Un desamor que la desgarró, una nueva oportunidad de amar y un hijo del corazón: Emma Thompson, la actriz británica más carismática

Divertida y cálida pero también comprometida con las causas justas es una de las artistas más reconocidas de su generación

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Emma Thompson
Emma Thompson

Hace un tiempo, la actriz Malena Solda contó en el programa Pasapalabra que mientras grababa Montaña Rusa viajó a Londres y decidió cumplir el sueño de su vida. No deseaba descubrir la Abadía de Westminster ni el palacio de Buckingham, ella soñaba conocer a Emma Thompson. Con esa valentía o impunidad que da la juventud, averiguó dónde vivía, fue hasta la casa y le tocó el timbre. Para su sorpresa quien le abrió la puerta no fue un mayordomo sino la mismísima ganadora de dos premios Oscar. Solda intentó decir algo pero apenas pudo tartamudear un saludo. Thompson lejos de enojarse, le explicó con calidez que no la podía atender porque en ese momento estaba hablando con su madre por teléfono, pero si quería podían sacarse una foto o le daba su autógrafo.

La anécdota pinta un poco cómo se toma la vida la actriz británica. Ganadora de innumerables premios, famosa, reconocida y admirada por sus pares, a los 61 años está de vuelta de todo. Puede entregar el Globo de Oro al mejor guión descalza con una copa en la mano, bañarse desnuda en un río, reconocer que se derrumbó cuando le fueron infiel y que si le hubiera dicho sí a Trump quizá la historia sería mejor. Cuando actúa puede afearse y sin embargo imponerse para interpretar a una niñera mágica, ser una despistada profesora y brillar en un elenco brillante como en la saga Harry Potter, interpretar personajes mayores, lucir cortes y peinados estrambóticos sin quedar ridícula, interpretar papeles de época, hacer reír, llorar y emocionar; en suma dar cátedra de talento con cada papel por más pequeño o grande que sea.

Su lema de vida es
Su lema de vida es ¡Vamos, inténtalo! - (Shutterstock)

Emma Thompson nació el 15 de abril de 1959 en Paddington, Londres. Sus padres Eric y Phyllida también eran actores, por lo que en su casa se respiraba un ambiente de fiesta y creatividad constante, pero también de una gran vulnerabilidad. Quizá por esto, sus padres no querían que fuera actriz y ella estaba dispuesta a obedecerlos. Pero con 16 años fue al Festival de Aviñón y presenció una fantástica puesta de Racine, Andrómaco. “Dios, era tan buena. Fui a verla una y otra vez y otra. Le escribí a mi padre y le dije: ‘Sé que ni tú ni mamá quieren que me dedique al teatro. Sé que piensan que debería hacer algo más serio, pero no puedo darle la espalda a esta profesión, porque la gente me gusta demasiado’”.

Se anotó en la universidad de Cambridge para estudiar Literatura Inglesa. En los pasillos conoció a un joven, algo desgarbado y con un humor a veces cínico, a veces simple pero siempre inteligente que seducía mucho más que una belleza perfecta. Se llamaba Hugh Laurie y el mundo lo conocería muchos años después como Dr House. “Observar a Emma era como mirar al sol o al viento o a alguna otra fuerza elemental. Su talento era imposible de no advertir”, dijo él de ella. “Es una de esas pocas personas que tienen un lado sexy triste”, dijo ella de él.

Emma. Laurie y  Stephen
Emma. Laurie y Stephen Fry poco a poco comenzaron a ganarse un lugar en la televisión

En 1980 Thompson recibió su título, pero no se dedicó a la literatura. Comenzó a participar en distintos programas de entretenimiento. Junto con Laurie y Stephen Fry habían formado Footlights Group, un grupo que se distinguía por sus parodias. Comenzaron a hacerse conocidos tanto en la radio como en programas de comedia de la siempre interesante BBC.

Siete años después, Thompson ya no era la novia de Laurie pero sí una actriz que se hacía notar tanto que la llamaron para protagonizar Fortunes of War. Su papel le dio el primero de sus premios Bafta pero también la hizo protagonizar una bella y triste historia de amor.

