Restricciones para los shows en vivo versus fiestas clandestinas: orgías en Bruselas, una rave eterna y un yate hundido

Mientras se siguen realizando en todo el mundo eventos ilegales sin mascarilla ni distancia social, que ponen en riesgo la salud pública, productores y managers argentinos cuentan cómo sobrevivieron al 2020 y por qué es necesario tomar medidas de manera urgente para reactivar el sector en 2021

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Las fiestas ilegales durante la
Las fiestas ilegales durante la pandemia

A través de grupos cerrados en redes sociales o de boca en boca, esquivando todas las medidas de seguridad, en los últimos días se sucedieron diversos encuentros ilegales que convocaron a cientos de personas en distintas partes del mundo. Entretanto, la industria del espectáculo en general y de la música en particular, sigue transitando momentos de zozobra y precariedad: casi no se hacen shows en vivo y pese a mantener la actividad, las recaudaciones son bajas.

En Barcelona, por ejemplo, los Mossos d’Esquadra llegaron justo para desactivar una rave que duró ¡39 horas! Casi 200 personas formaron parte de una fiesta electrónica con dj´s pinchando discos desde la noche del 31 de diciembre hasta bien entrada la mañana del 2 de enero. Sin mascarilla ni distancia social, mientras el gobierno español puso restricciones a las cenas navideñas y sigue estableciendo toque de queda por las noches, los encuentros ilegales no paran. Tampoco hay shows y las salas de conciertos continúan cerradas, muchas de ellas con riesgo de no volver a abrir.

Con un plan algo más subido de tono, en Bélgica se han interrumpido por lo menos tres orgías realmente multitudinarias en los últimos dos meses. La última fue el colmo: en la fiesta sexual había más de 50 personas y se realizó muy cerca de la frontera con Francia, en la localidad de Saint-Mard frente a una clínica de enfermos de COVID-19. Argentina tampoco se queda atrás, hace pocos días casi se hunde un yate en Paraná, Entre Ríos, debido a la cantidad de gente que había a bordo. La embarcación se dirigía a una fiesta y superaba ampliamente la cantidad de navegantes, de modo que ya no solo era peligroso el hecho de que estén sin ningún tipo de cuidado higiénico, sino que se podrían haber ahogado.

José Palazzo, productor a cargo del clásico festival Cosquín Rock y presidente de la Cámara de la Industria del Espectáculo y Afines de Córdoba (CIEyA), que agrupa a 200 asociados en toda la provincia, explica: “Los eventos clandestinos forman parte de un entretenimiento que genera un descontrol absoluto por parte de las personas que asisten, donde no hay requisas, no hay control, podés sacarte el barbijo que nadie te va a decir nada, nadie te toma la temperatura… Este formato clandestino está empezando a generar en un grupo etario, una sensación de que es la nueva normalidad, que es una forma interesante de divertirse, adrenalínica, de disfrutar y es muy nocivo para la industria, para la salud pública, pero sobre todo para los controles que no están y que son los que hacen que los eventos sean seguros. Y no hablo solo de COVID, sino de que no tienen ambulancias, no tienen planes sanitarios, no tienen ningún tipo de control”.

En Córdoba, se ha rechazado la posibilidad de hacer eventos con burbujas, cuenta Palazzo y celebra que al menos se hayan autorizado protocolos con formato de teatro. “Donde entraban 6 mil personas ahora con sillas van a entrar solo mil, pero esa es la forma de hacer algunos eventos este verano y supongo que vamos a hacer tres o cuatro en enero y otros tres o cuatro en el mes de febrero, si la pandemia lo permite”, relata el productor.

Molotov en el Cosquín Rock Online

Palazzo reconoce que algunos artistas consagrados quizá hayan podido aprovechar el confinamiento para crear, pero que para la mayoría fue drástico: “Nosotros en esta pandemia fuimos condenados como parte del sistema que quedó fuera de todo tipo de actividad. Y sentimos en algunos casos que nos comparan con lo clandestino y es una cosa que planteamos desde mayo o junio, cuando veíamos lo que sucedía en Europa, sabíamos que íbamos a quedar demonizados, hoy hay gente que confunde organizar un evento con formato teatro, con sillas o con burbujas, con lo clandestino y con el contagio inmediato. Esa confusión se dio hasta con las autoridades y por eso hoy no estamos pudiendo trabajar”.

