540 euros. Esta vez, la situación es otra, aunque sigue estando en juego la libertad de expresión. ¿Se puede cantar cualquier cosa? ¿Hay límites para el arte? Músicos que ni siquiera comulgan con el estilo de Pablo Hasél, piden su liberación. Mañana pueden ser ellos los que estén en el banquillo.
SEGUÍ LEYENDO