La cámara viaja por las Américas y va haciendo zoom en Buenos Aires, Ciudad de México, Montevideo, Santiago, Lima, Bogotá… En cada una de estas ciudades hay protagonistas, testigos, documentos y relatos que, unidos en coro, narran parte de la historia grande del rock cantado en español. Una cronología que va desde Ritchie Valens a Calle 13, pasando por Los Shakers, Los Gatos, Luis Alberto Spinetta, Charly García, Los Jaivas, Arco Iris, El Tri, Los Saicos, Los Prisioneros, Soda Stereo, Sumo, Café Tacuba, Aterciopelados y más. De ese aire respira Rompan Todo - La historia del rock en América Latina, la miniserie documental de seis episodios que hoy se estrena en Netflix.
En cuanto empezó a circular el cartel promocional del lanzamiento, en las redes sociales hubo quienes se apresuraron a señalar ausencias de unos y otros, como si todo se redujera a ese puñado de nombres. No con poca ansiedad, músicos y productores reconocidos, escribas de rock y fanáticos varios intentaron bajarle el precio a algo que aún no habían visto. Pero muchas de esas dudas se pulverizan en los primeros minutos de Rompan Todo….
“Lo que queríamos evitar era la data: no queríamos una enumeración de cosas, nos parecía que estaba buenísimo que los protagonistas te cuenten cómo era estar ahí”, le explicó Picky Talarico, director del documental a Teleshow. Nicolás Entel, creador y guionista, complementa: “Hay un montón de bandas que, si uno mira desde Argentina, son mucho más importante que si uno mira desde América Latina. Y nosotros privilegiamos concentrarnos en ese diálogo a la hora de escoger el rol de las diferentes bandas en el documental y qué importancia o qué tiempo le damos a cada una”.
Gustavo Santaolalla es productor ejecutivo del proyecto y profundiza sobre las tensiones por fuera del rock reflejadas en el relato: “Queríamos contar la historia en yuxtaposición con la realidad sociopolítica de los lugares, de mostrar lo parecidos que somos todos. Así como estaba la junta militar en Argentina, estaba Pinochet en Chile o había ocurrido la matanza de Tlatelolco, en México. El rock, sin necesariamente pertenecer a un partido político, tenía una instancia política. Por eso nos metían presos, por tocar la guitarra eléctrica y tener el pelo largo”.
La producción periodística estuvo a cargo de Manuel Buscalia, mientras que Claudio Kleiman, Juanjo Carmona y Enrique Blanc oficiaron de consultores históricos: “Hubo mucho research por parte de gente que es muy concisa, con un conocimiento apabullante”, define Talarico, quien estuvo a cargo de todas las entrevistas. “Mi mano está en lo estético, en los encuadres. Y definitivamente en las entrevistas, porque cada persona pregunta distinto: yo pregunto desde la curiosidad, más allá del guión, porque a mí me interesa saber qué le pasó a esa persona cuando estuvo ahí, qué sentía, qué pasaba a su alrededor, cómo era vivir en un lugar, en determinado momento”, dice.
Uno de los logros del documental es haber plasmado la simultaneidad de situaciones en cada país de la región, tanto en lo musical, como en lo social y político. Y que, si bien algunos países lo desarrollaron más que otros, ninguno puede adueñarse del origen del rock en español: “Yo tuve que luchar con eso tanto tiempo, en nuestro país, con esa visión. Porque sí, es verdad, nosotros tenemos más años de rock que otros países de Latinoamérica, pero no importa: otros países, en poco tiempo, lograron algo que a nosotros nos costó muchos más años”, dice Santaolalla. Y desarrolla: “A diferencia de nosotros, que los músicos argentinos se resistieron durante años a tener productores, en México todo ese proceso de evolución empezó con productores y con todo lo que pudieran aportar. Y empezaron con el tema de la identidad. Grupos como Maldita Vecindad o Café Tacvba, salieron de movida con cosas que tenían una identidad mexicana fuertísima. Con Arco Iris me costó un huevo; no con el público, pero sí con la intelligentsia del rock. Y en México, eso se hizo en nada: en cinco años hicieron lo que Argentina tardó 15 o 20. Ahí se ecualizó todo”.
“De alguna forma, ese lugar de faro del rock en español, ese centro de gravedad a lo largo de las décadas, es justo decir que se fue trasladando de Argentina a México”, agrega Entel.
El documental, ¿está más cerca de la canción de Los Shakers (“Break It All”) o de la arenga que siempre se le atribuyó a Billy Bond? Responde Santaolalla: “Yo te diría, en realidad, que tanto el ‘rompan todo’ de la canción y el de Billy Bond son totalmente anecdóticos. Este ‘Rompan Todo’ se refiere a lo que significa el romper con todo lo que siempre el rock ha querido: con todo el orden establecido, con los abusos de poder, contra todo lo que siempre se ha manifestado”.
Del inicial grito de rebeldía a la represión, del aprovechamiento oficial a la renovación de la mano del underground, de la ortodoxia a los cruces con lo autóctono o con elementos de vanguardia. Vaivenes que le dan forma y fondo a las postales del festival de Avándaro, el “Woodstock mexicano”; a León Gieco reconociendo el error de haber participado del polémico Festival de la Solidaridad Latinoamericana; a Billy Bond contando cómo cambió su apreciación sobre un joven Charly García, quien lo sorprendió primero con una pieza de Beethoven y, acto seguido, con un esbozo de Sui Generis; a Andrés Calamaro explicando la importancia de de Vox Dei… entre otras escenas que se destacan de los primeros episodios.
La historia que se cuenta en “Rompan Todo…” llega hasta mediados de la primera década de los 2000. Y, aunque cierra, deja el final abierto: “A todos les pregunté lo mismo: dónde está el rock, para dónde va el rock. Algunos dicen que el rock está hibernando, otros dicen que el rock va a venir con furia, otros dicen que el rock está en la actitud de estos chicos que hoy hacen otros géneros. Siento que nadie tiene una respuesta”, cierra Talarico. Esta historia continuará.
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