En los últimos días, Mario Baudry se convirtió en un personaje clave en la investigación que se lleva adelante para determinar las causas que llevaron a la muerte a Diego Maradona, el pasado 25 de noviembre. Por pedido de su pareja, Verónica Ojeda, el abogado se convirtió en el patrocinante de Dieguito Fernando. Y hoy no sólo vela por los intereses del hijo menor del astro, sino que también se encomendó la tarea de lograr que se esclarezca si hubo responsabilidades en su fallecimiento.
—¿Como está Verónica y cómo está, sobre todo, Dieguito?
—Atravesando esto, que no es fácil. No tanto por Verónica, sino por su hijo que había comenzado a tener una relación muy asidua con el papá. Para Dieguito es duro, se pone triste, llora de noche...Y todo lo que le puede pasar a un nene de siete años cuando no ve a su papá y, a la vez, lo ve en cada programa cuando prende la televisión.
—Verónica estuvo muy presente en los últimos días de Maradona, llevando a Dieguito. ¿Usted participó en alguna de estas reuniones?
—No, yo no iba a la casa de Diego. Sí hablaba por teléfono cuando él me pedía algunas cuestiones técnicas. Me consultaba: “Mario: quiero hacer esto” o “Me dijeron esto, fijate si es verdad”. Y yo le decía: “Esto que me decís que vale cien, vale diez” o “Esto que mes estás pidiendo no te conviene por tal cosa”.
—¿Cuestiones jurídicas?
—Sí. Él, por ejemplo, me preguntó lo del contenedor. Me pidió que lo ubique porque era un obsequio que quería dejar para Dieguito. Después, esto no se materializó y hoy es para todos los herederos, como debe ser.
—Muchos nos sorprendimos con esta relación que usted logró mantener con Maradona, porque él no solía tratar bien a las nuevas parejas de sus ex mujeres. ¿Cómo se dio este buen vínculo?
—Se dicen muchas cosas de Diego que no son verdad. Yo el primer mensaje de él lo recibí el 18 de julio a las cuatro y veinticinco de la tarde. Estaba en una reunión y lo escuché cuando terminé. Había dos personas conmigo y todos nos quedamos sorprendidos, porque no lo esperábamos. Es más, él mismo dice: “Te parecerá increíble”. Y después tuvimos una relación seria. Yo no era su amigo ni tenía trato asiduo con él, pero su actitud habla de un Maradona distinto.
—Ese mensaje diciéndole a usted que le cuide a su hijo, es fuerte...
—Es fuerte, pero en el final dice: “Este va a ser el que más canas verdes me va a sacar”. O sea que quería seguir viviendo. Después de ese mensaje hay varios más. Incluso, uno muy cerquita de la fecha en que lo internaron en Ipensa, en La Plata. Yo soy de River. Y él vio que mi hija, Kiara, estaba con la remera de Boca en una foto con Dieguito, los caballos y el perro. Entonces le mandó una camiseta autografiada con un video gastándome a mí. Y estaba perfectamente bien.
—¿Cómo lo había visto Verónica en sus últimas visitas?
—Cuando ella fue el día lunes lo vio bien. De hecho, Dieguito entró a la habitación donde estaba Diego, lo abrazó a su papá y se puso a jugar con Lola, que es la perrita que él le había regalado.
—O sea que la noticia de la muerte de Maradona, dos días después, los sorprendió a todos...
—Sí, nadie lo esperaba. De hecho, Verónica le dijo a Diego: “¿Por qué no te levantás, te afeitás y te bañás, así jugas con tu hijo?”. Y él le dijo: “Sí, después lo hago, traelo mañana a Dieguito”. Y bueno, eso nunca se pudo concretar porque los teléfonos a veces no sonaban...
—¿Le pasaba seguido eso a Verónica?
—Sí, mucho. Y cuando Diego tenía acceso al teléfono, la llamaba diez veces por día para ver a su hijo. Por facetime a veces la llamaba a las once de la noche, sólo para ver a Dieguito durmiendo.
—¿Quién le filtraba los teléfonos a Diego y por qué él dejaba que lo hicieran?
—La verdad que no lo sé. Yo te cuento cosas que pasaban. Había varias personas que estaba ahí, en su entorno...Pero eso hoy también es materia de investigación. Con lo cual, muchas cosas de esas prefiero no contarlas y que la Justicia investigue, que lo está haciendo bien. Nosotros, como particular damnificado, estamos aportando todos los elementos que consideramos adecuados para encontrar una verdad, que no quiere decir que haya un responsable. Primero la verdad. Y si de esa verdad surge que alguien no actuó bien, que pague las consecuencias.
—Usted dijo que, con los elementos que hay en la causa, un “abandono de persona no era suficiente”. ¿Cuál es la carátula actual y qué se está investigando?
