El reconocido médico nutricionista Máximo Ravenna murió este viernes a la mañana en la Clínica Fleni. Tenía 73 años y hace tiempo luchaba contra un cáncer.
La noticia fue confirmada a través de la cuenta oficial en Instagram de la clínica de Ravenna: “Hoy dejó de acompañarnos con su presencia, pero nos hizo su legado. Fue un pionero, un formador, un luchador incansable. Nos enseñó a cortar con lo que nos hace mal, ser medidos y tomar distancia. Y que por sobre todas las cosas, el estar juntos posibilita encontrar el mejor camino”.
Asimismo, el humorista Diego Pérez, paciente y amigo del médico, publicó una foto junto a Ravenna y escribió: “Hasta siempre, Máximo querido, mi dolor y los de tantos que ayudaste a tener una vida mejor es inmenso. Está en nosotros honrar tu maravilloso legado. Realmente no logro reponerme de tantas ausencias, dolor infinito”.
Ravenna egresó de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires y de la Primera Escuela Argentina de Psicoterapias para graduados. Desde los comienzos de su extensa trayectoria se ha dedicado al estudio de la obesidad y los desórdenes alimentarios.
Realizó varios posgrados en diferentes universidades reconocidas internacionalmente, sobre todo en los Estados Unidos, entre las que se destacan Harvard Medical School, Jackson Memorial Hospital y American Psychological Institute of Science.
Su formación le ha permitido abordar la temática de la obesidad desde un punto de vista global, y no tardó en convertirse en una eminencia e integrar organismos nacionales e internacionales dedicados al estudio y tratamiento de este trastorno. En ese sentido, fue miembro regular de la AOA (Asociación de Obesidad Americana), de la NAASO (Asociación por el Estudio de la Obesidad de Norteamérica, por sus siglas en inglés), miembro titular de la SAOTA (Sociedad de Obesidad y Trastornos Alimentarios) y miembro adherente de la Asociación Argentina de Obesidad. Y a pesar del reconocimiento que se ganó desde muy joven, nunca dejó de participar en congresos y de capacitarse.
Tenía una cadena de clínicas especializadas en nutrición en diferentes ciudades de la Argentina, a las han asistido más de 100 mil pacientes a lo largo de 27 años. También contaba con centros médicos en Uruguay y Brasil.
A raíz de su prestigio en el área de la obesidad, muchos famosos se han dirigido a su consultorio. Susana Giménez, Diego Maradona, Daisy May Queen, Georgina Barbarossa, la Tota Santillán y Karina Mazzocco fueron algunos de los que se atendieron con Ravenna para adelgazar.
El “método Ravenna” se basa en el corte inmediato de los excesos, la medida de las porciones y la distancia entre las comidas. Su tratamiento era siempre interdisciplinario: un trabajo en conjunto de nutrición, psicología y medicina. Abordó la obesidad como un problema de conducta, una adicción o la tendencia a comer más de lo necesario.
Susana Giménez había manifestado en varias oportunidades sus deseos de bajar de peso antes de acudir al doctor Ravenna en 2006. En cuestión de meses, el nutricionista hizo que la diva lograra un cambio rotundo en sus hábitos y que recuperara la figura que tanto deseaba. Ella se entregó a una dieta hipocalórica que, con apenas 600 calorías repartidas en cuatro comidas, le permitió bajar de peso de modo acelerado. Además, como parte del tratamiento, estaba asesorada permanentemente por un personal trainer y por una cocinera especializada para seguir al pie de la letra el estricto régimen alimentario.
En una entrevista que brindó a Infobae en 2016, el nutricionista explicó: “Los circuitos adictivos son indudables, en donde el cerebro tiene dos opciones: decidir en el centro de la lógica o a través de las emociones. Entonces aparece el momento en el que el gusto compensatorio del displacer toma vida propia y se comienza a comer por placer en sí mismo, sin que a una persona le haya pasado algo malo en su vida”.
Ravenna diferenciaba diferentes grupos dentro de las personas con obesidad. Por un lado, ubicaba a aquellos que desde la infancia sufren este trastorno, productor de la mala alimentación o la carga genética. En el otro, los “engordados”, aquellos individuos que comenzaron a subir de peso a partir de la adolescencia, y que transmiten hábitos negativos: “El comer tanto les genera un surco en la memoria y ya no puede estar sin lo que come, como si fuese algo génetico”.
“Algunos nutricionistas que están en contra de la demonización de alimentos confunden los mensajes. Les dicen a la gente ‘¿por qué no vas a comer un chocolate?’, y se olvidan que quizás esa persona es adicta al chocolate. Claro que uno le da a un paciente la posibilidad de que coma un pedacito, pero siempre y cuando pueda lidiar con ese alimento. Si a partir de ese consumo aparece el descontrol, surgen las causas del bombardeo alimentario que llevó a pasar del 10 por ciento de gordos en el mundo en los años 60 a casi el 40 por ciento en la actualidad”, detalló.
Luciano Ravenna, hijo del nutricionista, publicó un video del médico unos días después del comienzo de la cuarentena obligatoria en la Argentina, en el que dijo: “Vamos trasladando nuestra vida por esta situación tan rara durante diez días prácticamente, y no se nota que hayan casos de descompensación o pérdida de control. Se nota en los grupos, un número creciente de pacientes, y un estado ambivalente. Por un lado, un estado muy dinámico, de actitud positiva, y por otro lado una aparición misteriosa de algunas lágrimas impensables. Estas lágrimas no son de tristeza, son tal vez de sensibilidad, de mayor conexión con la sensación emocional”.
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