“Gracias al Covid, adelgacé”, cuenta Rodolfo Ranni, que en cierto modo atravesó una pandemia atípica. “Con mi mujer estamos mejor que nunca -dice-. A veces nos reímos y decimos: ‘Cuando estemos mal, que nos venga una pequeña pandemia, así estamos bien...’”, bromea el actor, en esta entrevista con Teleshow.
El artista transcurrió los meses de confinamiento en armonía. Leyendo, cosechando su huerta, cocinando, y sin salir ni siquiera para hacer las compras. Su filosofía para mantener su mente en positivo en estos tiempos de tanta adversidad encuentra origen en una infancia atravesada por la Segunda Guerra Mundial. “Una pandemia es como una posguerra: uno tiene que mirar adelante, ponerse la zanahoria delante del burro y darle sin pensar”, reflexiona.
Ranni se prepara para volver al teatro durante la temporada en Córdoba. El 4 de enero estrena Divino Divorcio en Villa Carlos Paz, una comedia dirigida por Alfredo Lecchi, que protagonizará junto con Viviana Saccone.
—Vuelve el teatro.
—Gracias a Dios. El público va a tener que animarse a ir, también. En Córdoba tenemos un protocolo grande: vamos a trabajar al 50%. Después de haber pasado siete, ocho meses encerrados, uno tiene que anteponerse al Covid y a estas cosas que suceden. Si espera que por estar encerrado voy a emborracharme, está equivocado: voy a tomar agua con limón. Si cree que voy a engordar porque voy a pasar el día morfando, al contrario: como frugalmente. Uno tiene que luchar contra eso. Hago gimnasia en la terraza, me hice una huerta, y ahora vamos a luchar con trabajo.
—¿Sos de los pocos que adelgazó en pandemia?
—Estoy más flaco. Gracias al Covid, adelgacé. ¿No te dije que como frugalmente? (Risas) Ya vamos a salir. Hay que ser positivo. Nací en la guerra, soy hijo de la guerra, y sé lo que es la guerra y la posguerra, que es peor. Una pandemia es como si fuera una posguerra. Entonces, uno tiene que mirar adelante, ponerse la zanahoria delante del burro y darle sin pensar. Luchar con la cabeza, con el sentimiento, con el positivismo. Si no, no salís. Hay gente que le ha ido mal, que se ha deprimido. Hay que seguir. Y salir adelante.
—Además de lo duro de la pandemia, fue un año de muchas pérdidas.
—Terrible. En diciembre siempre pasa eso, accidentes de avión en todo el mundo… A fin de año, siempre. Por suerte no hubo tantos vuelos, no ha pasado nada. Diciembre es un mes terrible, es el mes en el que se van los amigos.
—Todo el 2020: Hugo Arana, Diego Maradona.
—(Carlos) Calvo, (Alejandro) Sabella. Que Dios los tenga en la gloria. Todos eran amigos. Hemos trabajado con todos.
—¿Te vas a vacunar?
—Putin dijo que él no se vacunaba porque no sirve para mayores de 60. Habrá que esperar a que venga la de Pfizer. Hay mucha gente que no se va a vacunar, pero si no se vacuna Putin (risas)... No me la voy a poner. Hay que cuidarse mucho, evitar las reuniones, hablar cerca. Lamentablemente no podemos abrazarnos. Si uno se cuida, le vamos a ganar. Aun con la vacuna, vamos a tener un año durísimo. Tenemos que estar preparados porque no es que te vacunan y se terminó la historia: el virus sigue dando vueltas. Una vez que nos vacunemos, una vez por año; y después será como la gripe. Y un día se termina y ya ni siquiera te vacunás.
—¿Cómo fue este año con la familia, los hijos, los nietos?
—Nos hablamos por videocámara: los chicos ya están cancheros en ese aspecto. A los nietos más chiquitos los vemos bastante. Todos viven en lugares aireados, con jardín, y no tienen posibilidad de contagiarse. Uno se los quiere comer a besos y no podés, pero la estamos pasando. No hay que dejarse vencer.
—Los argentinos venimos golpeados con la pandemia y con una crisis, aguantando.
—Ni hablar. Tengo amigos que han quedado mal. Hay gente que tiene pequeños negocios o una pyme, o que tuvo cosas cerradas, restaurantes. La cuestión será que de a poco todo empiece a ponerse en funcionamiento. Tenemos que tener cuidado con las vacaciones porque corremos el riesgo de que nos ocurra lo que pasó en España o en Italia. Tres meses de vacaciones y ahora toque de queda, como si ocurriese un bombardeo. En la playa hay que estar con barbijo aunque cueste, alejados. Así tal vez no nos toque ese rebrote que están anunciando. (Daniel) Gollán dijo que marzo y abril puede venir fuerte. Ojalá se equivoque.
—Guardados en casa, ¿cuántas veces te quiso echar tu mujer?
—Nunca. Estamos bárbaro, mejor que nunca. En estos meses leí lo que no leí en los últimos diez años. Un libro cada dos días. Desayunaba, leía, la huerta, caminaba, hacía gimnasia. Estamos bárbaro. A veces nos reímos y decimos: ‘Cuando estemos mal, que nos venga una pequeña pandemia, así estamos bien...’”.
