El 8 de diciembre de 1980, John Lennon fue asesinado en la puerta del Dakota, el edificio que compartía en Nueva York con su esposa Yoko Ono y el hijo de ambos, Sean. El autor fue Mark David Chapman, un cínico residente en Hawaii, que buscaba “la gloria” y para obtenerla mató de cinco balazos a uno de las figuras más icónicas de la cultura rock. Antes de asesinarlo, Chapman le pidió a Lennon un autógrafo y le entregó un ejemplar de Double Fantasy, el disco que John y Yoko acababan de publicar. Esa copia, rescatada por un empleado del Dakota y utilizada como prueba del crimen, volverá a ser subastada, esta vez por la firma Goldin Auctions, y esperan recaudar cerca de dos millones de dólares.
Double Fantasy fue el primer álbum de Lennon en cinco años y traía 14 canciones, mitad de John y mitad de Yoko. La recepción no fue la esperada, ni por la crítica, que repartía elogios y críticas a la pareja, ni por el público, que solo quería escuchar al ex beatle y poco quería saber con la artista japonesa, culpada históricamente por la separación del cuarteto de Liverpool.
El disco tuvo buenas ventas y uno de esos ejemplares cayó en las manos de Mark David Chapman, más como parte de un plan macabro que como un genuino gusto musical. Con ese ejemplar y una lapicera montó guardia en el Dakota, hasta que lo vio salir y le pidió el autógrafo “¿Es todo? ¿Quieres algo más?”, le preguntó Lennon a Chapman luego de estampar su firma a la altura del cuello de su amada Yoko.
La amabilidad del astro dejó pasmado a Chapman que no se animó a ejecutar su plan. En cambio, permaneció en las afueras del Dakota, charlando con fanáticos, periodistas y curiosos. Eran más de las 22 cuando la pareja retornó al Dakota. Primero entró Yoko, y unos pasos atrás venía John. “Señor Lennon…”, llamó Chapman. Lennon se dio vuelta y fue sorprendido por la primera de las cinco balas ahuecadas que disparó Chapman con su revolver calibre 35.
Lennon llegó hasta la oficina del conserje y allí se desplomó. Fue trasladado al Hospital Roosevelt, donde llegó sin vida. Otra vez, el sueño había terminado. Lunes 8 de diciembre de 1980 a las 23:15. Esa es la fecha y hora que quedó estampada en el acta de defunción de John Lennon firmada por el doctor Stephen Lynn.
Mientras tanto en el Dakota, Chapman confesaba ser el autor del asesinato y se entregaba a la policía. El ejemplar con la firma de Lennon quedó en una de las macetas del edificio, hasta que fue rescatado por un empleado y puesto a disposición de la fiscalía de Nueva York. De allí que sobre el garabato azul dejado por el músico figure un código de la prueba del delito. Al año siguiente, y con el caso ya resuelto, el álbum volvió a manos del jardinero, que lo conservó bajo su colchón hasta que decidió venderlo en una cifra de 150 mil dólares. En 2010 salió nuevamente a la venta, esta vez con un precio de 850 mil dólares. Para la subasta del lunes, la base es de 400 mil dólares, y esperan recaudar cerca de dos millones.
Chapman fue condenado a un mínimo de 20 años de cárcel y un máximo de cadena perpetua tras declararse culpable de asesinato en segundo grado y cumple su sentencia en el Centro Penitenciario de Wende, al este de Buffalo. En agosto pasado realizó la undécima petición para que se le otorgue la libertad condicional, que fue nuevamente denegada, un fallo aceptado por el asesino: “Merezco cero, nada. En aquel entonces merecía la pena de muerte. Cuando planeas intencionalmente asesinar a alguien y sabes que está mal y lo haces por ti, eso es una pena de muerte ahí mismo, en mi opinión”.
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