A más de tres décadas del estreno de Karate Kid, el público volvió a familiarizarse con nombres como Daniel San (Ralph Macchio), Johnny Lawrence (William Zabka) o Ali Mills (Elisabeth Shue) luego de los estrenos en Netflix de las temporadas 1 y 2 (agosto 2020) y 3 (enero 2021) de Cobra Kai, la secuela del exitoso filme que muestra la vida de los protagonistas, 36 años después, pero que también incluye las de sus hijos, que sin quererlo quedan en medio de la rivalidad de sus padres.
Así como muchos jóvenes se acercaron en los ochenta al karate fascinados por la historia de Daniel Larusso y su sensei el señor Miyagi, lo mismo ocurrió en los últimos meses, cuando aumentaron notablemente las consultas en las escuelas y dojos de Buenos Aires, tras el estreno de la historia que en el 2020/21 tiene además como protagonistas a Miguel (Xolo Maridueña), Samantha (Mary Mouser) y Robby (Tanner Buchanan).
En diálogo con Teleshow, Héctor Maroli, sensei y presidente de la Federación Argentina de Karate & Kobudo Okinawense enumeró “tres olas de incentivo al karate a través del cine y la televisión” las cuales resultaron favorables para los dojos: la primera en 1973 tras el estreno de Operación Dragón con Bruce Lee y que por una cuestión generacional es la que lo acercó al deporte; la segunda en 1984 con Karate Kid y la última en los últimos meses con la aparición de Coba Kai.
Aunque recibió un aumento en las consultas de gente que quiere tomar clases de la disciplina, debido a la pandemia y a ciertas restricciones sanitarias, aún no pudieron traducir dicho interés en alumnos. ¿Quiénes se acercaron? “Gente de todas las edades, pero también niños de entre 6 y 12 años”.
El mismo fenómeno se observó en la escuela Koshinkan, el estilo es Shorin Ryu (no compiten ni participan de torneos), dirigida por Alejo Florín Christensen, quinto Dan, que debido a la pandemia incorporó clases virtuales. “Las repercusiones (después de Cobra Kai) fueron altísimas, charlando con otros senseis, se está volviendo a impacto que tuvo el karate, en cuanto a popularidad, de la década de los 80″. Además, aseguro que luego del debut de la ficción en Netfix se inscribieron unos treinta alumnos de entre quince y cincuenta años. Además, reconoció que entre el estreno de las dos primeras temporadas y la tercera hubo una “meseta” en las consultas.
Micaela Perreño es profesora de karate del Club Atlético Boca Juniors e integrante de la Unión Argentina de Karate, en sus clases recibe a niños desde los tres años donde además de la técnica, enseña los valores de la disciplina que “no es solo pelea”. A partir de la vuelta de Daniel y Johnny a los dojos aumentaron las consultas en el club: “Hubo más ruido, ya que la gente puede ver de qué se trata el deporte y lo bien que le puede llegar hacer. Al igual que hubo mucha repercusión cuando se estrenó la última película Karate Kid (2010), muchos se sienten identificados con partes de la serie y por eso mismo buscan saber más e incluso comenzar a practicar”.
Para Maroli, que ingresó en la práctica hace 45 años un poco por casualidad, para acompañar a un amigo que dejó a los tres meses, la serie no representa a la disciplina y no encuentra similitudes con lo que pasa en la realidad. Explicó: “En karate todo se inicia con el respeto, inculca empatía con el otro, no abusa de los conocimientos y fortalezas que se desarrollan con la disciplina; se exacerba la buena conducta personal para convertirse en un buen ciudadano, respetuoso de las leyes, normas y el aprecio por la vida en su totalidad”.
Para Perreño, en cambio, “la serie estuvo muy buena” ya que “se puede ver como es el fin de la práctica, lo disciplinada y marcial que es, la pasión que se puede llegar a sentir por este arte ya que es un estilo de vida” y agregó: “En la serie podemos ver como los dos protagonistas aplican esta disciplina y pasión en sus propias vidas”.
En el mismo sentido, Florín Christensen que el viernes reabre su escuela en el Centro Cultural Japones Tenri con los protocolos correspondientes, dijo que la historia de Netflix “es un tema recurrente entre sus alumnos”: “Los que pasaron los 30 años rememoran gratamente su juventud y lo que los hizo empezar, los valores que implica el Dojo Kun (los preceptos del karate) honor, respeto, lealtad, cortesía paciencia”. Para él, uno de los puntos más destacables de la ficción es “la dualidad que se plantea del sensei bueno/sensei malo, el ying y el yang. Al final del día, hacemos lo mejor que podemos, pero somos solo personas con lo que tenemos. Algo que también se está tocando mucho es el tema de los egos”.
Lo que más le interesó de la continuación de la saga es “la evolución de los personajes, cómo las disputas de los senséis, se repiten en sus alumnos y puntualmente cómo en la serie después de años, Daniel, como Lawrence, empiezan a hacer la autocrítica que los va a llevar a mejorar y superar sus propios problemas. La autocrítica es uno de los bastiones del karate y eso está reflejado muy bien, en contraposición con el ego”.
Otro punto importante para él es que algunas cosas que suceden en el dojo Cobra Kai durante la tercera entrega de la serie alentaron a muchos chicos a que se animaran a contar experiencias malas que habían tenido con sus maestros: “Es menos grotesco en la realidad, pero sí se da en senséis que suelen presionar a sus alumnos para obtener rédito, ergo resultados deportivos/premios medallas”.
Con diez capítulos de aproximadamente media hora la serie que se estrenó el primero de enero está segunda entre las tendencias de Netflix y sus seguidores ya están contando los días, o mejor dicho meses, que tendrán que esperar para la llegada de la cuarta entrega.
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