En 1987, una veinteañera bronceada por el sol, con unos stickers con forma de flor en sus pechos y una sonrisa tan natural como su impactante físico deslumbraba en la tapa de la revista Gente. Se trataba de Merlina Licht recién elegida Miss Punta del Este. Su belleza era tal que era imposible no preguntarse ¿quién es esa chica? Esa chica no solo poseía una belleza innegable, también era una estudiante avanzada de Abogacía en la UBA que al año siguiente obtendría su título para luego especializarse en derecho de la empresa y en derecho de la familia.
La tapa podría haber abierto las puertas de una linda carrera mediática, pero Merlina prefirió los juzgados y las leyes antes que las cámaras y los canales. En 1990 se enamoró de Alejandro Borensztein, el hijo del recordado Tato. Juntos tuvieron dos hijos, Julián y Manuel. La pareja duró hasta 2004 cuando se separaron.
Merlina volvió a incursionar en los medios pero ya no como chica de tapa sino como profesional con opinión. Fue columnista de la revista Playboy y también en Radio 10. Su belleza intacta más su capacidad como abogada le abrieron las puertas de la televisión. Formó parte del ciclo Mañaneras que conducía Karina Mazzoco. Diez años después, la conductora la siente todavía presente. “Era femenina, bella, canchera, coqueta, moderna inteligente, formada y súper informada. Tan linda como ácida. Tan estética como irónica”. Mazzoco reconoce sincera que no eran amigas pero sí muy buenas compañera de trabajo. “La recuerdo hoy y me emociona tanto su seguridad como su ternura como madre. Siempre pensando en sus cachorros, en cuidarlos, abrazarlos. Adoraba a Luis, su pareja. Lo quería, lo re quería. Y estaba súper enganchada con él... enamorada”.
En el ciclo, Merlina se destacaba por su puntualidad, estar atenta a todo pero también divertir y divertirse. Mazzoco comparte que “sus comentarios y aportes como panelista era geniales. Podía ser muy picante. Sabía jugar el juego”. Consciente que la tele es imagen estaba siempre impecable. Pero si la primer impresión es la que cuenta, la segunda es la que queda, por eso estaba informadísima y sus opiniones eran las de alguien que fundamenta y no solo repite obviedades. En el trato era muy respetuosa. En un ambiente donde el ego puede ser inmanejable nunca tuvo ningún conflicto de convivencia laboral.
Exitosa, respetada por sus colegas, querida por su pareja y adorada por sus hijos, en el 2009 notó que algo empezaba a andar mal. Pese a alimentarse bien perdía peso sin razón aparente. De un talle 27 pasaba a un 25. Comenzó una ronda de consultas médicas pero le atribuían todo al estrés. Incluso la derivaron a un psiquiatra porque pensaban que podría tener algún problema de depresión. Merlina sabía que era imposible. Amaba, se sentía amada y trabajaba en lo que le gustaba. Siguió consultando profesionales hasta que le pidieron una endoscopía.
El resultado fue devastador: tenía cáncer de estómago. Su marido fue el primero en conocer el resultado, el shock fue tan fuerte que solo pudo contárselo a Merlina una semana y media después. Licht fue operada de urgencia, sin embargo el cáncer no pudo ser removido completamente.
“Tengo un alien adentro”, le dijo a Paula Trápani, una de sus compañeras cuando le preguntó cómo estaba. Sin embargo, decidió pelear.
“El día anterior al tratamiento fui a la peluquería a hacerme el color y peinarme. ¡Para qué me preguntaban? Si se te va a caer el pelo en una semana… Y si se cae en dos o en tres, ¿qué? Me preguntan e insisten por cómo estoy de ánimo. La verdad es que no hay estado anímico que resista sentirse mal, pero lo importante es obligarse a diario a hacer ciertas cosas. Seguramente las decisiones que tomamos en cuanto a nuestras prioridades en momentos difíciles son aquellas que masticamos y rumiamos y no terminamos de digerir (Oh, qué casual para alguien con una dolencia en el estómago) Arreglarse… No quedarse abatida vestida en calzas es prioridad. No me importa si hoy no salgo de mi casa, igual me maquillé y me vestí. La versión de una tiene que estar intacta”, escribió en una conmovedora carta que se conoció luego de su despedida
Con la misma fortaleza contó en el programa la enfermedad que enfrentaba. No lo hizo para dar lástima, mucho menos para ponerse en el lugar de ejemplo. “Es bueno recordar aquel 25 de febrero donde me senté en vivo a relatarle a quien estuviera mirando que tenía cáncer. Fue liberador e inspirador para muchos hablar de algo que es todavía vivido como algo que debe guardarse en secreto, no por mantener la calma o la privacidad, sino como algo que estigmatiza, rebaja y daña” relató un tiempo después.
En esa carta narró sincera: “Eso que te dicen de vivir el día a día está muy lindo pero para mí, la vida siempre fue planificar y sacar conclusiones de los objetivos. ¿Por qué habría de cambiar ahora? Te dicen también que uno debe ser más egoísta que nunca y no hay margen para contener a nadie, sin embargo, trato de esforzarme conteniendo a mi marido que a veces está mal, o a mis padres, que se brotaron de ansiedad y me llaman más que nunca como si tuvieran un acciones en la compañía de teléfono”.
En esa batalla desigual, sus hijos eran razón para pelearla: “Pensé en “guerra”… Pensé en mis hijos otra vez, y me di cuenta que al ser madre, no le tenés miedo al dolor. Que pueden hacer lo necesario con mi cuerpo físico, pero nada puede ser tan grave porque lo más importante es seguir viviendo por ellos. No entregarse es la meta…”
Es casi inimaginable el dolor de Merlina mamá. Desde su tristeza pero también con admiración, Mazzoco comparte que “Pude sentir su deseo profundo de estar un ratito más junto a sus hijos a los que amaba. Me conmovió profundamente un día en el que dijo que estaba segura y tranquila con cómo había educado a sus hijos. Ella sabía en su cabeza y en su corazón que esos chicos ya estaban listos...bien formados y con buenas herramientas, pero deseaba tanto estar con ellos, acompañarlos un poquito más”.
El 26 de noviembre de 2010 la enfermedad ganó la batalla. Pasaron diez años y las preguntas siguen siendo las mismas. ¿Por qué la muerte se impuso a la vida? ¿Por qué se ensañó con una buena persona con tanto ser nefasto dando vueltas? Hay preguntas, no hay respuestas. Solo la certeza que Merlina hizo un poquito mejor este tránsito llamado tierra.
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