Instalado con su familia en una casa de veraneo en Tigre, Marcelo Tinelli de a poco vuelve al ruedo. Mientras anticipa las novedades del Showmatch que se viene, impulsa la nueva temporada de Corte & Confección Famosos y cumple con sus funciones como presidente de San Lorenzo, se luce cantando los números del bingo para Lorenzo (6), su hijo menor. Como para no perder la costumbre de entretener.
Porque el genial conductor sabe lo que estar frente al micrófono, e impulsado por su mujer, Guillermina Valdés, nada mejor que aprovechar sus dotes para divertir a los más chicos de la casa y jugar en familia. “Seteeeenta y siete”, se lo escucha cantar en el video que subió la ex modelo y empresaria a su cuenta de Instagram, mientras el conductor acomoda la bolilla en la base. “Seseeenta y siete”, canta después de hacer girar el bolillero. Y, siempre con tono de locutor, agrega: “Seis, siete”. Entonces de fondo se escuchan las risas de Guillermina, los comentarios sorprendidos de Lolo y se lee una inscripción: “Que plomo como canta @marcelotinelli”.
Pero nada es casual de la historia que sube su esposa, la creadora de Guiv, una línea de cosmética cruelty free –sin conservantes y que no testea en animales–. Después de escucharla jugar al bingo con Lolo y su marido, se la ve alentando a su hijo en el armado de un rompecabezas. “¿Lo armaste solo?”, le pregunta para que el niño conteste que sí y le muestre que está acomodando una ficha de La Rioja en lo que pareciera ser un mapa de Argentina. “¡Guau! Tremendo”, lo felicita la madre de Dante (19), Paloma (17) y Helena (15) –los tres mayores de su relación con Sebastián Ortega–, que tuvo al menor con el conductor.
Entonces Guillermina explica: “No quiero promocionar ningún juego en particular, pero les doy ideas para tratar de alejar a los chicos de los dispositivos electrónicos”. Y, haciendo primer plano en una serie de juegos de mesa, enumera: “Bingo, Chancho, Tuti frutti, rompecabezas, el clásico Uno”. Después se detiene en uno que le regalaron a Dante, para su cumple que “para adolescentes es muy bueno”. Y concluye: “La clásica ruleta, Burako… Ya no sé qué hacer para que dejen los dispositivos electrónicos”.
No es todo. Porque hace unas semanas, en una nota en la revista El Planeta Urbano, Guillermina habló de la crianza de sus hijos y los límites que ejerce como madre. “Es re difícil, porque ellos nacieron en un lugar muy diferente del mío. Y por más que trates de decirles: “Yo te doy esto, pero sabé que si te lo tuvieras que ganar sola tendrías que hacer esto, esto y esto”, es imposible que eso se ponga en práctica en la realidad. Yo muchas veces me enojo y les corto alguna cosa, pero ellos en el fondo saben que lo van a volver a tener, porque tienen otra historia que no es la mía, y eso no lo puedo cambiar. Mi historia no es mejor que la de ellos, ellos tendrán que buscar su fortaleza desde otro lugar, y no está mal. El tránsito que tiene cada uno en la Tierra es muy personal, vos podés acompañar, pero el otro hará eco de lo que pueda o lo que quiera”.
Además, para esa nota habló de su rol de empresaria. “Yo tenía un concepto erróneo de lo que significaba ser empresaria; sentía que se conectaba con la frialdad, y no es así. Ser empresaria es darle trabajo a la gente, confiar en el país en el que vivís, llevar a cabo un proyecto y hacerlo crecer, es un montón de cosas. Con Guiv yo empecé desde el día uno eligiendo desde los activos, probando las cremas, seleccionando el packaging, viendo el arte. Creé una marca desde cero y me pareció divino, me di cuenta de que no era sólo un trabajo frío de cálculos y números, sino algo más integral”, reflexionó Guillermina, que como tantas mujeres, trabaja y se preocupa por la crianza de sus hijos.
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