En medio de fuertes disputas familiares, acusaciones cruzadas, juicios iniciados y otros que amenazan con empezar, el cuerpo de Diego Armando Maradona sigue sin descansar en paz. Ahora la que escribió un nuevo capítulo en esta historia interminable fue Rocío Oliva, quien después de amenazar con la frase “El día que yo hable...” y revelar los mensajes que intercambió con Claudia Villafañe durante el velatorio de Maradona, recibió un sorpresivo gesto de una de sus históricas “enemigas”, Verónica Ojeda.
En Secretos verdaderos, Luis Ventura entrevistó a Rocío Oliva. En medio del diálogo, donde la panelista de Polémica en el bar recorrió su historia de amor con Diego Maradona y habló del dolor que atraviesa por su muerte, el conductor la sorprendió por una inesperada muestra de apoyo que le dio la mamá de Dieguito Fernando.
“En la semana hablé con Verónica. Me dijo ‘si la ves, mandale mi solidaridad porque yo pienso que ella tendría que haberse despedido de Diego en el velatorio, yo sé que no la dejaron y si yo hubiera podido hacer algo, si nos hubiéramos comunicado de alguna manera y hubiera podido habilitarlo, lo habría hecho’”, aseguró el periodista.
“Me parece un grato mensaje y si está mirando se lo agradezco. Eso es lo que tenía que pasar. Cuando había peleas, cada uno se hacía responsable porque estando Diego en vida era una cosa. Pero con un Diego en un cajón ahí tienen que quedar todo de lado”, manifestó una Rocío Oliva, sorprendida por la actitud de Ojeda con quien mantuvo fuertes cruces mediáticos en el pasado.
“Con Verónica nunca fuimos amigas. Así pensaban sus hermanas y mucha gente pensó, así como ella, que tenía que entrar a despedirme de Diego”, aseguró la última pareja de Maradona, quien también se lamentó por un desagradable comentario que hizo sobre Dieguito Fernando, el hijo de Verónica, hace varios años. “Era muy pendeja y me arrepiento”, deslizó.
El viernes, Rocío Oliva en diálogo con Luis Novaresio en Animales Sueltos, por América, la futbolista de Bella Vista recreó cómo fue esa madrugada del jueves 26 de noviembre, cuando la Casa Rosada (según Rocío, a Maradona “también le hubiera gustado que fuera en la cancha de Boca”) recibió el féretro de Pelusa para dar comienzo a la despedida para los más íntimos, los más cercanos. Y ella entendía que debía estar. No lo consiguió.
En la noche del miércoles 25, a casi 12 horas de producirse el fallecimiento que sigue conmoviendo a toda la Argentina, Rocío regresó a su casa después de salir al aire en Polémica en el Bar. Pensaba acostarse para dormir “tranquila” y al otro día asistir al velatorio. Pero su mamá le advirtió que a las 6 de la mañana cerrarían el cajón. La apremiaba el tiempo: “Me agarró una especie de desesperación. Yo quería verlo con el cajón abierto para poder darle un beso y despedirme”. Y así fue como le dijo a su mamá: “¡¡Vamos ya!!” Se bañó en un instante, se cambió y agarró su auto para ir a la Casa de Gobierno.
“Siento que verme era un deseo también de él -sostiene Rocío-. Eso es lo que me hace decir: ‘Ay, yo quería despedirme’. Es duro, pero siento, yo, Rocío, por ahí nada que ver, que hasta que no diga: ‘La Flaca todavía no vino’, no sé si va a poder descansar en paz. Pero también me deja tranquila que desde el lugar adonde esté, él sabe que ese día yo llegué ahí”.
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