Detrás de todo éxito cinematográfico hay horas de trabajo, predisposición y enfoque. Un equipo que va por el mismo camino hacia un objetivo en común. En el medio, interpretes que dejan la piel y mucho más para que lo que después se vea en la pantalla resulte lo más efectivo posible. Lograr esto para la gran mayoría significa la gloria inmediata, para luego ir por la eterna.
Si se busca seguir escalando peldaños en una industria como la hollywoodense, a la que casi todo actor apunta llegar, es primordial comenzar con el pie derecho. No suele haber segundas oportunidades, más allá de situaciones puntuales que ahora no vienen al caso. En este contexto, quien hizo todo esto -y por mérito propio continúa en ascenso- es Margot Robbie.
Con 30 años, sobre sus hombros carga un recorrido exquisito. Papeles que la catapultaron, colocándola en lo más alto. En 2008, mientras desfilaba en las mejores pasarelas del mundo como modelo, su otra pasión, la australiana debutó como actriz con pequeñas apariciones, pero ya dejando una marca registrada. Aunque el momento exacto en el que se hizo conocida mundialmente por los amantes del cine se dio en el 2013. Su trabajado rol en El Lobo de Wall Street fue su antes y su después en lo que respecta a la pantalla grande, el punto de partida para llegar a la consagración y ser lo que es hoy: una figura de la industria del entretenimiento.
Sin embargo, a Margot no le resultó sencillo. Durante el rodaje se dieron escenas puntuales que la hicieron pensar en qué tan invasivo puede ser un trabajo. Ahora, a siete años del debut de la película que protagonizó Leonardo DiCaprio, salieron a la luz los pormenores de los días de grabación que, por el trauma, la actriz recuerda con lujo de detalles.
El taquillero filme (recaudó 392 millones de dólares) estuvo inspirado en el corredor de bolsa Jordan Belfort, que llevó adelante una de las estafas monetarias más grandes de Estados Unidos. Su capacidad para manipular el mercado y hacerse de grandes ganancias, el lavado de dinero y demás, hicieron que la Justicia pusiera los ojos en él. Tras la cárcel, en 2008 salió en libertad, empezó a escribir un libro sobre su vida, y terminó autorizando la realización de la película de esta historia que narramos.
En El Lobo de Wall Street, Margot Robbie se puso en la piel de Noami Lapaglia. Primero fue la amante del Belfort (Di Caprio), luego se convirtió en su mujer. Durante toda la película la australiana tuvo que lidiar con escenas subidas de tono, y otras de maltratos, desengaños y violencia. Sin embargo, lo que más la traumó fue la secuencia erótica: debió poner su cuerpo y lidiar con el entorno y el equipo de trabajo.
El director Martín Scorsese confesó que la contrató para el papel por un inesperado acto de valentía durante su primera audición. Según contaron, Margot improvisó una escena que no estaba en el libreto, dejando a toda la sala con la boca abierta. “Le pegó una bofetada a Di Caprio en la cara, eso no estaba en el guión. Fue una improvisación que nos pareció maravillosa, e incluso la incluimos en el guión”, remarcó Scorsese.
La prensa la consultó por ese acontecimiento: Margot respondió que puso todo de sí para cautivar y ser contratada. Luego, agregó una de sus máximas: “Si no haces algo impresionante, nunca saldrá nada. Si es una oportunidad única en la vida, entonces aprovéchala. Tal vez tendría que haberlo besado... ¿Cuándo tendré la oportunidad de besar a Leo Di Caprio? Pero cuando pasó lo de la bofetada, la otra parte de mi cerebro hizo ¡clic! Y le pegué en la cara a Di Caprio”.
Una anécdota que cuenta con gracia y que pinta sus ganas de sobresalir para conseguir el objetivo. Palabras que se mezclan entre el entusiasmo por dar el salto mundial y demostrar que puede estar a la par de las mejores de Hollywood. Pero esa sonrisa se borraría luego. Y años después, se animaría a hablar sobre su sufrimiento.
El trauma que la persigue
Al hablar de El Lobo..., hizo foco en el momento en el que su personaje intenta seducir al de Leo en la habitación de su hija. “No aparece cuando estás viendo la película, el público no lo ve, pero en realidad estamos en una habitación pequeña con 30 miembros del equipo técnico. Todos hombres. Durante 17 horas estuve fingiendo estar tocándome”, remarcó en una entrevista con la revista Porter, y enseguida abrió la polémica.
Sobre aquellas declaraciones que Margot hizo con el fastidio a cuestas por lo que afrontó durante el rodaje de la película que, paradójicamente le abrió las puertas al estrellato, mucho se habló en la prensa. Se dijo que no estuvo cuidada por la producción, y se discutió que, para ese tipo de guiones, se tendría que generar otra armonía en los sets de filmación. Mayores cuidados para las actrices. Su testimonio hizo que varias productoras tomen en cuenta esto.
Por lo pronto, hizo referencia a cómo se sintió ese día y a todo lo que tuvo que dejar de lado para poder salir adelante sin ser afectada: “Es una cosa muy extraña, debes enterrar la vergüenza y lo que te parece absurdo… Fue realmente incómodo, profundo y completamente comprometido”.
Fue ella misma la que habló de acoso sexual. Manifestó que después de eso pudo darse cuenta de lo que significa verdaderamente, al sentirlo en carne propia. “Estoy al final de mi veintena, tengo estudios, tengo todo, he trabajado, tengo mi propia empresa. Y (sin embargo) no sabía lo que era eso, lo del acoso. Es de locos. No sabía que se podía decir: ‘He sido acosada sexualmente’ sin que nadie te estuviese tocando. Que podías decir: ‘Esto no está bien’. No tenía ni idea...”.
“Ahora sé lo que es porque a raíz de las escenas, he investigado en qué consiste el acoso sexual, cómo ser discriminada por tu trabajo o económicamente. Yo he caído en el machismo en algún momento de mi vida, ahora que lo pienso y que sé de qué trata”, remarcó Robbie.
Regresando a ese instante en el que se sintió perpleja por tener que estar desnuda y simulando un acto sexual antes muchas personas que la miraban fija, contó parte de su ritual para poder hacerlo sin avergonzarse. Años después, en otro entrevista -esta vez para el New York Times- dijo: “Esa mañana que fui a trabajar, que sabía que tenía que hacer ese escena, estaba temblando, asustada, todo el tiempo pensaba que no la iba a poder hacer. Cuando llegué, cuando me tocó hacerla, me tomé tres tragos de tequila y luego me quité la ropa y la hice. Estaba re bien. Realmente me ayudó a evitar que me temblaran las manos y me dio un pequeño impulso de confianza”.
En otra etapa de su vida, ya compenetrada en su auspicioso presente, Margot Robbie disfruta de lo que le toca. Aquello que vio lo recuerda como un episodio que pudo atravesar gracias a hablarlo con la gente adecuada. Y hoy ya es historia. Por lo pronto, se prepara para ponerse en la piel de Barbie, película basada en la famosa muñeca. Y ya tiene en claro que ciertas situaciones no las aceptará nunca más.
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