—Me gusta compartir mi historia porque me parece fundamental incentivar a muchas mujeres a que no bajen los brazos.
—¿En algún momento vos dudaste y quisiste bajar los brazos?
—Nunca. Hoy la ciencia avanza tanto que es imposible que no seas madre si tenés ganas. Siempre dije que mientras me cuerpo me lo permitiera, iba a agotar todas las posibilidades. Iba a seguir intentando hasta los 51 años, por más que me costase. Recién ahí, pensaría otras opciones.
Durante la entrevista, Maite Zumelzú llorará más de una vez. No es para menos. Eligió compartir con Teleshow su lucha por ser mamá: la actriz buscó un bebé durante 15 años y hace cuatro meses recibió la noticia que deseó durante tanto tiempo. “Fue un milagro de Dios”, sostiene en una entrevista tan íntima como emotiva quien está embarazada de cuatro meses.
Maite está en pareja hace 20 años con Daniel Stigliano, con quien además tiene una productora audiovisual -Ganas de hacer ficción- y hace más de una década que sueña con agrandar su familia. “Por mi profesión, y distintos proyectos que nos iban surgiendo, siempre lo posponíamos y decíamos ‘el año que viene’”, recuerda quien tenía 30 años cuando un atraso en su período le despertó las ganas de ser mamá. Y a él de ser papá, claro. “Cuando me hice el test y dio negativo fue un mar de lágrimas”, cuenta la actriz que luego de una charla con su pareja decidió emprender la búsqueda de manera natural.
Después de un año sin novedades, el médico le dio hormonas y siguió intentando. En paralelo, continuó trabajando. Pasaron los años, nunca dejaron de buscar y las ganas cada vez se intensificaban más. Recorrieron distintos centros médicos en los que la actriz realizó tratamientos que no tuvieron efecto. Además de la angustia que tenían Maite y Daniel, se le sumaba la presión involuntaria de sus seres queridos que deseaban tanto como ellos que la pareja tuviera un hijo.
“Nosotros ya no contábamos cuando estábamos en la búsqueda porque te preguntaban todo el tiempo. Quizás lo comunicábamos recién cuando ya había pasado y no había tenido buenos resultados”, destaca quien en 2017 ganó el Martín Fierro como mejor actriz de reparto por su papel de Villana en Por Amarte así, la ficción que protagonizaron Gabriel Corrado y Catherine Fulop en Telefe.
En los 15 años de búsqueda, las adversidades pusieron a prueba a la pareja más de una vez. Maite cuenta que con Daniel “pasaron de todo”. Incluso hubo dos situaciones a las que ella llama separaciones, pero que en verdad fueron crisis. “Una fue de un mes y medio y otra de dos meses”. Sin embargo, nunca dudaron de su amor, simplemente la vida les había puesto algunos obstáculos que lograron superar.
“Fue un proceso muy largo”, asegura Zumelzú, que pasó por distintos tratamientos, inseminaciones, hormonas, inyecciones, “hormonas más heavys” -”he llegado a tomar siete diferentes en un mismo día”, y se fue aferrando cada vez más a la fe y en Dios. Visitaron al Padre Ignacio, en Rosario, a la Virgen de Salta. “Todo lo que te puedas imaginar”, dice quien terminó “entrando en un terreno más espiritual”.
En el medio pidió la asistencia psicológica de un profesional para no bajar los brazos y seguir con la búsqueda activa. También hubo algún tiempo en que los médicos le sugirieran que su cuerpo descansara de tanta medicación. Pero sabían que luego volverían a intentarlo. De ninguna manera se resignarían a la posibilidad de tener un hijo.
Maite y Daniel suelen viajar a España e instalarse algunos meses allí por compromisos laborales con su productora. Tenían pasaje para el 21 de marzo de este año, pero la pandemia del coronavirus cambió sus planes y les permitió retomar el tratamiento. Entonces, fueron a ver a su médico Fabián Lorenzo, del centro Ifer, después de haber tenido distintas “señales de Dios”.