Cosquín Rock tuvo su versión digital y fue un éxito, con más de 60 mil entradas vendidas, pero su creador asegura que no habrá una edición del festival en 2021 para Argentina. “Fuimos notando que los streamings fueron perdiendo interés en la gente y hoy creo que si no hay una combinación entre presencial y streaming la veo muy difícil”. Recién volvería a las sierras en 2022, pero este año apuesta por el exterior: “Estamos con todas las ilusiones de poder realizar nuestro primer Cosquín Rock en España el 30 y 31 de julio y 1 de agosto en Fuengirola, Málaga, aunque por ahora no hay definición de si se va a poder hacer o no, y también estamos estudiando la posibilidad de hacer Uruguay y Paraguay en octubre y noviembre”.

Matías Mera es manager de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la prestigiosa banda del Indio Solari que tiene vida propia y cuyo streaming fue uno de los más vistos en 2020, con 20 mil entradas vendidas. “No poder hacer shows en vivo liquidó al sector porque más allá de los ingresos que hay por reproducciones en las plataformas digitales, tocar en vivo es el principal ingreso. Desde marzo, la industria se encuentra prácticamente paralizada, intentando generar espacios que suplanten el vivo, pero eso es imposible”, se lamenta Mera. Como realizador audiovisual, y al frente de su productora Cráneo Films, acota: “Creo que el streaming vino para quedarse, y algo positivo que surge de todo esto es que se creció en tecnología y hay un know how tanto en las productoras, como en los artistas y las empresas de técnica, que hacen pensar que cuando vuelva el público no se van a ir los streamings”.

“El tesoro de los inocentes”, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado

Otra novedad, además de la de ofrecer shows en línea en vivo y en directo, fue la de trasladar el formato del autocine a los conciertos. Clara Siancha es publicista, productora y manager de Coti, artista cuyos primeros shows en pandemia fueron claves para destrabar un nuevo nivel de posibilidades. Siancha llevó adelante la realización de un show en San Isidro en el que se juntaron las vibraciones de un recital en directo con la seguridad de disfrutarlo dentro del auto.

“Con Coti realizamos el primer autoconcierto en Argentina, fue una jugada, una apuesta. En ese momento pudimos vender solamente 200 entradas, 200 autos, así que a nivel negocio no es redituable, pero por lo menos pudimos hacer trabajar a todo nuestro equipo. Hay mucha gente que directa e indirectamente trabaja en un show, y eso estuvo buenísimo”, repasa Siancha. La manager, que también trabaja con otros artistas, reconoce que esta modalidad no es para cualquiera: “No es para todos los públicos. Justo Coti sí, pero no podría hacer lo mismo con mis bandas emergentes así que no lo veo como una salida, más bien lo veo como un parche, y también lo veo como algo de ‘one shot’. Hicimos un autoconcierto, dos, tres, ya está. Ahora es tratar de tocar en vivo con público restringido o esperar un poco más. No lo veo como algo a lo que nos acostumbremos, está buenísimo, pero es algo para zafar el momento”.

El autoconcierto de Coti en San Isidro

Con respecto al streaming, Siancha también lo ve como un elemento más para producir, “un complemento”. “Creo que llegó para quedarse, pero para quedarse en un show en vivo que se streamee para verse en otros lados como es el caso de Coti que tiene muchísimo público en España y en Latinoamérica en general, entonces está bueno. A nivel negocio son muy altos los costos para streamear y no podés cobrar una entrada tan alta porque no deja de ser una persona mirando una pantalla, entonces a nivel recaudación no es negocio, pero es una alternativa”, explica. Clara pertenece a ACMMA, la entidad que agrupa a los managers argentinos y asegura que entre todos están constantemente buscando soluciones para enfrentar este nuevo panorama. “Las playas están llenas, los bares llenos, pero los chicos no pueden ir al colegio ni se puede ir a ver un espectáculo. Los eventos clandestinos están teniendo éxito justamente porque hay una línea muy finita entre lo que se puede hacer y lo que no se puede, donde no se puede entrar al supermercado de a dos, pero te podés sentar en una mesa en Palermo de a veinte. No estoy de acuerdo con las fiestas clandestinas, por supuesto, pero puedo llegar a entender por qué surgen”, reflexiona la productora.

Algo de lo que dice Clara Siancha se repite en los testimonios de cada uno de los productores: “Nada de lo que esté sucediendo en pandemia hoy es negocio para la industria de la música, es todo para resistir, para aguantar, para poder darle aburo a los stage, a los sonidistas, a los iluminadores, a los músicos en sí”. Tito Leconte es socio y gerente general en Lauria Entertainment, y desde su lugar reconoce que “el 2020 fue un año atípico por la caída abrupta de los shows y conciertos en vivo, que son parte importante de los ingresos de los artistas y de las productoras, fue un año sumamente complejo, pero se fueron buscando alternativas para paliar la falta de shows en vivo”.

