Los tiempos limitados para cumplir con una receta, las pulsaciones a mil y los nervios de estar al aire, forman un combo que vuelve atolondrados a algunos participantes de El gran premio de la cocina (El Trece).
Fue el caso de Julián y Nicolás, quienes por aprovechar cada segundo del tiempo que tenían disponible, dejaron muy desordenada la despensa que los proveé de los ingredientes necesarios para la receta. Allí es cuando Juan Marconi, uno de los conductores del programa, se enojó y les llamó la atención, luego de que se lanzaran productos entre ellos y dejaran algunos tirados por el suelo del set.
“Quedan pocos segundos, apareció el desorden, ¡5, 4, 3, 2, 1!”, anunció Marconi la cuenta regresiva. Sobre esa campana, se vio cómo uno de los integrantes de la pareja le revoleó una planta de puerro al otro, para la sorpresa del conductor, quien espetó: “No, bueno, no, es una vergüenza lo que hicieron”. Aunque los participantes ensayaron una disculpa, Marconi siguió retándolos: “Pero ¿qué es lo que decimos? Tanto Julián, que lo acabamos de ver que tiró todo como si fuese… no sé, insólito”.
Ahí, Marconi le explicó su disgusto a la otra conductora del ciclo, Carina Zampini: “Perdón, Cari, no solo Julián, que queda ahora en el ojo de la tormenta, sino que Nico hizo exactamente lo mismo de tirar, sin importar si la emboca o no en el canasto. ¡No podés tirar los productos!”.
“Y bueno, quedaban pocos segundos para poner todo en el canasto”, se justificó Nicolás, uno de los participantes. “Pero dijimos más tranquilos, todo lo contrario. Entró Laura y entró Martín bien”, replicó Marconi.
“La antítesis de los dos ingresos a la despensa tuvimos hoy”, complementó Zampini, comparando a las parejas que ingresaron a la despensa. “Por un lado, Martín y Laura, que ingresaron tranquilos, prolijos, dijimos ‘Qué bien’. Y después Nico y Julián, cualquier cosa”.
En un tono duro, Marconi siguió: “Y todavía, Nico que se quiere defender con que la cocina está en orden, no importa. El tema es no tirar productos. No se pueden tirar productos, ni sartenes, ni nada. No se pueden tirar las cosas”. “Está bien, OK”, dijo Nicolás, lacónico y sin parecer lamentarlo mucho. En tanto, Julián volvió a disculparse admitiendo que “lo mío fue cualquier cosa, sinceramente, perdón”.
“Aparte, lo novedoso es que el asistente los puede ayudar, no para atajar. Igual, Julián se da cuenta de lo que pasó”, la siguió Marconi, mientras la cámara mostraba la evidencia inocultable: un puñado de brotes de soja desparramados por el piso.
En un tono más conciliador, Zampini ensayó una explicación a lo ocurrió: “¿Qué fue lo que pasó? Entrás en un nivel de desesperación, que terminás como perdiendo el control. Parece como que termina valiendo todo, de cualquier forma. Y encima te olvidaste cosas que no tenés para trabajar”. “Claro, estaba agarrando las últimas cosas y los segundos...”, completó Julián.
“Nico está en Disney”, se rió Marconi, tratando de bajar el tono al momento tenso. “Los señores del jurado tomaron una determinación, que fue que los asistentes pudieran estar acá colaborando con los cocineros en la despensa, para que trabajen más tranquilos, para que no les falte nada, para que tengan todo lo necesario. Parece que no supieron utilizar bien esta decisión que tomó el jurado, porque las caras de los cocineros y de los asistentes... ¡ni se las cuento!”, cerró Zampini y mandó a un corte.
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