Sylvester Stallone es uno de los actores más emblemáticos que ha dado el cine hollywoodense. Su popularidad se apoderó de multitudes a base de películas que se metieron en los hogares de todo el mundo. Con una vasta trayectoria en el ámbito cinematográfico, su nombre está ligado, esencialmente, a la saga de Rocky. Stallone no fue solo el actor emblemático que protagonizó y se puso en la piel de un boxeador de poca monta en pleno ascenso hasta que alcanza la gloria, sino que también aportó el guión –que escribió en tres días- que le cambió la vida para siempre.
En el otro rincón, el 13 de julio de 2012 Sylvester recibió uno de los golpes más duros cuando una voz fría le informó sobre la muerte de Sage Stallone. La partida de su primogénito, que fruto de la relación con su primera mujer, Sasha Czack, con quien también tuvo a Seargeoh -también hizo de su hijo bebé en Rocky II-, le dejó una huella imborrable. Una cicatriz marcada.
El joven tenía 36 años cuando falleció producto de un ataque al corazón, ocasionado, según reveló la autopsia, por una arteriosclerosis (obstrucción de las arterias). Esta certeza causó un gran asombro: se trata de una enfermedad poco frecuente en personas de esa edad.
Apenas ocurrió el episodio, Stallone se mostró devastado. Abatido por lo que le tocó vivir, atravesó un duelo interno. Se encerró en su casa y surcó el primer periodo puertas adentro, acompañado de sus familiares y seres más cercanos. Dejó su profesión de lado para dedicarle tiempo a recomponer su alma. “No hay mayor dolor que el de un padre que pierde a su hijo -comentó el actor luego del velorio-. Esta agónica pérdida me dolerá por el resto de mi vida. Sage fue mi primer hijo y el centro de mi universo”. Fue sepultado el 21 de julio en Brentwood, California.
Cuando lo encontraron sin vida, en su departamento de Los Ángeles, su familia llevaba una semana sin verlo y sin tener noticias suyas. Cuando lo hallaron, llevaba al menos dos días muerto. El llamado de un vecino alertó a la policía que acudió al lugar para constatar el deceso. En su momento, la prensa estadounidense manifestó que era una persona bastante ermitaña, que salía poco de su hogar y que casi no tenía contacto con el mundo exterior, ni siquiera con sus familiares. Buscaba hacer su propio camino, con todo lo que eso significaba, debido al apellido que portaba.
Con el paso del tiempo, en lo que respecta al material fílmico, las películas relacionadas con Sage que quedan en la memoria de Sylvester son Rocky V y Creed: corazón de campeón. En la primera tuvo el privilegio de trabajar con su hijo, y en la otra lo recordó: le hizo una suerte de homenaje que fue tomado con agrado por los fanáticos de la saga. Fue un momento emotivo en el que la ficción y la realidad se entrelazaron para darle vida a la emotividad. Una fotografía legitima de ellos dos, con frases que hacen especular que la mejor manera que tiene de lidiar con su ausencia es pensar que se fue de viaje y que vive en otra ciudad.
Ficción y realidad
Nacido el 5 de mayo de 1976, Sage cobró popularidad cuando se estrenó la quinta entrega de Rocky, en 1990. En ese momento, con 14 años, pasó de ser el hijo de Stallone en la vida real al descendiente de Rocky en la pantalla grande, interpretando a Robert Balboa. Se puso en la piel de un adolescente que le toca vivir el quiebre económico de la familia y todo lo que trajo acarreado dejar de pertenecer a la clase alta. De un día para el otro se quedan sin nada y se mudan a las afueras de Filadelfia, a un barrio hostil que ni siquiera le tiene piedad al mítico boxeador. El pequeño, entre los tantos cambios abruptos, continúa su ciclo lectivo en una escuela en la que es bastardeado y golpeado por su pasado, sin lograr hacerse de amigos.
Paralelamente, en plan de recuperarse, Rocky comienza a entrenar a Tommy Gun, un prometedor pugilista, en el gimnasio que le dejado como herencia Mickey, su viejo amigo, entrenador y mánager, la persona que lo llevó a lo más alto. Le pone tanto empeño a este desafío que, sin darse cuenta, descuida a su hijo. Aquí los reproches se vuelven latentes mientras buscan una salida a la crisis que atraviesan. Las palabras crudas de Robert hacen que Rocky intente entrar en razón y repartir su tiempo entre el trabajo y la familia.
