Dolida por una serie de comentarios negativos que le escribieron en su cuenta de Instagram, Araceli González (53) compartió una anécdota de su juventud con la intención invitar a la reflexión. Fue después de subir un reel con un filtro y que le llovieran críticas sin sentido. “Mis hijos siempre dicen que las redes son así”, señaló entre sorprendida e indignada y se lanzó a relatar lo que denominó “una catarata de historias” con una anécdota de cómo pueden dañar los que hablan sin saber. “No puedo creer la poca amorosidad que hay en mucha gente en las redes”, exclamó la actriz, mamá de Florencia Torrente (32) y de Tomás Kirzner (22), fruto de su relación con Adrián Suar.
“Comentaba con una amiga a cerca de los mensajes malos de la gente y me vino a la mente una anécdota maravillosa de mi tío Puchi”, arrancó a cerca de uno de los hermanos de su mamá, Rosa Monteferrario quién falleció en septiembre del 2018. “Soy de Ramos Mejía. Pasé mi adolescencia ahí, dónde hay un club muy importante donde los hombres iban a jugar a las cartas o hacer deportes. Las mujeres también iban”, relató. “Viendo el otro día Notting Hill le conté esta anécdota a Fabi”, agregó en relación a Fabián Mazzei, su esposo desde diciembre del 2013. “Cuatro hombres están hablando mal de ella, que los escucha y los encara”, rememoró sobre la película en la que Julia Roberts interpreta a una actriz famosa que, sentada en un restaurant, escucha cómo un grupo de hombres habla de “lo rápidita” que es sin haberse percatado que estaba en la mesa de al lado. Ella los encara y los hombres quedan sin palabras.
“La cuestión es que mi tío estaba en una mesa con amigos y, al lado, unos hombres hablaban de mi. Entonces mi tío, que es re guardaba bosque, para la oreja. Escucha que uno empieza a cancherear…”, apuntó y agregó: “¡Los detesto! El típico canchero que se hace el canchero hablando de una mujer…”. Y siguió: “Escucha que empieza a decir: ‘Yo a Araceli la conozco. ¡Es terrible! Es más, ¿vos querés el número de ella?’ Todo como que yo era una regalada total. Decían cosas horribles… Tanto que mi tío no aguanto más”, relató y explicó el lugar que ella ocupaba en su familia en la década del 80. “Yo era la prima mujer mayor… Y mi tío fue como mi papá en mi vida. Estuvo muy presente”, aclaró. “La cuestión es que se levanta mi tío de la mesa y le pregunta a este hombre: ‘¿De verdad podés conseguir el teléfono de Araceli González? Porque a mi me encantaría poder hablar con ella’. Y el tipo le contesta: ‘¡Sí! Es re fácil’. Para que mi tío le conteste: ‘¿Sabés quien es ella? ¡Es mi sobrina!’”, continuó y… “Se pueden imaginar lo que pasó…”, agregó.
Porque, según explicó Araceli: “Una cosa así se arregla entre manos en el barrio. Cuando tocan a la nena de la familia, más en una familia tana como los Monteferrario…”. Y pronto aclaró: “Estamos hablando de otra época, ¡eh! Hoy todo mutó. Mi tío es diferente. Vamos modificando nuestra sociedad. Trabajamos mucho para que cambie”. Para señalar que resolver las cosas a los golpes no es la mejor manera.
Y siguió: “Mi tío vino a mi casa ese domingo posterior a esa pelea y cuando lo veo, le digo: “Tío, ¡estás todo lastimado! ¿Qué te pasó en la cara? Y me contestó que nada, que se había caído”. Entonces, Araceli volvió a abrir un paréntesis: “Seguro que va a ver esta historia. (En relación a su tío) Se está recuperando en su casa… Vamos tío, ¡fuerza!”. Pero además se rió de ella misma –muy al estilo Araceli–: “Me voy por las ramas. Cada vez me parezco más a mi mamá. ¡Hablo tantas cosas a la vez!”.
Y volvió al eje de su anécdota. “Al rato, en la sobremesa del domingo, mi tío me cuenta lo que había pasado… Primero, me dio mucha ternura. Salió a defenderme porque no podía creer lo que decían de mi. Es muy doloroso…”, reflexionó y para terminar, apuntó: “Vamos a redondear. No saben cómo pueden pagar las críticas… Nadie está exento de que lo que le escribas le caiga mal. Con la anécdota del tío quiero mostrar que la gente a veces habla de más. Yo sé que no va a cambiar, pero por ahí a algunas personas las hace pensar”.
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