“Cuando pierdes las esperanzas suceden las cosas buenas”. Esta es una de las tantas enseñanzas que nos deja La vida ante sí (La vita davanti a sé) el film que tiene como protagonista a la gran Sophia Loren, que una vez más nos regala una gran actuación.
Su nombre es sinónimo de una época llena de grandes películas que se convirtieron en clásicos. Dueña de una mirada seductora y un cuerpo que hacía suspirar, la “donna” del neorrealismo italiano supo conquistar Hollywood y lograr que el mundo se rindiera a sus pies.
Ahora tendremos la posibilidad de verla de nuevo a partir del 13 de noviembre en esta película de Netflix, dirigida por su hijo Edoardo Ponti, en la que interpreta a Madama Rosa, una víctima del holocausto que en la actualidad cuida a los hijos de prostitutas que no pueden hacerse cargo de ellos. Su casa funciona como un refugio de niños con vidas sin destino y necesitados de amor.
La vida de Madama Rosa va a dar un vuelco cuando Momo (Ibrahima Gueye), un niño de 12 años huérfano de origen senegalés inmigrante en Italia, le roba en el mercado. La mujer decide tomarlo bajo su tutela y allí comenzará una relación de cariño y entendimiento de dos personas que fueron golpeados por la vida. Dos personajes que parecen estar en dos mundos distintos pero rotos por dentro.
La vida ante sí está basada en la novela de Romain Gary que ya había sido adaptada bajo el nombre Madama Rosa en 1977 y que logró alzarse con el Oscar a Mejor Película Extranjera. Ahora esta nueva versión cuenta con el papel protagónico de Sophia Loren y ya comenzaron los rumores, cada vez más fuertes, de que tal vez esta actriz logre una llevarse una nueva estatuilla dorada.
“La Loren”, como le dicen con cariño sus fanáticos, tuvo una vida de película, comenzando porque fue la primera mujer en ganar un Oscar a mejor actriz que no hablaba inglés por el film Dos mujeres de Vittorio de Sica (1901-1974). Este director italiano fue la llave para que se le abrieran las puertas del espectáculo a esta incipiente actriz.
Sophia siempre recuerda la anécdota que a los 17 años, cuando De Sica la “descubrió”, ella no sabía leer ni escribir porque durante la guerra su madre no la enviaba a la escuela. En declaraciones al diario “El Oro” de Nápoles en 1954, la actriz declaró que el director, lejos de sorprenderse por su analfabetismo, le dijo: “Vamos a empezar a rodar mañana, te mandaremos el guión y puedes inventarte y decir lo que quieras, eres bella, eres una chica de la calle, no pasa nada". Y tuvo tanta razón.
Sophia Loren fue criada por su madre en la miseria de Nápoles hasta que gracias al cine pudo salir de los suburbios y triunfar. Se casó a los 19 años con el director de cine Carlo Ponti -que le llevaba 22 años y todos señalan como una relación más que nada paternal-con quien tuvo dos hijos varones, Edoardo (director de este film) y Carlo, director de orquesta. Ese matrimonio comenzó con el pie izquierdo porque se tuvieron que casar con poderes vía México ya que Ponti fue acusado de bigamia por sus nupcias previas con Giullana Fiastri. Pero luego pudieron hacerlo de manera legal en 1962. Estuvieron juntos hasta la muerte del director en 2007 y no se le conoció ningún otro amor a la querida actriz.
La última participación en el cine de Sophia había sido en la película Nine (2009), una adaptación de Ocho y medio de Federico Fellini-otro de los grandes directores de la era dorada del cine italiano-, en la que Loren sólo participaba unos pocos minutos. Este regreso puede llegar a implicar un resurgimiento de la carrera de una gran mujer que conoció el amor, el éxito y vive feliz sus 86 años junto a sus hijos y nietos.
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