Luis Alberto Spinetta cumpliría 71 años: su particular visión del amor y la violencia reflejada en dos de sus canciones más recordadas

El “Flaco” nació el 23 de enero de 1950 y, a lo largo de su extensa carrera, construyó un legado a raíz de obras brillantes. La historia de “Muchacha (ojos de papel)” y “La bengala perdida”

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Luis Alberto Spinetta en 2009,
Luis Alberto Spinetta en 2009, durante el show de Las Bandas Eternas (Télam)

Una canción es hermosa de principio a fin y si afirmamos que se trata de una de las composiciones más brillantes de la historia de la música argentina no exageramos. La otra también es una muy bella pieza, pero relata con crudeza una triste realidad que está impregnada en nuestra sociedad.

En el día en que Luis Alberto Spinetta hubiera cumplido 71 años (nació el 23 de enero de 1950), buscaremos acercarnos a su particular visión del amor y la violencia, temáticas reflejadas en sus canciones “Muchacha (ojos de papel)” y “La bengala perdida”.

¿Quién no se emocionó al escuchar “Muchacha”? ¿A quién no le llegaron esos versos que tan bien enhebró el querido “Flaco”? La pieza formó parte del primer álbum de Almendra, se presentó en vivo el 22 de junio de 1969 en un recital en el Teatro Coliseo y, apenas salió, se convirtió en un éxito total. Pero no nos vamos a quedar con los datos duros de la historia. La idea es sumergirnos en cómo fue el proceso creativo de una de las obras más lindas del rock nacional.

“Muchacha es Cristina (Bustamante), que era mi novia. Fue mi primera mujer. Ese momento era muy especial y la canción estaba ligada al enamoramiento por primera vez concretado en una relación. Por lo tanto, la canción está encarnada en ese feeling eterno que uno siente por las personas que ama”, contó Spinetta en diálogo con Emilio del Guercio en el programa “Cómo hice”, de Canal Encuentro, en 2010.

Spinetta junto a Cristina Bustamante,
Spinetta junto a Cristina Bustamante, la "muchacha ojos de papel"

Cristina Bustamante era vecina de Emilio y, por medio de del Guercio, el “Flaco” la conoció. “Una vez nos quedamos solos en la casa de Emilio porque sus padres habían viajado y entonces invitamos a las chicas a tomar algo, a bailar, una especie de asalto... Y ahí, por primera vez, me sentí enamorado”, narró el compositor.

Y siguió: “En realidad ya me había enamorado varias veces pero siempre habían sido amores imposibles de realizar por diferencia de edad. No sé, me enamoraba de las maestras, de las pibas más grandes y después no pasaba nada obviamente”.

“Yo era un inepto absoluto en ese momento. Y bueno, todos esos pequeños amores desembocaron en un gran amor que fue el de esta muchacha ojos de papel, que fue un amor correspondido porque también ella me quiso mucho. Fue mi primer amor, mi primer gran amor, inolvidable amor... Y me inspiró una canción”, concluyó.

La ilustración del "Flaco" de
La ilustración del "Flaco" de su canción "Muchacha (ojos de papel)"

Por su parte, en varias ocasiones, la propia Cristina contó secretos sobre la composición del tema y cómo ella intercedió para hacerle una modificación al texto original. “Yo ayudé a darle forma a la versión definitiva de la letra”, recordó.

Además, sostuvo que sugirió un cambio. “En el original Luis había puesto senos de miel y yo le dije que eso parecía un catálogo de corpiños. Estuvimos de acuerdo en que pechos quedaba mejor”, señaló.

Sin embargo, pese a su participación con esa idea, siempre aclaró: “Yo nunca me di crédito por ‘Muchacha’. Fue todo de Luis. El arte fluía a través de él”.

"Muchacha (ojos de papel)"

La violencia

Luis Alberto podía escribir sobre distintos temas con una claridad conceptual y un vuelo narrativo que muy pocos tienen. Y así, como pudo componer una pieza tan bella como “Muchacha”, podía pasar a otra que reflejaba un crudo aspecto de la realidad: “La bengala perdida”.

