“La fama por la fama no tiene sustento ni contenido ni constancia en el tiempo”, dice Rocío Igarzábal sobre la posibilidad hipotética de que su hija, Lupe, de cuatro años, quiera meterse en el ambiente artístico como su mamá. “Es clave el estudio, tener conocimiento de tu instrumento, ya sea cantar, bailar o actuar”, explica la actriz que supo dejar todo y marcharse a México en 2014, cuando su carrera explotaba en tiempos de Casi Ángeles y Dulce Amor.
Hoy, ya de vuelta en Argentina, e instalada en Tigre con su pareja, Milton Cámara, Rochi dice que su familia es el motivo para querer quedarse en el país. “Estoy en un lugar bastante verde, no es el Caribe, pero es hermoso”, le cuenta a Teleshow.
Además, en un cierre de año lleno de novedades, Igarzábal se prepara para su show de música por streaming el 10 de diciembre, el lanzamiento de su nuevo corte “No quiero” el 11, y para el estreno de su nueva película: Encontrados, dirigida por Diego Muslak, llega a la pantalla de Cine.Ar el jueves 17.
—Los contenidos, la música, las nuevas formas de expresión, este año fueron un gran cable a tierra para todos. En ese sentido, se agradece a los artistas la capacidad de reinventarse y seguir estando en contacto con el público.
—Nos tuvimos que adaptar a toda esta situación. En vez de estrenar en cine a principio de año, como todos creíamos que (la cuarentena) iba a ser 15 días, lo pateamos para mitad de año y así, hasta que dijimos: “Ya fue, estrenemos igual”. Hay mucha gente viendo contenido, uno nunca sabe cómo puede resultar. Este año también fue pura y exclusivamente musical. Si no hubiese tenido la música como norte y foco hubiese sido mucho más difícil. La persona que se dedica 100% a la actuación tuvo un año mucho más complicado. Con la música, pude seguir componiendo, produciendo, de maneras distintas, pero activa. En ese sentido, me sentí bastante en movimiento.
—En pleno auge de tu carrera dejaste todo y te fuiste a vivir a México. No es lo mismo que vivimos este año, pero hay algo del entregarse a vivir sin plan.
—Uno cree que tiene asegurado el plan y está bueno virar el timón, buscar otra cosa y ver qué sucede ahí. Salir de la zona de confort, de hábitos que tenemos incorporados, y conocerse desde otro lugar enraizado al momento presente. Este año nos llevó puestos algo que no podemos ni ver, un virus casi imperceptible. Estamos en un momento de quiebre a nivel universal. Es muy loco que una persona se levante a la mañana, agarre el celular y te muestre por la ventana cómo se le está incendiando todo alrededor en el interior del país, en el Delta, también. Tenemos que empezar a conectarnos con otra cosa y parar de estar inmersos en la rutina, en la vorágine.
—¿Creés que el mundo y la naturaleza nos están diciendo algo?
—La naturaleza no está dando una respuesta si no que, por nuestras acciones, esta es la consecuencia. Si nuestras acciones fueran otras, las consecuencias serían otras. La naturaleza es un reflejo, un espejo gigante. No nos está dando un mensaje, es la vida misma. Lo que siembras, cosechas.
—¿Lupe entiende que tiene una mamá famosa?
—Lo va captando a medida que me abro a decirle las cosas, como “hoy tengo un show”, “hoy ensayamos”, “hoy tengo una entrevista”. Ahora justo nos mudamos, entonces la mudanza, la cuarentena, mi laburo, tratar de buscar un orden… Este estado la tiene un poco nerviosa y alterada, con menor margen de paciencia y una frustración más grande. Hay que ir manejándolo, le explico las cosas 80 veces. Hablarlo hace que ella también lo pueda hablar.
—¿Hay algo que extrañes del furor que fue Casi Ángeles y Teen Angels? ¿Te sentís más cómoda hoy en día o extrañás ese nivel de exposición y respuesta en la calle?
