“Fuiste todo lo importante en mi vida. Me enseñaste de chico a ser quien soy. Nunca pensé que este momento llegaría pero fui feliz teniéndote a mi lado amigo. Te amo con todo mi alma. Descansa en paz Caaaarlloossss”, anunció Javier Faroni a través de sus redes sociales la partida de Carlos Calvo, Carlín para él y sus amigos.
El productor teatral tenía nada más que doce años cuando estaba paseando por Mar del Plata con sus abuelos y en la puerta del Teatro Provincial conoció al actor, que para ese entonces ya era una figura reconocida. Sin dudarlo su abuela le pidió un autógrafo y el artista los invitó a ver la obra a la noche. Sin embargo, a la hora de retirar las entradas, Faroni le hizo un pedido al boletero que cambió su vida para siempre: quería ver la pieza detrás del escenario.
Así fue al día siguiente, al siguiente y al siguiente, hasta que desde la producción le empezaron a encargar tareas, sencillas, para un chico de doce años. De esa manera no solo comenzó a forjar su futuro como productor, sino también una gran amistad con Calvo, que los unió hasta el día de hoy.
En la temporada siguiente, el actor y el futuro productor ya se conocían y esta vez el chico, de ahora trece, volvió al teatro donde realizaba su obra Carlín y siguió colaborando con la producción. Todos quedaron fascinados cuando apenas comenzó la primera función, Faroni recorrió todos los teatros de la zona para tener los números de recaudación de cada sala.
Años más tarde lo convocó para ser productor ejecutivo de una de sus obras pero las cosas no terminaron bien y estuvieron seis años peleados. El mismo Faroni confesó que fue porque le robó plata porque le pagaba poco y recordó que el tiempo de distancia fue difícil ya que Calvo le cerró las puertas en otros eventuales trabajos.
Ya amigos de nuevo la relación no volvió a ser la misma, hasta que en 1999 tras el primer ACV, volvieron a juntarse y ya no se separaron. Formaron una excelente dupla en lo laboral (se convirtió en el productor de los últimos trabajos del actor) y en la vida.
Javier y Carlín se hicieron como hermanos, eran “familia”, como dijeron más de una vez. Compartieron momentos familiares, los nacimientos de sus hijos, y Calvo hasta fue el padrino de Connie, hija del empresario.
En los últimos tiempos, además de amigo se había convertido en una especie de vocero, ya que además de acompañar a su familia (la ex mujer Carina Galucci y a los hijos Facundo y Abril), era el encargado de informar a los medios sobre la salud y las internaciones de su amigo. Incluso el hijo de Carlín, también actor, trabajó en la productora del amigo de su papá.
Fue el productor de la obra Leonas en la temporada teatral 2015 de Mar del Plata, el último trabajo de Calvo, en el que lo acompañaron Carmen Barbieri y Nazarena Vélez. Aquel proyecto iba a realizarse en Villa Carlos Paz, pero finalmente fue en La Feliz y significó el regreso del galán a los escenarios. Su último trabajo había sido en el 2010 cuando protagonizaba la obra Taxi también en el Teatro Güemes de la ciudad balnearia y sufrió un ACV.
Hace un tiempo el artista dejó su casa para ser trasladado a un centro de rehabilitación. “Estaba muy bien en su casa, pero no tenía la estructura necesaria en el día a día. Y todas las terapias que él hace para seguir manteniendo y tratar de recuperar. Costaba mucho moverse, entonces se prefirió esto para que esté más tranquilo, que esté mejor él y que esté menos estresado”, afirmó Faroni en su momento.
“Durante la pandemia tuvimos muchísimo cuidado porque había cambio permanente de cuidadores. Teníamos miedo y extremamos los cuidados. Salió todo perfecto. En este lugar, con los protocolos lógicos, se puede visitarlo y estar con él. No es la puerta abierta como en la casa, pero no hay ningún problema”, había explicado.
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