Era una noche fría de agosto de 1983. La Argentina vivía los últimos días de gobierno de la sangrienta dictadura militar. Se aceleraban los preparativos para las elecciones del 30 de octubre en las que Raúl Alfonsín ganaría con el 51,7 % de los votos y la vuelta de la democracia ya era casi una realidad.

El país estaba pendiente del hecho histórico y se abrazaba ante el cambio de época. Sin embargo, la violencia en los estadios de fútbol no mermaba -lamentablemente nunca lo haría- y esa jornada sería recordada como una de las páginas más tristes de nuestro deporte.

Roberto Basile tenía 25 años y había organizado el plan perfecto: asistir a la Bombonera para ver jugar a su amado Racing frente a Boca. Su novia lo esperaba en una cantina cercana al estadio para cenar juntos tras el encuentro. Lo esperó y lo esperó pacientemente pero él nunca llegó.

Miembros de la barrabrava del club local -comandados por José Barrita, alias “El Abuelo”, quien hacía poco tiempo había asumido el liderazgo- lanzaron bengalas de señalización marina hacia la popular visitante. Un par de ellas no llegó a destino pero una sí lo hizo. Cruzó todo el campo de juego e impactó en el cuello de Basile, quien murió en el acto. La agresión fue antes de comenzado el partido, que increíblemente se disputó como si nada hubiera pasado y terminó 2 a 2.

El manuscrito de "La bengala
El manuscrito de "La bengala perdida" y el cuerpo de Basile

Unos años después de ese triste episodio se encontraban juntos Spinetta y Fito Páez en un hotel de la capital de Córdoba. Era la época de La La La (1986), el disco que grabaron a dúo y presentaron por varios lugares.

De acuerdo a lo que narró el periodista Carlos Polimeni en su libro “El día que Charly saltó (y otras crónicas salvajes de rock)”, al hotel Nogaró de la calle San Jerónimo se acercaron hinchas de Rosario Central -club del que Fito es simpatizante- para charlar con los músicos. El equipo estaba en la ciudad para jugar ante Instituto de Córdoba y, por esa razón, sus fanáticos deambulaban por las calles.

El rosarino accedió encantado al encuentro pero el “Flaco” miró con cierta desconfianza y no tenía ganas de conversar con los hinchas. Allí fue cuando les dijo lo que pensaba acerca de sus comportamientos y, uno de ellos, le respondió que todo lo que hacían era “por los colores”.

Evidentemente ese diálogo quedó en la memoria del músico y, unido a lo que había ocurrido en el ’83, le disparó la necesidad de escribir “La bengala perdida”, un crudo relato que habla de estos acontecimientos que referenciamos.

Spinetta amaba el fútbol pero le indignaba que las hinchadas se pelearan y provocaran destrozos. No entendía que haya muertes en las canchas.

"La bengala perdida"

Polimeni, en el citado libro, consigna otro hecho que inspiró la canción. Se trató del secuestro y asesinato del empresario Osvaldo Sivak, quien perdió su vida a manos de una banda que integraban ex policías y servicios de inteligencia. Su cuerpo fue hallado en noviembre de 1987, enterrado en un campo ubicado a un costado de la ruta 2 pese a que su familia había pagado más de un millón de dólares por el rescate.

Esto provocó el estupor de Spinetta, para quien la situación -en palabras del periodista-, le “fulguraba como una prueba concreta de que la violencia sin sentido seguía dominando una parte de la lógica social argentina”.

“La bengala perdida” formó parte del álbum Téster de violencia, que se editó en 1988 y fue considerado por el propio Spinetta como un disco conceptual con el eje puesto justamente en la violencia. “Desde Durazno Sangrando que no puedo conceptualizar varios temas y ponerlos todos al servicio de una misma temática”, expresó el músico en una entrevista con Gloria Guerrero en marzo de ese año.

“El Flaco” siempre siguió de cerca lo que ocurría a su alrededor y esta canción, tan dura como real, es una muestra más de ello.

Del amor a la violencia, de los sentimientos más lindos que puede expresar un ser humano hasta los comportamientos más atroces. De todo eso podía escribir Luis Alberto, el gran compositor del rock argentino que hoy cumpliría 71 años.

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