El drama y la comedia regresarán a los escenarios, y las canciones sonarán de nuevo en el territorio de la Provincia de Buenos Aires luego de fueran habilitadas -tras una suspensión de poco más de ocho meses- las artes escénicas y los shows musicales. Así lo informó el Gobierno en el boletín oficial publicado este martes 1 de diciembre, el mismo día en que comenzó la temporada turística en la Costa Atlántica.
En la Resolución 136 quedó reglamentado el Protocolo General para la Actividad Teatral y Música en Vivo con Público, donde se precisan las normas sanitarias que deberán cumplirse sin excepción para evitar la propagación del COVID-19. Por caso, solo estará permitido un aforo del 30% como máximo en la salas, una medida similar a la que se aplica desde el 14 de noviembre en la Ciudad de Buenos Aires.
Además se aclara que la ventilación de los espacios cerrados tendrá que efectuarse “de manera natural”, mediante la apertura de “puertas y ventanas que garanticen la renovación del aire”. Se prohíbe expresamente “la ventilación mecánica de los espacios comunes con tránsito de personas”, como los pasillos de los teatros.
Cinco días antes -como mínimo- de realizarse el evento, los dueños de los establecimientos tendrán que notificar al Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica que se hará uso de las instalaciones para una obra de teatro o un recital.
El domingo el actor Julio Chávez -en diálogo con Teleshow- se había referido a la limitación en la cantidad de espectadores en una tercera parte de la capacidad, advirtiendo que “el teatro sobrevive sin mucho más”. “No es tan común en una sala de 400 personas, tener 400 vendidas -afirmó el prestigioso actor-. Eso le compete a aquellos espectáculos que tienen la suerte de agotarse. Todos los espectáculos deberían tener la posibilidad de llenar, pero tampoco voy a decir: ‘Che, no podemos meter más que 200′, porque si metés 200 estás muy contento”.
La actividad teatral y los shows musicales se habían suspendido en toda la Argentina el fin de semana anterior a la implementación de la cuarentena obligatoria dispuesta por el presidente Alberto Fernández, el 20 de marzo. La industria del espectáculo y los artistas -del mismo modo que ocurrió en otros rubros- ingresaron entonces en una crisis profunda.
Sin la posibilidad de subir al escenario ni de realizar ficciones televisivas, actores y músicos encontraron en los shows por streaming primero, y en el autoteatro después, una manera de atenuar el impacto económico de las medidas sanitarias, indispensables para enfrentar la pandemia. En muchos otros casos, se volcaron a otras actividades. “Hay bailarines que están haciendo albañilería porque no tienen para comer. Consiguen para hacer un pequeño muro y van”, sostuvo el coreógrafo Flavio Mendoza, uno de los productores que más se movilizaron en pos de conseguir una pronta reapertura de las salas.
En tanto, la bailarina Mora Godoy tuvo que cerrar su escuela de tango, ubicada en Barrio Norte, y rematar gran parte de su vestuario “para poder seguir adelante”. “Hace 20 años que estoy acá, pero llevo diez meses sin trabajar -lamentó la artista-. Este es mi lugar de ensayo, de creación. Y es muy duro”. Por el momento, no hay protocolo que contemple la danza.
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