“Soy de una generación que no da nombres”, aclaró Guillermo Coppola en Flor de equipo, el programa de Flor Peña por Telefé, antes de arrancar con sus geniales anécdotas de su vida como manager de Diego Maradona. Y hablando de los quince años de pareja que cumplió con Corina Juárez, su mujer, dijo: “Hasta ahora el récord lo tiene Diego, con dieciséis, pero Cori viene ahí”.
Entusiasmado con participar de un cuestionario, Florencia Peña le preguntó si alguna vez había tenido un romance con una estrella internacional. “Con una estuve a tiro. La tuve ahí. Entré al ascensor y pensé que subíamos a mi habitación, pero cuando paró me dijo: ‘Guglielmo, sei un uomo affascinante, ma io sono innamorata di mio marito’. Hablaba de Carlos Ponti”, contó, para que la conductora insistiera: “¡¿pero quién era ella?!”. “Sofía Loren. Jugué… Claudia y Diego me ayudaron un montonazo. Yo jugaba con esa ventaja. Vivíamos en Italia. Yo era un Armani, pelito corto, remerita negra. Siempre bien perfumado, siempre bronceado. La llevé a la cancha de la mano. Tenía stilettos negros, medias con rayas. ¡Ese cuerpo! Yo la había pensado mucho en mi infancia. En Ayer y mañana, una película en la que ella se pone una media”, agregó con picardía sobre la genial actriz italiana que conmovió a más de una generación con su talento y con sus curvas voluptuosas. “Vos sos un romántico del sexo. Eso es lo que te pasa”, reflexionó Florencia ante la anécdota cargada de simpatía. Para que el ex manager de Diego Maradona agregara que había más: “Y otra, Catherine Deneuve. Montecarlo. Besé los labios. Después vino a la Argentina. Pero allá se la llevó el príncipe Alberto”.
Contó que “Coppola fuma abajo del agua” es una frase de Diego porque “Guillote vivísimo, fuma abajo del agua. Eso sentía”. Y mostró la foto de la tapa de su libro, que es una biografía en la que repasa sus vivencias. Entonces la conductora compartió una serie de fotos que retrataban los años de amistad. Todo intentando salir de la coyuntura que hace a la muerte del astro, ocurrida el último 25 de noviembre. La idea era recordar a Diego y no debatir acerca de la sucesión, sus ex mujeres y la causa judicial en torno a su muerte.
“¿Cómo estás hoy después de todo lo que pasó?”, le consultó Florencia. “Yo digo que fue un gran amor. Lo expresamos los dos cada vez que podíamos, porque así lo sentíamos. Éramos una pareja sin sexo. Aclaro ‘sin sexo’ porque es lo que nos faltó. Cuatro años en Cuba prácticamente solos, mano a mano, en una isla. Donde no había nada, no había luz”, recordó.
Una a una se fueron sucediendo las fotos y Coppola marcó: “Las Praderas, Cuba. Un lugar que recorríamos con Claudia, con las nenas”. Después, ante una foto de Fidel Castro, dijo: “Ahí con el comandante, que lo admiraba a Diego de una manera increíble”. Y finalmente, cuando pusieron la foto de un beso en la boca entre ambos, apuntó: “El pico. Lo extraño, mucho. Es la historia de mi vida. Hay gente que dice ‘este sigue hablando’. ¿Cómo no voy a hablar? Y no fue interés, Flor. Yo me fui seco. Y esto lo digo porque muchos se confunden. Él dijo ‘se robó la plata de mis hijas’. Nada más lejos. Porque después me dio la manija de cajón de su padre el día que hubo que despedirlo. Y la familia toda, se lo agradezco, me dejó llevar la manija de él el día que se fue”. Y así cerró, con lágrimas en los ojos, el recuerdo de su amigo.
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