—O sea que la pandemia te hizo adelgazar y revitalizó la pareja.
—Sin dudas. Lo digo de verdad. Cocino, mi mujer sale a hacer las compras. Yo no salí en siete meses. Ella va hasta la esquina, ahora se anima un poquito más.
—Siempre cocinaste rico.
—Para la familia. Inventamos cosas, me divierte, lo paso bien. En ese aspecto de pareja, todo lo contrario que se supone que el Covid produce. Lo pensamos mucho y lo hablamos mucho. Entonces, no le dimos importancia a pequeñas rencillas ni a cosas que, de pronto, en una situación normal hace que no esté tan contento.
—¿Qué es lo más lindo que te regaló la profesión?
—Una vez, con (Ricardo) Darín, decíamos: “en realidad, ¿qué es ser famoso? ¿Cómo percibís que ocurre eso? Cuando la gente te quiere”. Siento que la gente me quiere, que me considera uno de ellos, uno de la familia, un igual. Eso es lo que más me gusta de mi profesión. Estoy en contra del caretaje, eso es lo que más me brinda y me hace sentir bien, cómodo, como cualquier ser humano.
—Alguna vez me dijiste que para llenarse de plata, esta no es la carrera.
—No, por supuesto que no. Me hice actor pensando que los actores ganaban mucha guita, eh... (Risas). Pero bueno, ya estoy en esto, ¡¿qué voy a hacer?! En nuestro país eso no ocurre. Un actor es un trabajador: va al mercado como todo el mundo, tiene los problemas de todo el mundo, le cuestan las cosas como a todo el mundo; es un oficio. Además, acá los actores son un poco desclasados. Cuando uno viajaba, hace muchísimos años, tenías que llenar en el papel de migración la profesión, y ponía: “Actor”. Entonces, el señor que me daba el papel, me decía: “No, señor, tiene que poner la profesión” (risas). Como si fuera un trabajo raro. Es un trabajo como cualquier otro. Hay gente que cree que es un hobby. También hay mucha gente que hace teatro y dice: “Lo hago como hobby”.
—¿Es difícil el Tano Ranni para negociar contrato?
—No soy fácil. Pero en este momento no hay que hacerse el difícil, hay que contemporizar. Todos estamos en la misma situación: tanto los actores como los productores tenemos que tratar de ponernos de acuerdo.
—¿Negociás vos o lo hace un representante?
—El teatro lo negocio yo. Tengo un amigo, que es más amigo que representante, que por ahí lo mando a arreglarme algo o me trae algo. Pero nuestro convenio es que el teatro me lo arreglo yo y él no tiene nada que ver.
—Después de tanto recorrido, siendo tan querido por la gente, habiendo pasado por la guerra y la posguerra, ¿qué queda del niño que pasó por esa adversidad?
—El paso del tiempo nunca me preocupó. La vida es movimiento: no pienso en la edad, no creo en las metas. No tengo metas, la vida no tiene metas, es movimiento. Y uno tiene que seguir adelante, como la zanahoria delante del burro. Como actor, en ese sentido, soy bastante atípico: nunca soñé con ningún personaje en particular. Si pudiera me encantaría hacer La muerte de un viajante, pero si no la hago, no me voy a morir frustrado. A eso me refiero.
—¿Hay algo que cuando miras para atrás, decís: “Esto fue por plata pero lo saco del currículum”? Trabajaste desde muy chico: ¿algo da vergüenza?
—Todo es por plata. Si no me pagan, no trabajo.
—¿Pero hay algo que digas: “¡Cómo hice esto! ¡Qué papelón!”?
—No. Hice un programa con (Carlos) Bilardo en Canal 2 y amigos míos me decían: “Tano, ¡dejate de jorobar, viejo! ¿Qué estás haciendo con Bilardo?’'. “Lo que yo hago, ¿lo hago mal?” “No, vos estás fenómeno”. Entonces está bien, quiere decir que estoy cumpliendo con mi trabajo. Además, me encantó estar con Bilardo. Lo hice porque quería conocerlo.
—Tantos trabajos y tan maravillosos.
—He tenido suerte en televisión, por ejemplo, con la mejor época de la ficción. Y he hecho todo. Además, en nuestro trabajo no existe la especialización. No creo en eso de actor de comedia, actor dramático. Un actor tiene que hacer de todo. Y hacerlo bien, por supuesto.
—¿Cuáles fueron tus deseos para recibir el 2021?
—Un poco lo que estamos hablando. Ojalá que la gente se cuide. Ojalá que pase rápido todo esto. Que la gente económicamente se pueda recomponer. Que se puedan recomponer los afectos, que de pronto se pueden haber deteriorado en esta convivencia forzada y forzosa. Y que estemos bien y que la gente sea feliz, y que la gente tenga trabajo, que la gente no tenga hambre. Y que... qué sé yo. Que no pasen las cosas que estamos viendo hoy en día, algunas veces.
Aquí la entrevista completa:
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