—Hoy la causa está caratulada como “averiguación de causales de muerte”. Pero el doctor (Leopoldo) Luque presenta una eximición de prisión en el juzgado de garantías de Tigre por “homicidio culposo”, que tiene una pena de uno a cinco años de prisión. Con lo cual el juez, como la pena en expectativa puede ser excarcelable, se la da. Pero le deja muy claro en su resolución que estamos en una etapa preliminar donde, a medida que vayan recolectándose las pruebas, la carátula de la causa puede ser más grave que “homicidio culposo”.
—¿Cuáles son los elementos qué podrían agravar la carátula?
—Ya sabemos que no fue una muerte natural de un paciente cuidado, que no lo cuidaron adecuadamente. Ahí entran a jugar las distintas responsabilidades profesionales de aquellos que tenían que cuidarlo y no lo hicieron. Eso es un tipo de delito y puede estar agravado si hubo omisión o intención.
—¿Estamos hablando de responsabilidades que podrían ir más allá del grupo médico? Hablamos de Luque, de la psiquiatra Agustina Cosachov, del equipo de enfermeros que lo asistían y ¿de quiénes más?
—Todo aquel que haya participado y haya tenido la responsabilidad de prestarle y brindarle los cuidados y que haya tenido los medios o la obligación para hacerlo. Yo he escuchado por ahí que pretenden echarle la culpa a las hijas. ¿Pero qué responsabilidad puede tener una hija que no tiene el conocimiento técnico de saber si su papá está bien o está mal? Para eso se contratan profesionales. En ese contexto, echarle la culpa a las hijas es una canallada, porque había profesionales adecuados.
—Pero los profesionales habían marcado la necesidad de contratar a un médico de cabecera...
—No, el médico de cabecera es Luque.
—¿Usted dice que es Luque?
—Lo dice él.
—Él dice que es el neurocirujano que lo intervino...
—Después...Pero, si vos mirás todo lo anterior, Luque hace muchos años que está. Y él , en todos lados, ha manifestado que era su médico de cabecera, ha escrito que era su médico de cabecera y ha firmado que era su médico de cabecera. De hecho, el acta de externación la firma Luque , la psiquiatra y sus hijas. Ellos son los que se hacen responsables de la internación domiciliaria, que tiene protocolos que están establecidos en Nación.
—¿Y no se cumplieron?
—No, ninguno. Diego terminó muriendo, en un playroom que habían convertido en habitación, sin baño, cuando él podía vivir en un palacio. Si él hubiera estado en cualquier otra casa en dónde lo hubieran querido un poquito más, hoy estaríamos hablando de otro tema.
—Pero, la decisión de llevarlo a esa casa en particular, ¿fue de los médicos, de las hijas o de su apoderado, el doctor Matías Morla?
—Surgió de una reunión donde participaron todos los hijos. Si bien el contrato lo puede haber firmado una de las hijas, el que abonó y el que hizo toda la intermediación para ese alquiler fue el equipo del doctor Morla, que es su apoderado legal. El era el que tenía acceso a su dinero y era el que pagaba todo este tipo de gastos.
—¿Y él debería haber contratado otro servicio o haber dispuesto, si no un médico de cabecera, un médico clínico?
—Eso lo tenían que disponer los médicos que estaban a cargo. La obligación hubiera estado si el médico le pedía al apoderado que contratara a cinco médicos y él no lo hacía. Pero otra cosa es que el médico no lo haya pedido. Y eso está todo en materia de análisis.
—En los chats que se difundieron, parecería que sí lo hubieran pedido…
—Yo se lo puedo pedir a un amigo, pero por ahí no se lo pido al que se lo tengo que pedir. O sea, el médico de cabecera es el que dispone y el que hacía el seguimiento de Diego. Pero no te olvides que además había una prestataria que subcontrató a una empresa para la internación domiciliaria.
—Usted dijo que podría haber sido por omisión o por intención. ¿Alguien podría haber tenido la intención de llegar a este desenlace?
—Todo se está investigando. Hay varias pericias que se están haciendo esta semana y la que viene. Y después va a estar la junta médica que va a determinar de qué murió Diego. Verónica, cuando me plantea que nos presentemos en la causa, es muy clara. Ella me dijo: “Mirá Mario, yo cuando mi hijo sea grande y me pregunte qué le pasó a su papá , quiero saber qué respuesta le tengo que dar”.
—Lamentablemente, la verdad no le va a devolver a Dieguito a su papá y ahora llega la otra etapa, la de la sucesión. ¿Usted también lo va a patrocinar en esa instancia?
—Sí, lo voy a representar.
—El primer punto ha determinar tiene que ver con los bienes a repartir y llamó la atención que hubiera una sociedad anónima, propiedad de Morla, se quedó con el nombre de Maradona. ¿Hay alguna forma de objetar esto que le correspondería a sus herederos?
