Ganadora del Oscar por La La Land, Emma Stone sigue en ascenso. La actriz que nació hace 32 años en Scottsdale, Arizona, ahora le pone el cuerpo a Cruella de Vil, la icónica malvada que Disney creó hace cincuenta años. Porque en 1961 el gigante del entretenimiento entregaba ese clásico de los dibujos animados que se llamó 101 dálmatas y que, como pocos, dejaría en el imaginario colectivo una villana y no una heroína.
En consonancia con la tendencia de Disney de ofrecer reversiones de sus clásicos animados, esta nueva propuesta cuenta con elenco de lujo, set a todo trapo y gran apuesta económica. Porque, así como Angelina Jolie fue Maléfica en 2014, ahora es el turno de Cruella, con Emma, para estrenar en Argentina el 27 de mayo del 2021.
¿El enfoque de esta historia? Retrata los primeros días rebeldes de Cruella de Vil y está ambientada en los años 70 en Londres y en medio de la revolución del punk rock. En el anticipo ya se destaca el personaje de la Baronesa von Hellman, interpretada por la dos veces ganadora del premio Oscar, Emma Thompson. Y ¿el plus? El vestuario implacable de la multipremiada Jenny Beavan. Porque si hablamos de Cruella, sus looks y estilismo no podía quedar a mitad de camino.
Desafío mayúsculo para Emma Stone, que en realidad se llama Emily Jean Stone. Cuenta la leyenda que cuando se fue a anotar en el Sindicato de Actores se encontró con que Emily Stone ya estaba registrado. Apurada por concluir el trámite, buscó un nombre artístico que la iluminara. Y no tuvo mejor idea que homenajear a Emma Bunton, la más bebé de las Spice Girls, su ídola de entonces. Parece que, ambas consagradas, se conocieron en persona hace dos años, en un recital que revivía los éxitos de la banda británica de los años 90.
Es que Emma tenía apenas quince cuando supo que quería ser actriz. Lejos de aquello que está predestinado e incluso allanado para los niños en nacen en California, su camino tuvo mucho de azaroso: venía de Arizona. Emma –o más bien Emily– llegó a los escenarios como parte de una terapia recomendada por su psicólogo. A los siete años había empezado con ataques de pánico y la actuación resultó un vehículo inexorable para que canalizara tanta ansiedad.
Nada fue fácil para la jovencita que persiguiendo un sueño se mudó a Los Ángeles y recién en el 2007 debutó en el cine como parte de Superbad, una película protagonizada Jonah Hill y Michael Cera. Después sí, todo fue crecimiento hasta la consagración por su protagónico en La La Land, en 2016, cuando no legaba a los 30 años. Galardón que además la coloca en el privilegio compartido con pocas de ganar por su rol en un musical. Algo que lograron actrices fenomenales de la talla de Julie Andrews, Barbra Streisand, Liza Minelli y Catherine Zeta-Jones.
Íntima amiga de Jennifer Lawrence, los afectos son parte fundamental de la vida de Emma, que en septiembre del año pasado se casó con el guionista Dave McCary y que está embarazada de su primer hijo. Aunque nada de todo esto comparta en redes –porque no tiene– ni le guste contar en entrevistas.
Sí habló alguna vez de un bellísimo tatuaje que tiene en la muñeca. Son dos patitas de un pájaro para hacer referencia a la unión con su mamá que superó un cáncer de mama y que, junto con ella, es fanática de Blackbird, el temazo de Paul McCartney. Detalle no menor: el mismísimo Beatle diseñó el tatoo –tan simple como perfecto– por pedido de la actriz. Y sin dudas que, como dice la canción, este es el momento de Emma para volar… Como la implacable Cruella, ahora tiene una nueva chance de demostrar cuán lejos puede llegar.
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