Tiene cinco millones de seguidores en su cuenta de Instagram. Lizy Tagliani utiliza su perfil en la red social para mostrar detalles de su vida y que así se la pueda conocer un poco más. Transparente y graciosa, como estamos acostumbrados a verla en televisión, más de una vez compartió la colección de autos clásicos que tiene en su mesa de luz.
“Antes de dormir, me pongo a ver autos viejos. Siempre”, contó a Teleshow sobre el ritual que tiene todas las noches. “Y también me veo los granos”, agregó, aportándole una cuota de su característico humor. Las últimas semanas, la conductora manifestó que estaba en búsqueda de un nuevo vehículo. Esta vez no para sumar a su colección sino uno en tamaño real, para pasear por las calles de Buenos Aires. “Me quiero comprar este auto”, indició junto a un video en el que se veían distintos planos del rodado.
Luego de pensarlo, Lizy se compró un auto clásico. Si bien su intención era adquirir un Fiat 600, terminó llevándose un Peugeot 404 color rojo. "Comprado, ¡jaaaa!”, celebró con sus seguidores en las redes sociales, y publicó la primera selfie mientras cargaba nafta.
“Amo mi yeyo”, agregó sobre el apodo que le puso al vehículo haciendo referencia a los primeros modelos que lanzó la empresa francesa en cuyo logo se confundía la letra P con una G. Muchos creían que la marca era “Geugeot” y llamaron "Yeyot” al auto. De ahí, el nombre del nuevo vehículo de Lizy Tagliani.
“Cuando era chica veía los autos y me gustaban todos los de esa época. Este me encanta. Es tan lindo”, dijo sobre su última adquisición, y detalló que se animó a comprar uno clásico porque tiene un mecánico de confianza. “Nunca compré un auto viejo porque tenía miedo de que se me rompiera y no saber qué hacer. Pero el padre de una vecina tiene fascinación y entiende todo”, agregó. “¡Es mi oportunidad porque tengo a alguien que lo puede revisar por cualquier cosa que le pase!”, pensó Lizy, y sin mediar más palabra, fue decidida: “En realidad, fui por un Fiat 600 y me vine con este. Jamás me había subido a uno así”.
Lizy sostuvo que el auto le hizo revivir gratos momentos de su infancia. “Yo vivía haciendo que manejaba: estaba en la silla y aceleraba y frenaba. Incluso cuando viajaba en el colectivo, imitaba en el aire el gesto del volante”. Y recordó que una vez encontró piezas de Peugeot 403 –“que habían desmantelado cerca de mi casa, en Camino de Cintura”–, se las llevó a su casa y creó su propio auto.
“Me traje las luces, le puse unos cajones de manzanas y jugaba a que era mi auto. Así, todo el tiempo”. Años más tarde, el fruto y el esfuerzo de tantos años de trabajo hicieron que Lizy Tagliani pudiera comprar y manejar un auto clásico, el que tanto soñó, que le trae tan lindos recuerdos y con el que podrá recorrer las calles del barrio en el que se crió y donde veía esos mismos vehículos.
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