El coprotagonista de la serie era Kenneth Branagh. Como Emma era un artista de múltiples talentos: director, guionista, actor de teatro y de cine. Alguien que se destacaba desde pequeño cuando era capitán de los equipos de fútbol y rugby, a la par que escribía agudas críticas sobre libros infantiles en el periódico escolar. A los 23 ya se lo consideraba el nuevo talento de la escena británica tanto como intérprete como de director de obras de Shakespeare.

Branagh y Thompson representaban un
Branagh y Thompson representaban un orgullo nacional para los británicos (Shutterstock)

El encuentro con Emma no podía ser mejor. Dos jóvenes apasionados por lo que hacían, intelectuales, con una belleza elegante y no deslumbrante, graciosos pero jamás frívolos. Para periodistas y seguidores comenzaron a ser simplemente Ken & Em, una versión progre, intelectual y british del Bradgelina estadounidense. Juntos realizaron varias películas tan inolvidables como bien británicas: Los amigos de Peter. Mucho ruido y pocas nueces, Lo que queda del día y En el nombre del padre.

Thompson consolidó el lugar que ya tenía, el de actriz increíble y Branagh, el de gran director. Hollywood los llamó y allá fueron. En 1989 Como publicó la revista Vanity fair, Thompson recuerda aquella etapa como “salvaje y emocionante”. Quizá por eso gritó sin dudar “Casémonos, casémonos” cuando él le propuso matrimonio paseando por el Central Park.

Para 1994, Ken & Em era una de las parejas más populares entre los británicos. Fue entonces que a ella le llegó la oportunidad de filmar Junior con Arnold Schwarzenegger. La historia era bastante descabellada, Schwarzenegger quedaba embarazado. Emma aceptó porque le pagaban más que bien y además por el desafío de colaborar con un compañero que de solo verla le aseguró: “Vas a tener que hacer todo el trabajo porque yo no sé actuar”. Kenneth se quedó en Inglaterra dirigiendo y protagonizando Frankenstein, con Helena Bonham- Carter.

A la mañana siguiente, de
A la mañana siguiente, de anunciar su separación, atendió a los periodistas en la puerta de su casa y explicó que se sentía exhausta y que no era capaz de formar una frase completa. - (Shutterstock)

Pero cuando ambos terminaron de filmar ocurrió lo impensado. Luego de seis años juntos anunciaron su divorcio. Lo hicieron con un comunicado tan diplomático como poco convincente. “Nuestras profesiones han hecho que pasemos largas temporadas separados el uno del otro y, como resultado, nos hemos distanciado y con gran pesar hemos decidido divorciarnos”.

Las especulaciones comenzaron. Que ella quería tener hijos y él no. Un tiempo antes haciendo uso de su ironía había declarado que los espermatozoides de su marido “iban en muletas”. También se dijo que la relación estaba agotada, que ambos priorizaron sus carreras.

Solo años después, se supo la verdad. Emma contó que se pasó meses “deprimida, infeliz y arrastrándome a la computadora llevando el mismo camisón todos los días”. Reconoció que su ex le dejó el corazón destrozado. “He tenido mucha práctica en eso de llorar en un dormitorio y luego tener que salir y estar alegre, recogiendo los pedazos de mi corazón y colocándolos en un cajón”, dijo en una entrevista. Brannagh le había sido infiel con Bonham Carter. Por eso esta escena de Realmente amor donde el personaje de Thompson descubre la infidelidad de su marido resulta tan desgarradora. Quizá porque Thompson no actúa, solo recuerda.

Emma Thompson y la conmovedora escena de "Realmente amor"

Herida pero no derrotada, Emma siguió con su vida. Se abocó de lleno en la escritura del guión de Sensatez y sentimientos que además coprotagonizaría con una ascendente Kate Winslet. Mientras el actor Greg Wise había sido convocado para el mismo proyecto. Antes de aceptar fue a ver a una amiga con fama de vidente que le vaticinó que en el film conocería a su futura esposa. Thompson le lleva a Wise seis años, así que el actor pensó que la elegida sería Kate. La invitó a ir a un festival pero la protagonista de Titanic se aburrió y le sugirió que la invitara a Emma. Wise lo hizo y nunca más se separaron. En diciembre de 1999 nació su hija Gaia, que fue concebida después de un tratamiento de fertilidad. En 2003 se casaron en una ceremonia íntima. Emma tenía un traje blanco pero su marido lució el tradicional kilt escocés que, como es tradición se lleva sin ropa interior, “Ha sido un día maravilloso. Para mí esto es el cielo, no necesito nada más, en cuanto a mi marido su hombría ha sido asesinada”, bromeó feliz ante los fotógrafos.

