Cielo de medianoche (The Midnight Sky) nos trae a George Clooney de vuelta al cine. Augustine Lofthouse es su personaje, un científico solitario y obstinado que decide quedarse en una estación en el Ártico luego de que la Tierra ha sido casi destruida. Su misión allí consiste en evitar que una nave espacial regrese a casa. En medio del cielo, los astronautas están alejados de la catástrofe que vivió el planeta y son comandados por Sully (Felicity Jones). La acompañan Mitchell (Kyle Chandler), Tom (David Oyelowo), Maya (Tiffany Boone) y Sánchez (Demian Bichir).
Clooney también se pone detrás de las cámaras y se convierte en el director de esta película apocalíptica. Antes de su estreno, un día antes de Nochebuena, el actor ganador de un Oscar por Syriana, conversó a solas con Teleshow acerca de la pandemia, del consejo que se daría si pudiera retroceder en el tiempo, y hasta reveló cuál es su sueño.
—Esta nueva película habla acerca del sentido de la vida, por qué estamos acá en la Tierra. Quería preguntarte si tuviste estos sentimientos durante la pandemia.
—Sí, mira, fue interesante. Cuando empezamos a filmar no había ninguna pandemia, pero existía la idea de discutir sobre el remordimiento. Mi personaje lucha y vive con su remordimiento. Y también existía la idea de que todo el odio que vemos en el mundo podría explotar en cualquier momento. La pandemia llegó en la postproducción del film y quedó bien en claro que la película se trataba de la incapacidad de comunicarnos, de la incapacidad de poder estar en casa con la gente que queremos.
—Tu personaje es un hombre muy solitario, con graves problemas a la hora de establecer relaciones y vínculos sociales, ¿qué cosas de George Clooney podemos encontrar en Augustine?
—No mucho. Augustine es un personaje que hace cosas que nunca hubiera deseado hacer. Y siente remordimiento; y el remordimiento es cancerígeno en ti, es tóxico, te mata. Si reunieras a toda la gente que vive con remordimiento, veríamos que no envejecen bien, están enojados. Yo no tengo eso en mi vida. Sí, claro, hay algunas cosas de las que me arrepiento, pero en general me ha ido mejor en la vida de lo que habría pensado. Tengo un gran matrimonio, hijos maravillosos, y en el trabajo me fue mejor de lo que pensé. Entonces, no tengo mucho de las cualidades de Augustine.
—Hablando de remordimientos, ¿tenés algún papel del que te arrepientas de haber hecho?
—¡Bueno, sí! Tengo varios. Batman en Batman y Robin, sin dudas. Pero la verdad del asunto es que si haces una película que fracasa espectacularmente y te culpas un poco por eso y sobrevives, termina siendo algo muy saludable. No aprendes de los éxitos, aprendes de los errores, del fracaso. Ahí es cuando aprendes. En el éxito todos te dicen lo bueno que eres, en cambio, en el fracaso es cuando te decís: “Bueno, a ver, qué necesito cambiar, ajustar y arreglar”.
—¿Cómo fue la experiencia de dirigirte a vos mismo?
—Bueno, fue fácil, porque me decía a mí mismo “hiciste un muy buen trabajo”, y luego me iba (risas). Tratas de hacer tu trabajo rápido, no hacer tantas tomas de ti mismo como se las haces a los otros actores, porque no quedaría muy bien. No es tan difícil como parece.
—Si pudieras viajar en el tiempo y te pudieras encontrar con el George Clooney médico de la serie E.R, ¿qué consejo te darías?
—Yo creo que principalmente me diría: “No tienes que probarte a ti mismo”. Es decir, cuando eres joven lo que intentas hacer es probarte a ti mismo, que puedes hacer algo, desde actuar o lo que sea, probarte que puedes. Entonces, cuando te haces más grande, te das cuenta de que no tienes que probarlo más, y que necesitas relajarte ante las cosas para sentirte mejor. Me ayuda mucho pensar eso, ¡aunque lo aprendí un poco tarde!
—Leí en una entrevista que te cortás el pelo vos mismo, ¿es verdad?
—Sí, sí, claro.
—Lo hacés muy bien.
—Es que es fácil, mi pelo es muy rígido, no lleva mucho trabajo, me lo corto, y en una semana crece de nuevo. Te corto el pelo si quieres (risas).
—¿Cómo sigue tu vida, tu próximo sueño? Soñás con trabajar con…
—Uh…. a ver.
—Yo no estoy disponible…. (risas)
—Arruinaste mi sueño, lo destruiste (risas). Volviendo a mi sueño, me gustaría seguir dirigiendo, no importa con quién. Mi sueño es seguir trabajando hasta ser viejo y estar usando pañales ¡como mis hijos lo hacen ahora!
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