Es un verano atípico para Martín Mono Fabio, el cantante de Kapanga. Por primera vez en 25 años, la temporada no lo encuentra girando por el país para presentarse en festivales, fiestas populares o boliches rockeros, todas paradas obligadas para el grupo de Quilmes. La pandemia puso en jaque al mundo y trajo nuevas modalidades para la actividad musical: shows por streaming, autoconciertos, recitales con capacidad reducida.
Por todas estas situaciones pasó Kapanga, que esta noche continúa celebrando sus 25 años con un show en el Anfiteatro del Parque Centenario, que debió adelantarse para las 20 por las medidas de restricción sanitaria. “Tendría que estar en un micro de gira dando vueltas por el país y tengo que esperar a ver si puedo ir a tocar esta noche”, cuenta el músico en diálogo con Teleshow. Con bronca sí, pero también con las mejores expectativas. “Dentro de toda esa rareza se que lo voy a pasar bien, porque voy a estar haciendo lo que me gusta”.
Pero también es un tiempo de un reconocimiento diferente para el músico. Su paso por Masterchef Celebrity, el programa exitoso de la televisión durante el año pasado, lo expuso a otro tipo de público, con otras repercusiones. Su personaje fue de los más queridos por el público y su eliminación golpeó a sus flamantes compañeros como si fueran amigos de toda la vida. Esa es la sensación que se desprende después de hablar un rato con Martín, con el Mono, un artista con sensibilidad, humor y franqueza para hablar de todos los temas.
—¿Cómo te preparás para el concierto de esta noche?
—Es raro, muy raro, porque cambia la información minuto a minuto. Es difícil cuando uno le pone todas las ganas y amor a esto que venimos haciendo hace 25 años, y cada vez que estamos por arrancar hay un pero. Ahora adelantamos una hora por este decreto de restricción nocturna, es medio difícil trabajar así, después de diez meses sin laburar, nos piden más protocolos que a los de la NASA; cumplimos con todo y te embarcas a la producción y al otro día te cambian los papeles.
—¿Es difícil adaptarse a esta nueva situación?
—Nosotros pasamos por el streaming, el autoshow, intentamos todas las formas y eso habla de las ganas y el amor que le tenemos a Kapanga. No hay otra cosa, es algo que nos costó 25 años de nuestras vías, y no está bueno que se vaya apagando. Recién escuchaba los anuncios y nadie hablo de la música, desde que empezó la pandemia es igual, hablan de los teatros, de los restaurantes, pero no de los músicos. ¿Qué pasa hoy? ¿Si me atraso un poquito y me paran en el puente de la Boca y me meten preso? Ahí exploto, como Bombita Rodríguez (Risas).
—En referencia a la restricción, ¿ves similitudes con la medida impuesta por el entonces gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde que inspiró la canción El mono relojero?
—No, porque en aquel momento no había pandemia, la pandemia era Duhalde. Aquello fue una restricción exclusiva a la nocturnidad, no a los restaurantes, ni a los bares. No se podía circular después de las 3 de la mañana, y en este país parece que es mejor prohibir que prevenir. El mono relojero la editamos con Duhalde siendo gobernador, lo que nos costo un montón de tiempo sonar en las radios de Buenos Aires, no así en el resto del país.
La vida después de la tele
Con su paso por Masterchef Celebrity, el Mono mostró una faceta desconocida de su personalidad, inclusive para los seguidores de su banda. Con su estampa de pibe de barrio, sencillo, compañero y noble, logró hacerse paso en pese a su poca experiencia en el mundo de las hornallas. “Fue un lindo desafío, con una trascendencia que no me esperaba”, asegura el músico. “Después de 25 años de ser el Mono de Kapanga, para muchos soy el Mono de Masterchef. Sobre todo para los más chicos y para los mayores de 50, que quizás no me conocían como cantante”.
—¿Por qué crées que pegó tanto tu personaje?
—Muchos se sintieron identificados porque el 95 por cierto de las personas que viven en nuestro país, nunca pedirían un curry del sudeste asiático... Yo soy un tipo normal, identificable, que prepara milanesa con papas fritas y buenos asados. Y si bien yo sabía lo que era el cariño de la gente, esto alcanzó a un nivel que me excedió.
—¿En qué situaciones lo notás?
—El otro día en la costa me saqué una foto en un puesto de panchos, y salió en todos lados, ‘el Mono de Kapanga está en bancarrota’. Me saque una foto con el panchero, como me saco miles, con el que vende churros, choclos, ropa o artesanías. Lo veía y me moría de la risa, pero si tuviera que hacerlo, lo haría con mucha honra, porque es trabajo y es digno. A mí me enseñaron a trabajar y tengo la suerte de hacerlo en una banda. Igual está bien, asociaron Mono, Masterchef, puesto de panchos… si es lo único que sé cocinar (risas)
—También declaraste que roncás mucho y por eso dormís solo hace diez años...
—Sí, y muchas roncadoras me llamaron. Muchas, eh.
-Los ronckeros sean unidos...
—Sí, y también me llamaron muchas otras que no les importa porque lo que menos quieren es dormir conmigo (risas). Está todo bien. Dormir en habitaciones separadas es un poco una excusa, porque me acostumbré a la soledad. Estuve 22 años en pareja, y los últimos siete dormimos en habitaciones separadas. Recién aprendí a vivir en mi casa en medio de la pandemia, durante 25 años mi casa fue un hotel más, estuve de paso. Y cuando tenés una familia estructurada, con una esposa que trabaja y un hijo que va a la escuela, se hace difícil. Por eso decidimos dormir en camas separadas, y eso extendió mucho tiempo el matrimonio.
—¿Tenés ganas de volver a enamorarte?
—Hoy no sé. A tres años de haberme separado y descubierto que en la soledad no estoy tan mal, que estoy cómodo, ¿para que cambiar? Ojalá en algún momento me toque, me va a caer la ficha de tener una compañera, desayunar con alguien, pero todavía no sé. Al amor hay que alimentarlo, trabajarlo todos los días, y no sé si tengo la misma energía que antes, y además, es difícil estar con una persona como yo.
—¿Por qué?
—Tengo la desgracia de que soy sincero, y no es que impongo condiciones, expongo mi vida. Siento que me acostumbré a mi soledad y a mi exposición. No puedo tener una charla con nadie sin que me pidan una foto y por ahí a alguien le puede molestar. A mí no, porque es parte de lo que soy, pero para la otra persona es difícil. Me pasa con mi hijo también, que tiene 19 y me acompaña a todos lados, y hay veces que se recontra embola.
—También contaste que tu esposa era seguidora de Kapanga. ¿Ya aparecieron las groupies de Masterchef?
—Sí se presentan mucho, aunque no soy de contestar mensajes ni de entrar a los perfiles. No mando mensajes, no mando fotos en bolas, ni tampoco me mandan a mí. Sí me llegaron muchos mensajes de gente grande, de abuelas que se emocionaban cuando gané el repechaje y volví al programa. Ahí me doy cuenta que esto cambió todo.
—¿Quién gana Masterchef Celebrity?
—Lo voy a spoilear: el ganador de Masterchef soy yo (risas) ¿Te imaginás? ¿Cómo le explico a Telefé que la plata ya me la gasté? Olvidate que te diga algo, tengo la boca cosida.
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