—Nosotros todavía no sabemos qué tipo de poder tenía el doctor Morla, porque nunca lo hemos visto y tampoco él se contactó con nosotros para ponerse a disposición. Yo hablé una o dos veces en mi vida con él, por cosas que me había pedido Diego. Y después del fallecimiento nunca más me llamó. Sé que no atiende los teléfonos y que él dijo, por lo que escuché en un audio, que se iba a presentar a la Justicia. Pero nosotros nos vamos a estar presentando en la sucesión que entendamos que corresponda y vamos a pedir no sólo los poderes, sino la rendición de cuentas. En principio, te diría que si yo soy tu apoderado y a los dos años todos tus bienes pasan a nombre mío o a una sociedad que integro yo, habría que analizar la conducta muy seriamente.
—¿Usted qué sospecha?
—Mi función no es sospechar sino poder asesorar a Verónica en lo que efectivamente ocurre. Y, la semana que viene, lo vamos a estar intimando para presente la documentación y la rendición de cuentas por lo que hizo, y por lo que no hizo. Independientemente de que yo, con mi gente, pueda estar buscando toda la documentación que consideramos que es pertinente para tener una base. De hecho, han salido en los medios algunas de las propiedades que podrían haber sido de Diego, más otras que nosotros estamos verificando y cuentas bancarias en el exterior de las que, con estudios jurídicos de otros países, se pueden hacer los seguimientos.
—También están los juicios que tiene con Claudia Villafañe por bienes en el extranjero, las donaciones que le hizo en vida a Dalma y Gianinna…
—Sí, hay un montón de elementos. Pero la orden que tengo de Verónica no es ir al conflicto, sino tratar de llegar a una solución amigable para que su hijo tenga una vida plena. Porque si su vida va a ser un conflicto legal de cincuenta años, no va a tener vida.
—¿Tanto piensa que va a tardar esta sucesión?
—Puede durar eternamente. Pero todos los enojos que había en la familia mientras Diego estaba vivo, no tienen sentido hoy.
—¿Encontró buena predisposición en los otros herederos?
—Por lo menos en los abogados de los herederos, sí. Y he hablado con Dalma que siempre ha sido muy respetuosa.
—Hay dos casos de filiación pendientes: el de Santiago Lara y el de Magalí Gil. ¿Qué pasaría con ellos?
—En la charla que tuve con Dalma le ofrecí realizar el ADN del chico de La Plata y de la chica que está creo que en Italia o en España y estuvo de acuerdo. Dijo: “Nos hacemos todos el ADN”. Verónica, por su parte, con Dieguito está a disposición. Así que yo me voy a presentar la semana que viene en el juzgado y la voy a invitar a Magalí a que venga también a hacerse el ADN.
—Dijo que Dalma pidió que todos se hagan el ADN. ¿Ella estarían sospechando que alguno los herederos reconocidos podría no ser hijo biológico de Diego?
—La verdad es que eso no lo sé, pero sí sé que un abogado la asesoró en ese sentido. Y nosotros prestamos consentimiento: si alguien duda de Dieguito, se hace el ADN sin ningún inconveniente. De hecho, ya se lo ha hecho varias veces...
—¿Por pedido de Diego?
—No, lo hizo Verónica hace mucho tiempo por otro embarazo.
—¿El que perdió?
—Claro.
—¿Qué pasaría si aparecieran nuevos pedidos de filiación? Porque Morla habló de cuatro chicos en Cuba...
—Si nosotros hacemos este trámite de presentarnos todos y ponernos a disposición, esto se resuelve rápido. Para un lado o para el otro. Lo importante ahora es que quien administre el patrimonio de Diego sea la sucesión y no apoderados externos.
—Sabemos que Diego había revocado el testamento que estaba a favor de Dalma y Gianinna, pero ha manifestado algunas voluntades antes de su fallecimiento que tenían que ver con su velatorio y con el pedido de que lo embalsamaran. También grabó un video en el que decía que quería donar sus bienes. ¿Sirve de algo todo eso?
—No tiene efectos legales. Yo no he accedido a eso, puede ser que Morla cuando se presente tenga un testamento. Pero lo que yo vi en televisión de su expresión de voluntad fue algo redactado en una máquina y firmado sólo por él. Si el lo hubiera redactado de puño y letra, tendría valor, pero así carece de legitimidad.
—¿Con cuáles de sus hermanos tiene hoy trato Dieguito?
—Tenía con pocos antes, después en el velorio con todos, menos el chico de Italia que sí lo conoce. Y ahora con nadie, estos días son días difíciles. Es muy pronto y eso después irá decantando solo como en todas las familias.
—Alguno puede pensar que cuando uno no encuentra consuelo, busca culpables. ¿Usted cree que a alguien le podría haber beneficiado un desenlace así?
—Que lo determine la Justicia.
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