Años más tarde, en una entrevista, Sage contó que parte de los diálogos de la película se mezclaron con la vida real. “Cuando le gritaba: ‘¡Nunca pasaste tiempo conmigo!’, eso era cierto. Cuando yo era chico él nunca estaba en casa. Miraba a la cara a mi padre y realmente decía eso”, manifestó haciendo referencia a su vida luego de que sus padres se separaran en 1985. Desde ese año fue criado por su madre, y a su padre, por compromisos laborales, lo veía muy poco. Lograron recomponer la relación cuando Sage entró en la adolescencia: lo hicieron a través del trabajo... Ese mundo que los separó en su niñez, los volvió a unir, encontrando en la actuación la manera de relacionarse.
Desde entonces le dedicó su vida a la interpretación y a todo lo que rodea la industria del cine, pese a que no era lo que más le gustaba hacer. De alguna manera, interpretar, seguir los pasos de su padre, lo acercaba mucho más a él. Con el paso de los años, fueron rearmando la relación que habían perdido, como si fuera un guión de película.
En 1996 volvieron a coincidir cinematográficamente -padre e hijo- en Daylight. “A la luz del día traté de ser yo. Me mantenía alejado de mi padre para ser un actor más, aunque todo el mundo sabía que era su hijo; todos eramos amigos”, contó Sage en su momento, en el estreno del film. En la misma entrevista, Sylvester se permitió una humorada: “Después de esta película, está despedido. ¡Es demasiado guapo! Ya no puedo trabajar con él”, comentó y finalizó con una frase que quedó grabada a fuego: “Es un hermoso reloj con pelo, un recordatorio de que el tiempo pasa muy rápido”.
Se permitió trabajar por su cuenta en películas como The Evil Inside Me (1993), Reflections of Evil (2002), Chaos (2005) y Moscow Zero (2008). Su último trabajo como actor fue en el 2010, en Promises Written in Water. Paralelamente, estudió dirección de cine y, una vez recibido, en el 2006 filmó Vic, un cortometraje con el que ganó un premio como mejor director joven en el Festival de Boston.
En 1996, su papá le propuso que vuelva a ser de su hijo en la sexta entrega de Rocky, pero no aceptó la propuesta. Ese año fundó una empresa llamada Grindhouse Releasing dedicada a la restauración y preservación de películas de los 70 y 80. El éxito fue tal que prácticamente dejó la actuación en un segundo plano.
Tres años después de su fallecimiento, Stallone estrenó Creed: corazón de campeón. Se trata de la séptima entrega de la saga, donde le rindió homenaje a su hijo mostrándolo en una fotografía original, de su álbum personal. En una de las escenas en la habitación de su casa, su pupilo, Adonis Creed, ve el portarretrato de Rocky con su hijo. Se acerca y lo agarra, mientras Rocky le comenta que se había ido a vivir a Vancouver con su novia. Inmediatamente, mientras la imagen se congela en la foto, le dice: “Él es feliz, y yo soy feliz por él”.
Por esa película, Sylvester ganó el Globo de Oro como mejor actor secundario. Al subir al atril a recibir su premio, agarró el micrófono y no se olvidó de su hijo. Algo angustiado, con la voz quebrada, soltó: “Quería respetar la memoria de mi hijo y creo que lo hicimos”.
Puertas adentro
Al igual que su padre, siempre intentó resguardar su vida privada. Procuró no mostrar demasiado y en dar la menor información posible en lo que respecta a la intimidad. La dicotomía entre disfrutar de lo que hacía, pero renegar de lo que la fama le traía aparejado. En mayo de 2007 se casó con la actriz Starlin Wright. Sin embargo, un año más tarde –sin que trascendiera el motivo- el matrimonio fue anulado. Pese a ese episodio, la relación se restauró tiempo después, e incluso se divulgó que la pareja tenía pensado volver a pasar por el altar cerca de la fecha en la que se produjo el deceso de Sage.
Sage se presentaba como una persona apegada a sus raíces, a su núcleo familiar y lo demostró con sus actos. A los 15 años viajó por primera vez a Italia para empaparse de sus antepasados. En alguna oportunidad contó que esa parte la heredó su su padre, que en cada charla que salía, le hablaba de su pasado familiar. Desde la primera vez que piso tierra italiana viajó varias veces por año a la región de Sicilia, lugar en el que nació su abuelo, Salvatore Stallone. Cada vez que hablaba del país lo mencionaba como su segundo hogar.
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