No necesita presentación, no solo por ser el hijo del gran Tato Bores, sino porque su extensa trayectoria como cineasta así lo avala. Sebastián Borensztein cosechó grandes éxitos como director, La Odisea de los Giles y Un Cuento Chino por solo nombrar algunas, pero ahora decidió ir más allá y debutar en el rol de escritor de novelas. Así lo hizo con El Ruso, una obra que cuenta la aventura de un joven tanguero judío que viaja desde Buenos Aires a París, convocado para trabajar en pleno auge del nazismo.
En este contexto de pandemia, la presentación se dio en un vivo de YouTube junto a Ricardo Darín, quien fuera dirigido por él en cine y hoy son grandes amigos. “Es alguien a quien quiero mucho, que admiro profundamente porque no tiene pudor a la hora de que su cabeza vuele, por su gran capacidad para construir diálogos inteligentes y por su valentía”, se sinceró el actor.
La novela, de fácil lectura y atrapante, se sitúa en un contexto histórico conflictivo como el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Allí sumerge a su personaje, Alberto Rosenberg, el Ruso, un joven de 35 años que es hijo de un Rabino y es tentado por un cazatalentos europeo que le ofrece una oportunidad única: viajar con sus músicos a Paris para presentarse en los mejores bares y hoteles a cambio de una muy buena paga. A partir de esta propuesta, se embarca en un viaje que tendrá muchas más aventuras de las que esperaba. En un marco político dominado por Hitler, la novela de Borensztein abona la teoría histórica que sostiene que los alemanes consumían una anfetamina llamada Pervitín que generó locura entre los soldados y luego se trasladó a la sociedad de aquella época.
Sobre su primera experiencia en la escritura, Borensztein cuenta que tenía una idea sobre la cual empezar, pero que el contexto de cuarentena lo empujó a llevarla a cabo. “Hizo falta una pandemia para que me pusiera a escribir”, dijo entre risas. Y detalló: “Tenía dos o tres puntas sobre las cuales empezar, una sucesión de imágenes, un personaje”. Y así fue como comenzó a darle forma a esta historia, que también tomó elementos que en algún momento le relataron sus padres.
“Esta historia tuvo mucho de catarsis. Si algún aporte puedo hacer es cagarme en estos tipos. Por lo demás, soy un judío laico. Adhiero a muchas de las tradiciones, sobre todo en lo que se refiere a unir gente alrededor de una mesa. No tengo un arraigo religioso de ningún tipo, pero hay mil maneras de ser judío”, expresó.
Si bien el título del libro es bastante concreto, el autor también quiso hacer referencia al respecto: “En todo grupo hay uno que le llaman el ruso si es que hay un judío. El título es un poco en honor a todos aquellos que su apodo fue el ruso. Viene por ahí”.
Por último, en la charla que fue trasmitida por el canal de YouTube del Grupo Insud, deslizó la posibilidad de convertirla en una película. “De movida fue una novela, no la pensé como una película, pero podría ser”, finalizó sin descartar que pueda tener otra incursión en el mundo literario.
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