En su esperado regreso a la televisión después de nueve meses de aislamiento, Mirtha Legrand reconoció que estar tanto tiempo encerrada le produjo “mucho daño”. Pero, sin dudas, el dolor más profundo para la diva tuvo que ver con la pérdida de su hermana gemela, Goldy, que falleció el pasado 1 de mayo en plena cuarentena y a quien, por los protocolos de la pandemia del coronavirus, ella ni siquiera pudo ir a despedir.
Chiquita le quiso dedicar el programa a su hermana ni bien hizo su ingreso al estudio, donde la productora Story Lab había montado una burbuja sanitaria para ella, y le arrojó un beso al cielo. Pero, una vez en la mesa, Juana Viale le preguntó: “¿Cómo viviste que Goldyta se haya ido?”. Entonces, Mirtha no dudó en responder: “Eso fue terrible para mí. Es terrible para mí. Ahora, me he dado cuenta de que erala mitad de mi vida. Imaginate: mi hermana, mi gemela, toda la vida juntas...¡Toda la vida!”.
Y luego, la diva recordó: “Nacimos juntas, prácticamente. Mi mamá, la abuela Rosa, no sabía que iba a tener gemelas. Y, cuando nació tía Goldy, que fue la que nació primera y le dijeron así por gordita...Todavía en Villa Cañás hay algunos que le dicen Goldyta y a mi hermano (José) Joselo. Y entonces le dijeron: ‘Doña Rosa, otro esfuerzo que viene otra’. Y la otra era yo. Nací con un kilo trescientos. Por eso lo de Chiquita”.
De inmediato, Mirtha quiso compartir las imágenes que se le vinieron a la cabeza de su infancia junto a su hermana. “Vos sabés que mi papá, don José, que era andaluz, un hombre muy buen mozo y espléndido, nos sentaba a cada una en una rodilla. Y preguntaba: ‘¿Quién es, mi Chiquita o mi Gordita?’ No nos reconocía”, dijo. Aunque, en realidad, su hermana siempre había sido más rellenita.
“La partida de ella fue terrible. Ella murió de muerte súbita. Yo había hablado con ella la noche anterior. Era todo para mí, era la persona que me informaba de todo. No salía de su casa pero sabía todo lo que ocurría en la Argentina. Los nombres de cada uno. Era una mujer muy informada y muy lectora. Todo el mundo la adoraba. Y no pude despedirla, ¿te das cuenta? No pude despedirla porque fue en plena pandemia. Ahora voy a ir a llevarle unas flores”, dijo Mirtha muy angustiada.
Y luego reconoció: “Hay noches que me despierto llorando. Eso de mojar la almohada con lágrimas...Yo mojo mi almohada llorando por ella. Porque la extraño tanto, tanto. ¡No quiero que se haya muerto” ¡No quiero!”. Y luego le mandó saludos a todos los parientes de su hermana y de José, quien ya había fallecido el 17 de agosto del año pasado.
“He tendido pérdidas muy terribles, muy terribles, últimamente, que me han hecho mucho daño. Pero saco fuerzas no sé de dónde”, dijo entonces Mirtha. Y su nieta le recordó que ya había logrado salir adelante también cuando falleció su marido, Daniel Tinayre, en 1994, y su hijo Danielito, en 1999. “En ese momento trabajaba mucho, hacía el programa diario”, recordó la Legrand.
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