—Si me acuerdo de esos momentos, digo: “¡Wow, qué loco!”. Tal vez iba al cine y no podía ver la película porque se armaba tal revuelo esperando para entrar que nos tenían que sacar por atrás del shopping. Por un lado es muy lindo, porque constantemente estás recibiendo mensajes hermosos y apoyo, regalos, reconocimiento. También, es más alimento para el ego. A la vez, soy una mina tranquila, me gusta poder salir a caminar, pasear, ir a la plaza, y más ahora que soy mamá. Lo agradezco, pero no sé si hoy en día podría manejar ese nivel de popularidad y exposición.
—¿Cómo llegaste a Casi Ángeles?
—Desde chica hice teatro musical con grupos. Hice varias obras. Una vuelta, habíamos hecho Tarzán en inglés y una castinera de Cris (Morena) me vio actuando y le pidió mi número al director, junto con otros. Tuve un casting, el típico: “Hola, soy Rocío Igarzábal”. Tenía 16 años. Canté una canción, hice una escena, y a partir de ahí empecé a hacer el taller de teatro con el que Cris te prepara para lo que son los tiempos de televisión, las cámaras: “Mirá a la cámara 1”, “Mirá a la cámara 2”, “No tapes a tu compañero”...
—No todos los que llegan al taller después quedan para personajes.
—No, era muy loco eso. Fueron varios meses de taller. Primero eramos 20, después eramos siete, después 13, después cuatro. Fue variando porque Cris iba eligiendo quién sí y quién no. Venía a vernos trabajar y, según eso, decía: “Este que se quede, este no”. Por momentos el ambiente era tenso. Estábamos todos sin saber mucho hacia dónde íbamos. Yo fui a probar porque me divertía el mundo del teatro y las novelas, me parecía algo muy loco. Me acuerdo perfecto el día que estábamos grabando en la calle una escena con Gastón Dalmau, y se armó un grupo enorme de gente pidiéndole fotos y gritos. Yo todavía no había salido al aire y le decía: “¡Qué locura todo esto!”. Y me dijo: “Preparate, el día después salir al aire tu vida cambia”. Fue tal cual, muy fuerte. Salió el primer capítulo y, a partir de ahí, fue salir a la calle y siempre gente reconociéndote.
—¿Cuál es el regalo más loco que te hicieron?
—Una chica de Israel me mandó una carta diciéndome que había trabajado todo un año para juntar plata para comprarme una Fender y me mandó la guitarra por correo. Todos sus ahorros de ese año de trabajo. Fue un flash. Otro flash fue una chica que con 21 regalos se tomó como tres bondis, no sé cuántos trenes, hasta mi casa, o sea, a la casa de mis viejos. Los desplegó en la mesa del living y bajé a desayunar, y tenía a la chica sentada con los 21 regalos ahí. Lo hablé con mi madre posteriormente. Le dije: “Mamá, es peligroso dar la dirección”. Es un límite muy delicado, pero mi mamá es muy sensible.
—¿Algún fan te asustó alguna vez?
—El fanatismo tiene su doble cara: el amor incondicional y el odio, también, muy fuerte. Cuando terminamos Casi Ángeles y empezamos con Teen Angels, que Euge (la China) Suárez se fue para Polka a hacer un proyecto y entré a reemplazarla, me daba bastante miedo la situación. Me re divertía porque íbamos a hacer giras, sacar discos, era la parte que más me gustaba de todo el proyecto en sí, y cuando me ofrecen entrar en la banda, íbamos a ser solamente los cinco viajando. Dije que sí y me pasó que una fan muy muy fanática de Euge empezó a amenazarme. Mails con mi patente, mi dirección, diciéndome que me iba a venir a buscar, que tuviera cuidado en los shows. Se armó una especie de protocolo porque amenazaba que en los espectáculos me iba a hacer algo. Entonces, teníamos que estar atentos a si había alguien raro en el público. Fueron unos meses un poco difíciles.
