Sobre el escenario, es una joven que está en la búsqueda de conseguir la foto con su ídolo, amparada en un aspecto a su favor: es la hermana del portero donde vive la estrella deseada. Pero una vez que vuelve a camarines, que se quita el vestuario elegido para la obra, que hace a un lado las máscaras del teatro, la ecuación se invierte para Morena Rial: es ella quien, con un gran suceso en las redes sociales -tiene 1.2 millones de seguidores en Instagram-, sufre las consecuencias de la fama.
Así resultó al menos durante algunos años. Hoy es distinto, gracias al tiempo, el mismo que mencionará varias veces en su entrevista con Catalina Dlugi para su ciclo Agarrate Catalina, en La Once Diez, al hablar sobre los escollos que debió superar en su corta vida: tiene apenas 22 años.
Los haters -con sus descarnadas críticas y el odio que trasladan a las redes sociales- se convirtieron en un obstáculo. “(Por las críticas) un montón de veces lloré. Pero bueno, se pasa”, afirma More, reconociendo que “con paciencia” logró dejarlas atrás. “Es cuestión de tiempo -dice-. Llega un momento en la vida en que decís: ‘Ya está'”. Incluso ahora entiende que “todo hay que usarlo a favor”, hasta los comentarios hirientes y fuera de lugar.
Desde la primer noche del año, y en el Teatro del Lago, la hija de Jorge Rial sale a escena en la obra La mentirita, en un elenco conformado por Freddy Villareal, Iliana Calabró, Rodrigo Noya, Laura Bruni y René Bertrand. Es el propio René quien dirige la comedia, y en esa función, debió acompañar los primeros pasos de Morena en la actuación, ya que hasta aquí venía desarrollando una carrera como cantante.
“(Bertrand) es muy exigente, eso es verdad, pero fue muy amable y muy bueno conmigo -destaca la flamante actriz-. Soy la chiquita del grupo, y todos me ayudan”. Y revela que cuando le hicieron la propuesta para sumarse a la obra, aceptó “enseguida”: “Necesitaba hacer algo y vi que era esto”, reconoce, y habla de que le permite tener cierta independencia económica: “(Por eso) estoy mucho más tranquila. Mi papá me ayuda, pero ahora también me entra mi propia plata”. Y la embarga el entusiasmo por esta nueva faceta artística: “Estoy muy contenta, esperando que sea una linda temporada”.
Que la temporada sea en Villa Carlos Paz es “una ventaja” ya que en Córdoba vive Facundo Ambrosioni, el padre de su hijo, Francesco Benicio, quien en marzo cumplirá dos años. Y entonces, Morena puede organizarme bien para repartir los tiempos entre sus obligaciones laborales y el cuidado del pequeño. “Siento que soy buena madre. Obviamente que tengo errores, pero voy aprendiendo -cuenta-. Pero mi hijo está feliz y eso es lo que importa. Ahora está grandecito mi bebé...”. ¿El hermanito, o la hermanita? “Para un futuro lejano -anuncia-. Estoy bien así”.
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Antes del estreno en La mentirita, More recibió dos grandes ramos de flores en su camarín, acompañados por sentidas dedicatorias: una estaba firmado por Jorge Rial y la otra por su esposa, Romina Pereiro. “Estamos mucho mejor, por suerte”, confía la joven sobre el vínculo con el periodista de Intrusos, que supo de idas y vueltas, marchas y contramarchas. En el presente, no obstante, todo es armonía con el hombre que la adoptó de bebé, con su papá.
Esa circunstancia -la adopción y cierto sentimiento de abandono- también fue un escollo para Morena, que se define como una “persona frágil”, aunque “no lo demuestre”. Y explica que por eso le “costó” aceptarlo, que “es difícil”, pero que “con el tiempo todo se supera”.
El mismo tiempo que ahora está de su lado, tanto arriba del escenario como debajo de las tablas.
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