Para Ana Rosenfeld el comienzo del año 2021 será inolvidable. Lo recibió junto a su hija Stefanía y su cuarto nieto, Ralph, que nació en marzo pasado en Miami en plena pandemia del coronavirus, y a quien recién conoció el 10 de diciembre cuando llegó de visita a los Estados Unidos. Por otro lado, y el más importante a nivel salud, el 2 de enero se aplicó la primera dosis de la Vacuna Moderna contra el COVID-19.
Según contó la abogada a Teleshow, tanto ella como su marido cumplían los requisitos que el Gobierno estadounidense pide para aplicarla. Es gratuita y 28 días después deben darse la segunda dosis.
“Yo siempre quise darme la vacuna. Si hubiera tenido la posibilidad de hacerlo en la Argentina, lo hubiera hecho, pero las primeras llegaron para el personal esencial y esta oportunidad surgió porque estoy acá”, destacó la abogada, que llegó a Estados Unidos en diciembre para pasar las Fiestas junto a su familia.
Cuando comenzó el período de vacunación en los Estados Unidos, primero fue para el personal esencial y para los mayores de 75 años. Pero el 1° de enero anunciaron que podían dársela quienes tuvieran más de 65 años. Al ver que sus padres cumplían con los requisitos –”no te exigen que seas residente, vacunan gratis a cualquiera que tenga más de 65 años”, aclaró la abogada–, su hija les sacó un turno a los dos, ambos de 66 años.
“Acá no hay ningún beneficiado. Stefi tuvo suerte porque entró a la página a las 8 de la mañana, consiguió el turno y a las 8:05 ya se habían agotado”, indicó Rosenfeld, y detalló que se aplican 500 vacunas diarias. Por su parte, sostuvo que entre las alternativas estaban las fórmulas Moderna o Pfizer, pero que fue “aleatorio” y le tocó la primera: “A mí me era indistinto. Yo quería darme la vacuna”.
“No fue tan fácil”, agregó sobre los formularios que tuvo que completar para que la autorizaran. Según detalló, no eran datos enfocados a su historia clínica o enfermedades preexistentes –”no le dieron bola a la diabetes de mi marido”– sino que les consultaron si tenían algún tipo de alergia. Además, había un requisito excluyente: que en los últimos 14 días no se hubieran aplicado ninguna otra vacuna.
Una experiencia inolvidable. Ana y su familia están instalados en Miami Beach, y el turno que consiguió fue para el 2 de enero a las 12 del mediodía en un centro de vacunación ubicado a más de 500 kilómetros de distancia, en un puerto en las cercanías de Tampa, Florida. Es por eso que el día anterior decidió viajar hacia dicho destino para amanecer allí junto a su pareja.
“Acá hay toque de queda desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana. Recién a esa hora hubiéramos podido salir y no queríamos llegar justos”, explicó Rosenfeld, y admitió: “La noche anterior no dormí nada de los nervios”.
Al día siguiente la abogada y su marido, Marcelo Frydlewski –que es paciente de riesgo por ser diabético e hipertenso– subieron a su auto y se dirigieron al centro vacunatorio. Según explicó, todo el tiempo estuvieron con tapabocas puesto y en ningún momento se bajaron del vehículo, todos los trámites los realizaron desde allí dentro. Y ahí mismo les aplicaron la vacuna.
Cuando ingresaron al predio del centro vacunatorio debieron seguir las flechas que marcaban el camino. El operativo se dio en cinco pasos y “en todo momento estás escoltado por médicos y militares que custodian el recorrido”.
1. Personal de seguridad solicita un documento que certifique que es la persona autorizada para aplicarse la vacuna. “Te dejan avanzar cuando ven que tu nombre figura en su lista”.
2. Entregan a las autoridades el formulario que deben haber completado con anterioridad.
3. Les hacen preguntas referidas a su salud. “Si sos alérgico, por ejemplo”.
4. “Un enfermero, escoltado por un militar, aplica la vacuna. Lo nuestro con mi marido fue en simultáneo, cada uno bajó el vidrio de su lado del auto y nos la dieron”, detalló quien no pudo registrar el momento porque estaba prohibido sacar fotos o grabar videos.
5. Les dan el certificado de la vacuna. Los profesionales escriben sobre el parabrisas del auto la hora exacta en que fue aplicada y los hacen esperar durante 15 minutos en un predio en el que hay ambulancias y médicos atentos a cada ciudadano recién vacunado. “Controlan que no haya ninguna reacción”, contó la abogada, que no tuvo ningún síntoma adverso.
“¡Go ahead! (¡adelante!)”, les dijeron cuando vieron que se encontraban en perfecto estado de salud.
“Dicen que fui una de las primeras argentinas en aplicársela”, reveló Ana Rosenfeld. “Estoy tranquila y emocionada –detalló sobre sus primeras sensaciones–. De todas maneras hay que cuidarse y no relajarse”, continuó quien deberá darse la segunda dosis entre el 30 de enero y el 2 de febrero.
Mientras tanto, permanecerá en la casa de su hija en Miami disfrutando de su familia. “Tratamos de ir muy poco a la playa y tampoco salimos a pasear, como otras veces. Este viaje fue distinto. Lo que más quería era reencontrarme con mi hija y abrazarla. Tiene 30 años y enfrentó un parto siendo COVID-19 positivo. Me angustié mucho porque yo estaba lejos y no la podía acompañar”, lamentó Ana Rosenfeld sobre el mal momento que vivió en marzo del año pasado. Durante las próximas semanas aprovechará a descansar a la espera de la próxima aplicación, para luego regresar a la Argentina y retomar su actividad laboral.
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