“Yo estaba declarada menopáusica. No por mi edad, sino por toda la medicación que tomé durante estos años. Hacia dos años y medio que no tenía el período y de repente me vino. Así que llamé a mi médico y le dije que quería retomar”, relata Maite, quien, luego de una serie de estudios, fue diagnosticada con trombofilia (definida como un grupo de trastornos de la sangre que se caracteriza por la aparición de trombosis venosa, es decir, coágulos sanguíneos que obstruyen la circulación).
Luego de otro intento, y “mares de llanto” y angustia, Maite no bajó los brazos. “Si la cuarentena y Dios me frenaron los proyectos en España y Miami, es por algo”, pensó y siguió tomando hormonas. En septiembre pasado, le hicieron un nuevo tratamiento de fertilización in vitro.
Esa vez sintió que había surgido efecto, que sueño se cumpliría dentro de nueve meses. “Empecé a sentir nauseas, pero como también te empieza a jugar tanto la cabeza y es tanto el deseo que ya no sabés qué pensar. Pero sentía que sí”.
Dos semanas después, recibieron el llamado con el anuncio más feliz de sus vidas. Cuando leyeron el nombre de su médico en la pantalla de su celular, Maite y Daniel se sentaron en el sillón, atendieron y escucharon atentamente.
—¿Están ahí?
—Sí, sí. Estás en altavoz, te estamos escuchando.
—.... (silencio)
El suspenso del médico generó aún más nervios de los que la pareja ya tenía. Hasta que escucharon las seis palabras más lindas de su vida que no se olvidarán jamás: “Bueno, chicos. Ahora sí podemos festejar”.
Lo que siguió después fue tan conmovedor como alegre, digno de una novela o una película. “¡Yo sabía! ¡Yo sabía!”, afirmaba Maite una y otra vez mientras lloraba y abrazaba a su marido, que también estaba emocionado hasta las lágrimas.
—¡Al fin, mi amor, vas a ser mamá!
—¡Al fin, mi amor, vas a ser papá!
Maiite y Daniel esperaron 15 años por esta noticia, que además, decidieron guardar -por prevención- durante dos meses y medio. “Nadie sabía si quiera que habíamos hecho un nuevo tratamiento. Solamente dos muy amigas a las que le pedí que no preguntaran nada hasta que yo no les contara las novedades”.
Cuando faltaban dos semanas para llegar a los tres meses de embarazo, la pareja contó la feliz noticia a su círculo íntimo. Daniel, con su alma de productor, pensó cómo anunciarlo de una manera original: decidieron comprar chocolates para los integrantes de su familia y colocar un cartel del lado del reverso. “Vas a ser abuela”, “Vas a ser tío”, “Vas a ser primo” y así escribieron cada una de las notas para sus familiares.
¿Cuál fue su reacción? “Todos lloraron, se emocionaron. Sabían de nuestro deseo, del tiempo en que estábamos buscando. Además, me vieron pasar por todos los tratamientos. Estuve más hinchada cuando tomé más hormonas, después me chupaba. Y así, durante estos años”. Hace un tiempo, incluso, el hermano de Maite se preocupó por su salud. “¿Vale la pena tanto esfuerzo y sacrificio, destruir tu cuerpo?”, le preguntó. “Por supuesto que vale la pena”, respondió la actriz que hoy transita su cuarto mes de gestación.
Los planes de Maite y Daniel se vieron obligados a cambiar primero por la cuarentena y luego por la llegada del tan ansiado bebé. La pareja viajará a España luego del nacimiento de su hijo (aún no saben el sexo) y allí seguirán con sus proyectos laborales.
“No es fácil. No es barato. Debemos tener invertido un departamento en tratamientos. Pero cuando ves el resultado te das cuenta que todo lo vale. No te importa nada”, dice Maite Zumelzú, que concluye la entrevista llorando, con la emoción a flor de piel por lo que está viviendo. “No bajen los brazos”, suplica a las mujeres que estén buscando ser mamás y lean su conmovedora historia de vida.
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