—Que locura. ¿Hicieron la denuncia en ese momento?
—Sí, fui a Tribunales e hice la denuncia. Buscando el IP, porque ella me mandaba mails. No pasa nada más y tampoco pasó nada gracias al universo. Después supe quién era, y en los shows ya me daba cuenta y era otra cosa. Se quedaba en el molde, ¿no?
—Lo que generaste económicamente en esa época, ¿te sostuvo en México o lo pudiste guardar?
—Tengo un padre bastante comecocos: “Ahorrá, ahorrá”, de la vieja época, de que todo lo que generabas había que guardarlo. Tiene mis ahorros de ese entonces. Todavía no los usé.
—Pensé que había sido tu sustento en la primera época de México.
—No. La primera época de México había terminado Dulce amor, también hice la película y me fui tranquila. Después, empezaron a pasar Dulce amor de vuelta, una repetición, y desde Actores y de SAGAI me entraba un sueldo. Entonces estaba tranquila, sabiendo que sin trabajar tenía un colchoncito para vivir. No me gasté todo en México, llegué a la Argentina tranquila económicamente.
—Qué bueno que tu papá te ayudó.
—Totalmente. En el viaje a México conozco a un gran amigo que es fotógrafo, vive hace 30 años en México, cerca de Tulum, y ahí se armó como una comunidad de artistas pero buen nivel. Tipo casa de revista de México, que tiene la cascada y no sé qué. Y yo flasheaba: “Es lo que yo quiero”. Entonces en un momento mi papá me decía: “Acá al lado de mi casa hay un terreno. Si vos querés yo te lo reservo y lo comprás”. Entonces, yo tipo: “Papá, ¿cómo podemos hacer para que me mandes los ahorros porque quiero el terreno?”. Y papá tipo: “¡No, estás loca! ¿Qué vas a hacer? Tenés un terreno allá y después, ¿cómo hacés?”. Tenía que tener la ciudadanía, estar trabajando, la escritura. Eran un montón de cosas, no era solo la calentura de comprarme el terreno.
—¿Tenés ganas de quedarte acá o extrañás mucho?
—Ahora nos mudamos a una casa en Tigre cerca del río, entonces cada vez siento menos ansiedad por irme. Estoy en un lugar con bastante verde. Hago dos cuadras y tengo el río. Obviamente no es el Caribe, pero es hermoso. A la vez, tengo a mis hermanas, que tienen hijos. La familia es un bálsamo para no querer irse. No siento la necesidad de irme. Extraño, quiero ir con Lupe de viaje, vacaciones, tocar en algún lugar, ver a toda la gente querida que quedó allá...
—¿Sos parecida a la mamá que imaginaste que ibas a ser?
—Nunca me imaginé como mamá. Es re loco. Tal vez me imaginé como otras cosas pero no como mamá. Mis hermanas me dicen: “¡Wow, sos muy creativa!”. Vinculo mucho el aprendizaje con el arte, vamos armando juegos… Tengo mis días, y mis días. Exploto, como todas las madres, y pego gritos y me arrepiento, y después bajo un cambio y que la tele, los caramelos, que cómo hacer, hasta dónde, cuál es el límite. Hago lo mejor que puedo.
—¿Qué pasa si Lupe te dice que quiere seguir una carrera como la tuya? ¿Cómo reaccionarías?
—Si Lupe quiere empezar a dedicarse a esto, lo primero que haría sería decirle que empiece a estudiar, a tocar algún instrumento o clases de baile, de teatro, lo que sea, pero estudiar 100%. Tener conocimiento de tu instrumento, si quiere cantar, si quiere actuar o lo que sea, para que se enfoque, y no irse a un lugar tan superficial de la fama por la fama en sí o ser linda o no.
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