Entre sus goles, Leconte cuenta con la realización de Buenos Aires Trap en versión online, una edición diferente de un género que está en la cresta de la ola: “Tomamos la decisión después de hacer un análisis de lo que venía pasando en Argentina y en otras partes del mundo y la respuesta del público y creímos que era conveniente, sobre todo por ser un año muy difícil económicamente para el público, hacerlo de manera gratuita, y lograr así mayor alcance. Decidimos hacerlo con el apoyo de marcas con las que venimos trabajando desde hace mucho tiempo y la verdad es que la respuesta fue increíble. El show duró cuatro horas y al finalizar había habido 1 millón de conexiones, y se calculaba al menos dos personas viéndolo por cada dispositivo así que estamos hablando de que más de dos millones de personas lo vieron en vivo. Fue un gran evento y un gran cierre de año para nosotros”. Leconte destaca lo espiritual, lo anímico, por sobre lo económico en cuanto al futuro del streaming y admite que “aunque serán una opción en 2021, los streamings no van a tener la misma fuerza que tuvieron el año pasado”.

“Goteo”, Duki en el Buenos Aires Trap 2020

Realista, Leconte cree que “el autoconcierto es algo pasajero, pero que fue necesario no tanto desde lo económico porque no son grandes negocios, pero sí de la necesidad del artista de poder conectar con el público de manera directa y del público de poder ver a su artista”. El productor sabe que cada paso que den a partir de ahora “va a depender siempre del virus hasta que la población esté vacunada y se vean los resultados”. De todos modos, desde Lauria confían en que saldrán adelante porque es una industria “que ya está acostumbrada a trabajar siguiendo riders (los documentos en los que se detallan las necesidades técnicas), protocolos y pautas técnicas poniendo por delante la seguridad de la gente”.

José Luis Cameron, director de la productora Gonna Go, cuenta que venían de un verano muy bueno en 2020, “hasta q se confirmó el cierre del 17 de marzo... pensábamos que, máximo, iba a ser por tres meses”. El tiempo pasaba y se seguía extendiendo el confinamiento, así que comenzaron a generar algunos conciertos vía streaming y en septiembre se unieron a la productora Crack para hacer el Festival Capital Edición Digital, totalmente libre y gratuito, junto a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y a beneficio del Hospital de niños de esa ciudad. Con Gonna Go, Cameron barajó en el camino la posibilidad de hacer autoconciertos, pero se decidió a esperar la autorización para realizar recitales de a pie.

Así fue como a finales de 2020 se concretó el ciclo Sonoriviera, en la Costanera, para el que -según cuenta- se basaron en un formato del verano europeo con corrales de estructura Layher, hechos con andamios. “Realmente fue una gran experiencia para nosotros, para el público y para los artistas, demostrar que se podía hacer con cuidados. Pero no puedo dejar de pensar cuántos colegas están sin trabajar, cuántos artistas, cuántos técnicos… la pérdida económica y psicológica es incalculable. Somos parte de un movimiento de mucha gente apasionada, profesional, que hace un gran sacrificio por una industria mejor. Nadie imaginó nunca algo así”, se lamenta Cameron.

Vicentico en SonoRiviera

En el teatro Ópera de La Plata, el productor espera repetir la buena experiencia del Sonoriviera, pero con menos capacidad y otros protocolos. Las ganancias siguen siendo bajas. “El público es consciente y comprensivo del momento que nos toca atravesar, tan particular como histórico. Es clave comunicar desde redes y distintos medios de comunicación que nos ayudan siempre a difundir, mostrar cómo es el formato, la burbuja, el espacio, los accesos y cuidados”, explica José Luis y remarca que hay un protocolo de referencia en el que se basan desde los productores hasta los artistas, pasando por el staff y los proveedores.

El desafío es enorme y Cameron destaca: “Nada es fácil con pandemia, estamos a un 30 por ciento de capacidad, todo ha aumentado mucho, es imposible trasladar el costo al ticket. Cada show que se hace, habla de un gran esfuerzo de todas las partes del entretenimiento, artista, proveedores, producción y por supuesto del público que compra las entradas en un momento tan complejo”. El productor reconoce que jamás imaginó algo así, aunque suponía que el suyo iba a ser uno los sectores más afectados. “Tenemos fe de que con la vacuna después de mitad de año podamos volver a hacer giras nacionales y el Festival Capital y el Rock en Baradero”, proyecta, sin dejar el optimismo de lado, y cree que una buena organización de eventos con protocolo es la mejor herramienta para prevenir los eventos clandestinos.

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