Emma es conocida por no callar sus opiniones. Cuando se supo que el gobierno británico no castigaría a un grupo de millonarios poderosos que lavaron dinero aseguró que en protesta dejaría de pagar sus impuestos. Produjo una obra sobre las mujeres víctimas de trata. “Muchos piensan que vienen aquí a hacer dinero, lo cual dista mucho de ser cierto. Nadie entiende su suerte, ni siquiera el Gobierno, sobre todo el Gobierno”. Junto con Colin Firth lideró un movimiento de artistas para pedirle al ministro David Cameron refugio para las víctimas de la guerra civil en Siria.

 En una marcha por
En una marcha por el cambio climático con Vivienne Westwood y Peter Gabriel- Reuters 162

El compromiso de la actriz no era nuevo. Desde sus épocas de actriz universitaria recorría los circuitos de e stand up con shows en apoyo a Argentina y Chile que en ese momento padecían la dictadura de Videla y Pinochet. “Siempre estuve interesada en las dictaduras, en lo que hacen y en lo que no hacen”.

Preocupada por el planeta estuvo dos veces en el Ártico con Greenpeace –una de ellas con Gaia, su hija y con su esposo- para ver el impacto del cambio climático. “Es realmente necesario descubrir cuántos billones se gastan en las mentiras que la gente dice sobre el medio ambiente”, dice. “Es aterrador. Realmente aterrador. Con lo que fui a ver por mí misma y fue asombroso... conseguís un entendimiento mucho más visceral de lo que el calentamiento global realmente quiere decir”.

Con su esposo comparten el
Con su esposo comparten el mismo sentido del humor (Foto: Grosby)

Aunque en la mayoría de estas causas alzó su voz porque sabía que su fama visibilizaba más esas problemáticas también guardó silencio cuando sintió que la ubicarían en un lugar de “hada buena”

Fue cuando conoció a Tindyebwa Agaba. Era la Navidad del año 2005 cuando Emma recibió en su casa a un adolescente de 16 años, ex niño soldado de Ruanda. Su padre había muerto de sida cuando él tenía nueve años. Su madre y su hermana habían sido asesinadas durante el genocidio. Tindyebwa decidió escapar de su país y ayudado por una ONG llegó a Londres donde dormía en Times Square. Su historia conmovió tanto a la actriz, que lejos de flashes y prensa decidió adoptarlo. Pese a apenas saber inglés, el joven logró graduarse en Ciencias Políticas en la Universidad de Exeter. “Lo que consiguió es increíble. Se adaptó fantásticamente a pesar de que no sabía mucho inglés. Tuvo experiencias horribles y al final consiguió venir a Reino Unido tras un sufrimiento tremendo. Es un chico encantador”, declaró Thompson, orgullosísima.

(Shutterstock)
(Shutterstock)

Lo que sí narró con humor fue la vez que Donald Trump, entonces un poderoso empresario la invitó a salir. Así lo contó en un programa sueco. “Sonó el teléfono de mi camerino y él dijo: ‘Hola, soy Donald Trump’. ‘¿En qué puedo ayudarte?’, respondí. ‘Sí, bueno, mira, me preguntaba si podría ofrecerte alojamiento en una de mis torres. Son muy acogedoras’. Yo no sabía quién era, solo le conocía por sus torres horteras”, recordó la actriz. “Luego me propuso que cenásemos juntos porque creía que nos llevaríamos muy bien. Le contesté que me lo iba a pensar, que gracias por la oferta y que ya le devolvería la llamada. Y colgué”. Finalizó su anécdota con una especie de lamento o broma. Dijo que si habría aceptado la invitación quizá podría haber alterado el curso de la historia y Trump no hubiera llegado a presidente.

Hoy esta actriz famosa por talentosa, pero también por graciosa, inteligente y carismática vive “mucho más feliz que cuando era joven” y revela su fórmula: “.Está científicamente probado que los optimistas viven más tiempo, con lo que decidí elegir el optimismo como parte de mi régimen de salud”.

Thompson dice que su rasgo
Thompson dice que su rasgo más característico es "la actividad incesante" y se nota .REUTERS/Simon Dawson

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